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jueves, 10 de junio de 2021

Cuarenta Años Después, el Nuevo Informe de ONUSIDA nos Demuestra que sí Podemos Poner Fin al sida

Cuatro décadas después de que se conocieran los primeros casos de sida, los nuevos datos de ONUSIDA demuestran que docenas de países lograron o superaron los objetivos para 2020 fijados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2016, lo que pone de manifiesto que esas metas no eran meras aspiraciones, sino una realidad alcanzable. 

El informe demuestra que los países con leyes y políticas progresivas y sistemas sanitarios sólidos e inclusivos han obtenido los mejores resultados contra el VIH. 

En esos países, las personas que viven con el VIH y están afectadas por el virus tienen más posibilidades de acceder a servicios eficaces para el VIH, incluidas las pruebas de detección, la profilaxis previa a la exposición (medicamento para prevenir el VIH), la reducción del daño, el suministro multimensual de tratamiento para el VIH y un seguimiento y una atención constantes y de calidad.

«Los países que mejores resultados han obtenido precisamente han sido los que nos han abierto el camino para que los demás lo sigan», resaltó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. 

«Con su adecuada financiación, el compromiso auténtico de la comunidad, los enfoques multisectoriales basados en los derechos humanos y la ciencia como punto de partida para sus estrategias han logrado revertir sus epidemias y salvar vidas. 

Todos estos elementos son muy valiosos para estar preparados y responder eficazmente a la pandemia contra el VIH, la COVID-19 y muchas otras enfermedades». 

En todo el mundo, el informe muestra que el número de personas en tratamiento se ha triplicado con creces desde 2010. 

En 2020, 27,4 millones de los 37,6 millones de personas que vivían con el VIH estaban en tratamiento, frente a los 7,8 millones de 2010. 

Se calcula que, gracias a la aparición de un tratamiento asequible y de calidad, se han salvado 16,2 millones de vidas desde 2001.

Las muertes se han reducido en gran parte debido a la generalización conseguida de la terapia antirretroviral. 

Las muertes relacionadas con el sida han caído en un 43 % desde 2010, hasta llegar a 690 000 en 2020. 

También se ha avanzado en la reducción de nuevas infecciones por el VIH, aun cuando el progreso aquí ha sido notablemente más lento: se ha logrado una reducción del 30 % desde 2010, con 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH en 2020 en comparación con los 2,1 millones de 2010. 

El informe subraya que los países que mantienen leyes punitivas y se niegan a adoptar un enfoque de la salud basado en los derechos no están sino castigando, ignorando, estigmatizando y dejando atrás a los grupos de población clave (que constituyen el 62 % de las nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo), a quienes se niega el acceso a los servicios para el VIH. 

Por ejemplo, casi 70 países de todo el mundo penalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. 

A los hombres gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, las personas trans, las personas en prisión y los consumidores de drogas inyectables se les ofrece un acceso escaso o nulo a los servicios sanitarios o sociales, lo que actúa a favor del VIH, que consigue propagarse entre los más vulnerables de la sociedad. 

Las mujeres jóvenes del África subsahariana también siguen siendo olvidadas. 

Seis de cada siete nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes de 15 a 19 años en la región se producen en las niñas. 

Las enfermedades relacionadas con el sida siguen siendo la principal causa de muerte entre las mujeres de entre 15 y 49 años en el África subsahariana. 

La COVID-19 ha demostrado la fragilidad del progreso en salud y desarrollo de las últimas décadas y ha puesto de manifiesto unas desigualdades que son evidentes. 

Con el fin de que el mundo siga avanzando para acabar con el sida para 2030, la comunidad mundial del sida y ONUSIDA han mirado desde el prisma de las desigualdades para desarrollar una estrategia ambiciosa y alcanzable con nuevos objetivos que alcanzar para 2025. 

Acabar con las desigualdades exige respuestas al VIH que puedan llegar a las poblaciones que actualmente se están dejando atrás. 

Si se alcanzan, los objetivos acercarán los servicios para el VIH al 95 % de las personas que los necesitan, reducirán las infecciones anuales por el VIH a menos de 370 000 y las muertes relacionadas con el sida serán menos de 250 000 para 2025. 

Ello requerirá una inversión anual de 29 000 millones de dólares estadounidenses para 2025. 

Cada inversión adicional de 1 dólar estadounidense en la implementación de la estrategia mundial contra el sida supondrá un retorno de más de 7 dólares estadounidenses en beneficios para la salud. 

ONUSIDA llama a la Asamblea General de las Naciones Unidas a comprometerse con los objetivos de una nueva declaración política sobre el VIH en la quinta Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Sida, que tendrá lugar del 8 al 10 de junio de 2021. 

«El mundo no puede permitirse invertir menos en la preparación y las respuestas ante la pandemia», afirmó la Sra. Byanyima. «Insto encarecidamente a la Asamblea General de las Naciones Unidas a aprovechar el momento y comprometerse a adoptar las medidas necesarias para acabar con el sida».


Website ONUSIDA/UNAIDS: 
https://www.unaids.org/es