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miércoles, 24 de octubre de 2012

Faltan Jeringas para Evitar Sida y Hepatitis C

En el norte de México, una de las zonas más asoladas por el narcotráfico, no hay suficientes jeringas para proteger del sida y hepatitis a los usuarios de drogas inyectables.
 
Los adictos a drogas, como heroína, que se aplica mediante inyección, corren riesgos extraordinarios ante el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante de Sida y Hepatitis C.
 
“Es un grave problema de salud pública, pues están compartiendo equipo de inyección.
 
Aunado a prácticas de riesgo, tenemos condiciones de pobreza extrema que los hacen no tener (dinero) para un equipo” propio, dijo la directora del no gubernamental Programa Compañeros, María Ramos.
 
Surgida en 1993, esa organización se dedica a la educación y atención del VIH y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en Ciudad Juárez, frontera con Estados Unidos y centro de usuarios de drogas inyectables, unos 7 mil, según sus propias estimaciones.
 
“Los programas funcionan en la medida en que los usuarios tienen acceso a ellos, pero el problema es que este tema se cruza con el de seguridad y drogas”, añadió Ramos en referencia al despliegue militar y de bandas narcotraficantes en esa urbe que en 2010 tenía un millón 300 mil habitantes.
 
Un proyecto financiado desde 2011 por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria señala que la prevalencia de VIH/sida es de 5.77 por ciento en adictos de drogas inyectables: 5.4 por ciento entre mujeres y 7.77 por ciento entre hombres.
 
En la población mexicana de 15 a 49 años de edad oscila entre 0.24 y 0.3 por ciento.
Las metrópolis con más abundancia de este grupo de población son Tijuana, Ciudad Juárez y Hermosillo, todas en el norte, según el proyecto Fortalecimiento de las estrategias nacionales de prevención y reducción de daños dirigidos a hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores sexuales y usuarios de drogas inyectables.
 
En este país hay 28 programas de intercambio de jeringas, pero son insuficientes para atender a la población que las requiere.
 
Se estima que esos programas entregan un promedio de siete jeringas por año a cada usuario, cuando lo que se necesitan son más de “200 por año”, según el Informe nacional de avances en la lucha contra el sida.
 
El Programa Conjunto de Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida) estima que la cantidad mínima no debe ser inferior a 100 por usuario y por año.
 
“El gobierno no tiene una política clara de distribución de jeringuillas, porque no es un tema prioritario y porque no está tan comprendido.
 
Es una transmisión que se puede prevenir fácilmente” y, sin embargo “el acceso a jeringas es difícil”, dijo el consultor independiente Anuar Luna.
 
En Ciudad Juárez y en Tijuana, de 1.55 millones de habitantes y con unos 10 mil usuarios de drogas inyectables, éstos suelen consumir en sitios conocidos como picaderos. Cada jeringa cuesta 30 centavos de dólar.
 
Si se considera que en las tres ciudades que concentran a esta población hay unas 20 mil personas que las necesitan, entregar 100 por año a cada una requeriría un presupuesto anual de 600 mil dólares.
 
En Tijuana es legal comprar jeringas sin receta, pero hay barreras para adquirirlas en 164 farmacias de esa ciudad, de acuerdo con una investigación publicada en 2011 por la revista estadunidense Harm Reduction Journal.
 
 
Website Harm Reduction Journal: