Se produjeron, probaron y aprobaron vacunas contra el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, en un tiempo récord.
Los ensayos clínicos que evaluaron la seguridad y la eficacia de estas vacunas requirieron decenas de miles de voluntarios.
Con la aparición continua de nuevas variantes del SARS-CoV-2 y la posibilidad de que las vacunas COVID-19 deban modificarse en respuesta, los investigadores están buscando formas de agilizar los ensayos de vacunas.
Los marcadores de respuesta inmune que podrían predecir la protección conferida por la vacunación permitirían ensayos clínicos que utilicen menos voluntarios.
Con este fin, los investigadores dirigidos por el Dr. Peter Gilbert del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson midieron los anticuerpos en la sangre de más de 1,000 personas que habían recibido la vacuna Moderna COVID-19 de dos dosis.
El equipo midió los anticuerpos de unión, que se unen a los virus para etiquetarlos para su destrucción, y los anticuerpos neutralizantes, que evitan que los virus infecten las células al bloquear las partes en las que necesitan ingresar.
Los investigadores buscaron asociaciones entre los niveles de anticuerpos después de la vacunación y el riesgo de infecciones sintomáticas por COVID-19.
El estudio fue financiado en parte por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y la Oficina del Director (OD) de los NIH. Los resultados se publicaron el 23 de noviembre de 2021 en la revista Science.
Los anticuerpos se midieron en muestras de sangre tomadas 4 semanas después de la primera y segunda dosis de vacuna. Los niveles de anticuerpos neutralizantes y de unión fueron más bajos en las personas que desarrollaron posteriormente COVID-19 que en las personas que no se enfermaron.
La protección conferida por la vacuna aumentó a medida que aumentaron los niveles de estos anticuerpos.
Por ejemplo, para las personas sin anticuerpos neutralizantes detectables, la vacuna solo tuvo una efectividad del 51%.
Para las personas con los niveles más altos, fue 98% efectivo. Según cualquiera de las medidas, el riesgo de COVID-19 fue aproximadamente 10 veces menor para las personas con el 10% superior de niveles de anticuerpos en comparación con aquellas con los niveles más bajos.
Los anticuerpos de unión y neutralización tenían asociaciones similares con la eficacia de la vacuna.
El equipo también analizó muestras de sangre de otros dos estudios: un ensayo clínico de la vacuna Oxford / AstraZeneca en el Reino Unido y estudios de primates no humanos de la vacuna Moderna.
Vieron correlaciones similares entre los niveles de anticuerpos neutralizantes y la efectividad de la vacuna en ambos estudios.
Estas pruebas de anticuerpos, o ensayos, tienen el potencial de permitir ensayos más pequeños y rápidos.
Sin embargo, señala Gilbert, "sigue siendo fundamental que también hagamos un seguimiento de las decisiones provisionales basadas en dichos ensayos con verificación directa".
Todavía no se sabe si estas medidas de anticuerpos a corto plazo se correlacionan con la protección a largo plazo.
Otras partes de la respuesta inmunológica también ayudan a proteger contra los virus.
El estudio tampoco examinó los anticuerpos después de una dosis de refuerzo. Se seguirá a los participantes durante un total de dos años para obtener más información.
Website Science:
https://www.science.org/journal/science