Los gobiernos, a nivel mundial, están ampliando los programas nacionales para prevenir la transmisión vertical.
El objetivo es lograr las metas del Plan Mundial para eliminar las nuevas infecciones por VIH en niños para el 2015 y para mantener con vida a sus madres.
Sin embargo, existen barreras sistemáticas que impiden el acceso de las mujeres que viven con VIH a los servicios de salud reproductiva o materna, o a la adherencia a los regímenes de medicamentos y alimentación.
Estas barreras obstaculizan los esfuerzos para eliminar la transmisión vertical y podrían traer como consecuencia el abandono de esos programas a pesar del éxito de la ciencia y de las herramientas existentes.
Junto a la desigualdad y la violencia basadas en el género, el estigma y la discriminación relacionados con el VIH continúan siendo las razones más importantes por las que las mujeres no usan o no se adhieren a los servicios u orientación.
Estudios anteriores demostraron el impacto del estigma y la discriminación como uno de los obstáculos más visibles que afectan la disposición de las mujeres a solicitar atención de la salud.
Por ejemplo, en Vietnam, el 60 por ciento de las mujeres embarazadas que se negaron a hacerse la prueba del VIH dijeron que la razón principal fue por miedo al estigma y la discriminación.
En Kenia, las mujeres embarazadas identificaron el miedo a la discriminación por parte de los proveedores de servicios como una razón para evitar dar a luz en instalaciones de salud, o para destruir sus carta prenatales (que incluyen el estatus de VIH).
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