De acuerdo con los datos de un estudio publicado en la edición digital de The Journal of Infectious Diseases, el deterioro de la función renal se asocia con un incremento de padecer enfermedades cardiovasculares en personas infectadas por el VIH.
Diversos estudios han concluido que el daño en la función renal tiene relación con el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares en la población general.
Sin embargo, esta cuestión ha sido poco estudiada en personas con el VIH.
Con el objetivo de arrojar más luz sobre este asunto, un grupo de investigadores del estudio D:A:D (siglas en inglés de recopilación de datos sobre efectos adversos de los fármacos anti-VIH, llevó a cabo una investigación para determinar la relación entre la función renal, evaluada a través de la tasa de filtración glomerular (TFG, un cálculo que permite conocer la cantidad de sangre que se filtra por minuto) y las enfermedades cardiovasculares.
El estudio contó con 35.357 participantes, la gran mayoría de los cuales eran hombres (el 74%), de etnia blanca (el 48%) y con una mediana de la edad al inicio del estudio de 41 años.
En el análisis de los datos recopilados de los participantes se detectaron algunos factores de confusión que aumentarían el riesgo cardiovascular: el 42% eran fumadores, el 4% tenían diabetes, el 9% eran hipertensos y algo menos del 1% habían sufrido previamente un accidente cardiovascular.
En el estudio se definió como enfermedad cardiovascular sufrir infartos de miocardio, infartos cerebrales, haber precisado de procedimientos cardiovasculares invasivos o haber experimentado una muerte cardíaca repentina.
Los participantes del estudio realizaron el seguimiento durante una media de 8 años.
Durante este periodo, 1.357 personas sufrieron 1.646 enfermedades cardiovasculares, lo que supondría una incidencia de 5.2 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento.
La mediana de la tasa de filtración glomerular estimada (TFGe, por sus siglas en inglés) anterior a los episodios de enfermedad cardiovascular fue, en aquellas personas que experimentaron este tipo de enfermedades, significativamente inferior a la observada en aquellas personas que no las sufrieron (TFGe: 85ml/min/1.73m2 y a 94 ml/min/1.73m2; respectivamente).
En el estudio se describió una clara relación entre los niveles iniciales de TFGe y la incidencia de enfermedades cardiovasculares.
Durante los primeros 5 años de seguimiento, el 2% de los participantes con una TFGe basal superior a 90 ml/min/1.73m2 experimentaron enfermedades cardiovasculares, mientras que en aquellos con una TFGe inicial entre 60-90 ml/min/1.73m2,el porcentaje fue del 4%; entre quienes tenían una TFGe basal entre 30-60 ml/min/1.73m2 fue del 11% y entre aquellos con una TFGe inicial inferior a 30 ml/min/1.73m2 fue del 21%.
En el análisis inicial de los resultados se observó una fuerte relación entre el empeoramiento del valor inicial de la TFGe al inicio del estudio y el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, ya que la tasa de incidencia se incrementó desde el 1.00 entre aquellas personas con una TFGe mayor 90 ml/min/1.73m2 hasta 14.09 entre quienes tenían una TFGe menor 30 ml/min/1.73m2.
De forma destacada, el factor de confusión "edad" explicó en gran medida la relación entre la TFGe y el riesgo de enfermedad cardiovascular en niveles de TFGe superiores a 30 ml/min/1.73m2.
No obstante, los niveles de TFGe inferiores a 80 ml/min/1.73m2 se asociaron con un incremento de la incidencia de enfermedad cardiovascular en aproximadamente un 30-40%.
Estas relaciones se mantuvieron tras tener en cuenta factores tales como el uso de terapia antirretroviral o la edad.
Un análisis más extenso mostró que las personas con una puntuación más alta en la escala de riesgo de enfermedad renal a 5 años presentaban un riesgo más de dos veces superior de sufrir enfermedades cardiovasculares dentro de dicho período en comparación con aquellas personas con puntuaciones moderadas.
También se halló que el desarrollo de una enfermedad cardiovascular mortal estaba relacionado con la puntuación en la TFGe, donde las personas con una TFGe mayor 90 ml/min/1.73m2 tenían un riesgo del 4% y dicha cifra ascendía hasta el 25% en aquellas con una TFGe menor 30 ml/min/1.73m2.
Los resultados de este estudio subrayan la importancia de evaluar el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular en personas con el VIH e insuficiencia renal, en particular en aquellas de mayor edad.
Fuente: Aidsmap
Referencia: Ryom L., Smit C., Ross M., et al. Renal impairment and cardiovascular disease in HIV-positive individuals; the D:A:D study. The Journal of Infectious Diseases, online edition, 2016.
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