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lunes, 8 de octubre de 2012

Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual

A sala llena se realizó el pasado viernes a las 19:30 hs. en el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba el lanzamiento de La Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual, un impulso colectivo para fortalecer y visibilizar ésta temática dentro de las agendas políticas que hacen oídos sordos a la voz de un sector históricamente invisibilizado.
 
La Red que se presentó está compuesta por trabajador*s sexuales, equipos de investigación académicos, activistas, artistas, personas independientes y organizaciones sociales.
 
Los panelistas a cargo de la presentación cartografiaron con fuerte compromiso político y lucidez teórica la situación de precariedad laboral que sufren lxs trabajadores sexuales en la Argentina.
 
Precariedad que es fruto del vacío legal que existe en torno a la regulación de esta actividad e incrementada paralelamente por legislaciones que, vacías de eficacia y orientadas dudosamente a combatir la trata personas, acaban perjudicando directamente a las personas mayores de edad, libres y bajo su consentimiento desempeñan autónomamente ésta profesión, enfrentado una campaña que intenta mezclar intencionalmente el trabajo sexual con la trata de personas.
 
Juan Marco Vaggione, de la cátedra de Sociología de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNC, coordinador del Programa de Derechos Sexuales y Reproductivos se refirió a la Red como un espacio público subalterno y como un contra discurso frente a la hegemonía de las posiciones esencialistas que consideran lo sexual basado en la sacralidad del amor o en la potencialidad de la reproducción.
 
Sugiere que éste momento de avances en ampliación de derechos (matrimonio igualitario, identidad de género) es una oportunidad para debatir los dispositivos de control que oprimen a lxs trabajadores sexuales y afirmó que “Una sociedad que siga utilizando el sistema legal para ilegalizar conductas (el aborto, el trabajo sexual, el consumo de estupefacientes, etc.)
 
Es una sociedad que todavía tiene mucho camino por recorrer en la democratización de la sexualidad, en la democratización de las prácticas individuales y en la democratización de lo colectivo”.
 
Liliana Pereyra, Secretaria Académica del Área de Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y directora del equipo de investigación “Haciendo Cuerpos: Biopolítica y Gestión de las Vidas Humanas”.
 En sintonía con el panelista anterior visualizó a la Red como un espacio para desmontar aquellos saberes y prácticas que tenemos naturalizados sobre la sexualidad, enfatizó que el conocimiento sólo se construye con los otros, colectivamente e implicando el cuerpo propio.
 
En este sentido poner el cuerpo es, para la disertante, animarnos a hacernos aquellas preguntas incómodas que nos convocan:
 
“¿Qué tiene el trabajo sexual de distinto con respecto a otros trabajos?
 
¿Cuáles son las opera ciones que se ponen en juego cuando pensamos que unas partes pueden ser asimiladas al todo, cuando hacemos de la genitalidad el cuerpo entero y escuchamos frases como “vender el cuerpo”?
 
¿Qué otro cuerpo está en juego cuando trabajamos como médicas, ingenieros o en un call center?
 
¿Qué otras partes del cuerpo no ponen en cuestión que se venda?
 
¿Qué nos pasa cuando vemos a mujeres que deciden poner su sexualidad en juego a la hora de ejercer una actividad laboral y se empoderan políticamente y nos interpelan? ¿Qué nos movilizan?
 
¿Qué miedo nos suscitan?
Por su parte, Roberto Birri, legislador provincial del Partido Socialista, afirmó su compromiso con los objetivos de la RED, habló de la importancia de trabajar para la reglamentación del trabajo sexual y explicó desde la perspectiva del derecho que el modelo que actualmente está en vigencia en nuestro país es el más hipócrita de todos -diferenciándolo del modelo reglamentarista de la tradición francesa y del modelo prohibicionista-
 
Ya que es un sistema que no reconoce ni prohíbe, considera el trabajo sexual desde una doble moral que lo esconde bajo la alfombra, evita otorgar derechos a las trabajadoras y no se pronuncia al respecto.
 
Añadió que sin embargo aún tienen vigencia los vergonzosos códigos de falta que habilitan a la policía a sa ncionar arbitrariamente la prostitución escandalosa, quedando a criterio del oficial interviniente decidir qué entiende por “escándalo” y qué sanción corresponde.
 
Repudió esta figura que tiene como fin único criminalizar a las trabajadoras sexuales.
 
Luego se refirió a la Ley de Trata que sancionó la provincia de Córdoba como “imperfecta e ineficiente”, ya que pese a los cierres de whiskerías y clubes aun no hay ni un sólo proxeneta preso, sin embargo, afirmó, los calabozos se llenan de trabajadoras sexuales y confundiendo trata de personas con trabajo sexual.
 
Como broche de oro y en un tono emotivo, celebratorio y empoderado Eugenia Aravena, representante de AMMAR Córdoba y Secretaria de Derechos Humanos de la CTA, repasó la trayectoria y el recorrido de militancia que vienen llevando a cabo las trabajadoras sexuales de la organización durante los últimos doce años.
 
Compartió esta difícil situación de ilegalidad y abuso por parte del poder policial y jurídico. Sin evitar los momentos ásperos del relato, explicó cómo éste escenario de desamparo laboral se incrementa más cuando desde posiciones abolicionistas se propone que es lo mismo trabajo sexual que explotación sexual, que trata de personas, que violación, que abuso y explotación de menores, lo que agudiza a su vez la clandestinidad.
 
Al re specto de estos discursos se manifestó diciendo “militamos a pulmón, por convencimiento político.
 
Es fácil acusarnos cuando no les importa la realidad del sector de las trabajadoras sexuales.
 
Lo mas grave para nosotras es que nos siguen subestimando, nos caracterizan de una forma ridícula, no asumen que somos distintas (distintas clases sociales, niveles educativos, distintas culturas), las prostitutas para ellos somos todas pobres tontas, nos violaron… es una falta de respeto que no se escuchen nuestras voces, el único interés que tenemos es dejar esta hipocresía de lado y acercarnos a la realidad, mejorar la calidad de vida de las compañeras.
 
Dicen que nos quieren proteger, que no sabemos lo que hacemos. Mezclan y dañan a miles de mujeres.
 
Doce años construyendo organización, con premios internacionales como el de ONUSIDA por el trabajo que venimos haciendo en prevención del VIH/SIDA, pero parece que somos tan tontas que no sabemos lo que queremos.
 
Lo que pedimos es que nos escuchen, creemos que esta Red es una herramienta importantísima.
 
Queda mucho por delante, todavía hay compañeras presas y perseguidas… por eso la red es un nuevo impulso. Ya hay cooperativas de trabajadoras sexuales y las vamos a defender cueste lo que cueste”.
 
El apoyo a esta actividad fue contundente, el documento de presentación contó con las adhesiones de un vasto, divergente y prestigioso espectro de individuos y organizaciones tanto provinciales, como nacionales e internacionales.
 
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