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sábado, 9 de mayo de 2015

Las Personas con VIH y Carga Viral Detectable Serían más Susceptibles al Alcohol que Aquellas sin la Infección‏

Este efecto se observaría tanto entre aquellas personas con consumo de alcohol esporádico como entre las que presentan pautas de uso dañino para el organismo.

Un ensayo llevado a cabo por investigadores estadounidenses con participantes del Estudio de Cohorte sobre Envejecimiento de Veteranos (VACS, en sus siglas en inglés), publicado en AIDS and Behavior, ha concluido que las personas con VIH presentarían una mayor susceptibilidad al alcohol que las que no tienen la infección.

El análisis contó con un total de 1.478 hombres con VIH y otros 1.170 hombres sin el virus.

El 41% de los participantes con VIH tenía una carga viral detectable.

La mediana de la edad osciló entre los 49 y los 53 años, siendo ligeramente inferior en el grupo con VIH (especialmente entre aquellos con carga viral detectable).

La mayoría de los participantes eran de etnia negra (61-64%), entre el 21 y el 25% eran de etnia blanca y entre el 8 y el 10% eran de origen latinoamericano.

Para valorar el consumo de alcohol de los participantes y la cantidad necesaria para obtener efectos perceptibles de embriaguez, los participantes cumplimentaron un cuestionario.

En este se incluyeron preguntas correspondientes al cuestionario AUDIT-C (test para identificar desórdenes relativos al uso de alcohol, en sus siglas en inglés), además de la pregunta específica de “¿Cuántas copas debes tomar para comenzar a sentir los efectos del alcohol?”.

El promedio de copas hasta percibir la embriaguez fue de 2,8 en el caso de aquellas personas con carga viral detectable, de 2,9 entre quienes tenían carga viral indetectable y de 3,2 entre aquellas no infectadas (diferencia significativa [p menor 0,001] respecto a personas con VIH).

El porcentaje de participantes que precisaba 4 o más copas para sentir embriaguez mostró una diferencia clara entre las personas con VIH y carga viral detectable (24,1%), aquellas con VIH e indetectabilidad viral (28,3%) y los participantes sin VIH (35,6%).

Al estratificar los resultados en función de las categorías de uso de alcohol, la significación estadística al comparar personas con o sin VIH se mantuvo tanto entre personas con uso de alcohol no dañino como entre aquellas con uso dañino (ya se tratara de uso regular o episódico).

Al realizar un análisis multivariable teniendo en cuenta el índice de masa corporal (IMC) –frecuentemente más reducido en personas con VIH- tener una carga viral superior a 500 copias/mL o tener menos de 40 años fueron factores asociados a una mayor susceptibilidad al alcohol.

Por otro lado, las personas que presentaban pautas de consumo dañino de alcohol y aquellas de origen latinoamericano presentarían –según dicho análisis- una menor susceptibilidad al compararse con las personas con consumo no dañino de alcohol y con las de etnia blanca, respectivamente.

Del mismo modo que en la población general, un mayor IMC conllevó en el estudio una menor susceptibilidad al alcohol.

Lamentablemente, en el estudio no se valoró la posible influencia en la susceptibilidad al alcohol del uso de antirretrovirales, aunque la mayor susceptibilidad de las personas con carga viral detectable podría –en cierto modo- apuntar hacia la no influencia del tratamiento antirretroviral en la percepción de la embriaguez.

No obstante, dada la amplia variedad de tratamientos existentes y sus posibles interacciones hubiera sido un factor interesante a valorar.

Globalmente, los resultados del estudio son interesantes y pueden ser importantes tanto para el consejo asistido clínico o comunitario de las personas con VIH respecto a cuestiones relativas a hábitos de vida saludables o al uso más seguro del alcohol.

No obstante, limitaciones como las que conllevan la no valoración de la influencia de los antirretrovirales o la subjetividad derivada de poner gran parte del peso del análisis en la respuesta a una única pregunta del cuestionario deberían llevar a interpretar de forma prudente los resultados.

Referencia: Kathleen A. McGinnis KA, Fiellin DA, Tate JP, et al,Number of Drinks to ‘‘Feel a Buzz’’ by HIV Status and Viral Load in Men. AIDS Behav DOI 10.1007/s10461-015-1053-7015-1053-7.



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