Los investigadores se inclinan a pensar que las respuestas inmunitarias iniciales al VIH podrían producir una inflamación crónica que afecta de forma adversa al cerebro.
Los avances en el tratamiento del VIH han hecho que la esperanza de vida de las personas afectadas por el mismo aumente de forma espectacular.
No obstante, con el envejecimiento muchas de estas personas desarrollan trastornos mentales como alteraciones del pensamiento, pérdida de memoria, cambios de humor y otros signos de función mental alterada.
Se desconocen las causas exactas que producen esta afectación cerebral, aunque parece haber varios mecanismos implicados (véase La Noticia del Día 15/01/2014).
Habitualmente se ha manejado la hipótesis de que la coinfección a largo plazo por otros agentes infecciosos, situación que se da con mayor frecuencia en personas afectadas por el VIH, podría influir sobre la función cerebral.
Un estudio realizado por un equipo de investigación de la Universidad Washington de San Luis (EE UU) ha descartado uno de los principales agentes sospechosos de causar este deterioro: el virus de la hepatitis C (VHC), que afecta aproximadamente a una de cada tres personas con VIH, y es cada vez más frecuente en este colectivo en Europa (véase La Noticia del Día 07/01/2013).
Los resultados del estudio, publicado en la revista Neurology, mostraron que, aunque la infección por VHC tiene importantes efectos a largo plazo, éstos no alcanzan al cerebro.
El estudio forma parte de la Investigación sobre los Efectos de la Terapia Antirretroviral contra el VIH sobre el Sistema Nervioso Central (CHARTER, en sus siglas en inglés), un estudio colaborativo llevado a cabo por varios centros que examina los efectos neurológicos a largo plazo de la infección por VIH y de su tratamiento.
La hepatitis C afecta de forma común a las personas usuarias de drogas inyectables que comparten aguja.
El uso de drogas inyectables puede producir daños cerebrales, lo que añade la dificultad de determinar si la causa de la afectación cerebral es la hepatitis C o los daños causados por las propias drogas.
Para hallar la respuesta a esta cuestión se realizó una investigación sobre 1.582 pacientes con VIH, de los cuales 408 estaban también coinfectados por VHC.
Se realizó a cada participante del estudio un examen neuropsicológico detallado para determinar la existencia de signos de afectaciones mentales relacionadas con el VIH.
La duración de este examen alcanzó las dos horas y media, e incluyó un examen escrito realizado por el paciente y un examen físico realizado por profesionales sanitarios.
Se puso a prueba la capacidad de los participantes de expresarse, tomar decisiones, aprender y retener información utilizando varios tipos de memoria y el control corporal y movimiento muscular.
El examen consideró siete dominios distintos de función mental, y estudió el funcionamiento global.
Los resultados del estudio manifestaron que no podía establecerse que el grupo con hepatitis C tuviera un peor funcionamiento.
Tras descartarse la infección por VHC como posible explicación de la afectación del funcionamiento cerebral, los investigadores desplazaron su atención a las respuestas inmunitarias producidas por el VIH en cerebro e intestino que se manifiestan durante las primeras fases de la infección por el virus.
Se piensa que estas respuestas iniciales, que incluyen crisis inflamatorias, pueden producir una inflamación crónica que afecte de forma adversa al cerebro.
Si la infección por VHC llega al punto en el que afecta la función hepática la inflamación resultante podría contribuir a la alteración de la función cerebral.
No obstante, más allá de este punto, no parece que tenga mayor relevancia en el daño que el VIH pueda realizar sobre el cerebro.
Fuente: ScienceDaily
Referencia: David B. Clifford, Florin Vaida, Yu-Ting Kao, Donald R. Franklin, Scott L. Letendre, Ann C. Collier, Christina M. Marra, Benjamin B. Gelman, Justin C. Mcarthur, Susan Morgello, David M. Simpson, Igor Grant, Robert K. Heaton. Absence of neurocognitive effect of hepatitis C infection in HIV-coinfected people.Neurology, December 2014 DOI: 10.1212/WNL.000000000000115.
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