Los antirretrovirales serían la medicación concomitante más frecuente entre quienes las padecen.
Según una revisión sistemática de estudios llevada a cabo por un departamento de la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA, en sus siglas en inglés), la tasa de arritmias asociadas al empleo de metadona comunicadas a dicha agencia se habría incrementado durante el periodo 1997-2011 en el país norteamericano.
El consumo conjunto de metadona y terapia anti-VIH sería habitual entre las personas que padecen dicho acontecimiento adverso.
El uso de metadona, ya sea dentro de la terapia de desintoxicación a corto plazo o como terapia de mantenimiento a largo plazo, es relativamente usual entre antiguos usuarios de heroína.
Durante la pasada década, la utilización de metadona en el control de la dependencia de opiáceos se quintuplicó en EE UU.
Un estudio publicado en el año 2002 describió una asociación significativa entre el consumo de metadona y el riesgo de padecer arritmias cardíacas.
Este hecho, unido al ya comentado incremento de la prescripción de metadona acaecido en los últimos años, llevó a investigadores del Sistema de Comunicación de Acontecimientos Adversos de la FDA (FAERS, en sus siglas en inglés) a revisar los informes de arritmia asociada a metadona en EE UU entre noviembre de 1997 y junio de 2011.
La revisión identificó 1.646 casos de arritmia ventricular o parada cardiorrespiratoria y 379 casos de torsades de pointes (un tipo de taquicardia grave) o de prolongación del intervalo QT (una alteración que predispone a padecer torsades de pointes), en todos los casos relacionados con el consumo de metadona.
Las comunicaciones mensuales de prolongación del intervalo QT o de torsades de pointes se incrementaron de forma notable tras la publicación del estudio del año 2002 que relacionaba metadona y arritmias.
Así, el promedio pasó de 0,3 casos mensuales (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0,1-0,5) a 3,5 (IC95%: 2,5-4,8) antes y después de 2002. De hecho, tras el año 2002, el uso de metadona llegó a ser la segunda causa primaria de casos de torsades de pointes o prolongación del intervalo QT.
La tasa de dichas afecciones, tras el año 2002, asociada a metadona fue similar a la relacionada con fármacos antiarrítmicos que cuentan con torsades de pointes como uno de sus efectos adversos característicos.
De los diez fármacos más comúnmente coadministrados con metadona durante los episodios de prolongación del intervalo QT o torsades de pointes, cinco eran antirretrovirales: zidovudina (AZT, Retrovir®; también en Combivir® y Trizivir®), lamivudina (3TC, Epivir®; también en Kivexa®, Combivir® y Trizivir®), tenofovir (Viread®; también en Truvada® y Atripla®), ritonavir (Norvir®) y lopinavir (junto a ritonavir en Kaletra®).
Los autores del estudio reconocieron la imposibilidad de establecer tasas adecuadas o relaciones causales a partir de su análisis, dado que las comunicaciones analizadas por el FAERS eran de tipo voluntario y, por lo tanto, no incluyeron todos los acontecimientos acaecidos durante el periodo evaluado, además de tratarse de datos sujetos a posibles sesgos (algunos centros médicos o profesionales pueden tener mayor tendencia a comunicar los acontecimientos que otros).
Sin embargo, sobre la base de estos resultados, sería recomendable un seguimiento estricto de la función cardíaca en personas bajo tratamiento con metadona, sobre todo si se encuentran bajo terapia antirretroviral.
De hecho, a raíz de los resultados del estudio de 2002, se recomienda un seguimiento rutinario de las personas que toman metadona por medio de la realización periódica de electrocardiogramas (antes de iniciar el tratamiento, antes de aumentar la dosis y dos semanas después de finalizar el tratamiento).
Fuente: IAS
Referencia: Kao D, Bucher B, Khatri V, et al. Trends in reporting methadone-associated cardiac arrhythmia, 1997-2011: an analysis of registry data. Annals of Internal Medicine. 2013; 158: 735-740.
Website International AIDS Society (IAS):