El riesgo de desarrollar diabetes o enfermedad cardiovascular aumentó en aquellas personas con bajos niveles actividad física.
Según los resultados de un estudio estadounidense presentado durante la 18 edición del Taller International sobre Comorbilidades y Reacciones Adversas a los Fármacos del VIH, celebrado el mes pasado en Nueva York (EE UU), realizar actividad física estaría asociado, en personas con el VIH, a un menor riesgo de sufrir problemas graves de salud y a valores más elevados en el recuento de células CD4.
Desde la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) se ha producido un cambio en el espectro de enfermedades sufridas por las personas con el VIH, las cuales pasaron de padecer infecciones oportunistas a presentar complicaciones derivadas, sobre todo, de la cronificación de la infección, la inflamación a la que se asocia, el uso de tratamiento antirretroviral a largo plazo y el envejecimiento.
En estudios anteriores se observó que el ejercicio físico, en especial si se alterna de forma equilibrada aquel basado en la fuerza y el fundamentado en la resistencia, no solo permite ganar masa muscular y reducir los niveles de lípidos sanguíneos en personas con el VIH, sino también prevenir, o mitigar, el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.
El estudio que se llevó a cabo fue de tipo prospectivo, longitudinal y Multicéntrico y contó con aproximadamente 11.000 participantes.
Se recogieron alrededor de 40.000 evaluaciones de la actividad física (PA, por sus siglas en inglés) de los participantes donde cada uno aportó al menos una evaluación.
Más de 8.000 participantes proporcionaron dos informes y cerca de 800 acumuló, al menos, 5 informes.
Las personas participantes en el estudio formaron una cohorte donde la media de edad fue de 43 años (rango de 19 a 82 años).
Aproximadamente el 80% eran hombres y el 2% transgénero. Alrededor de un tercio de los participantes eran afroamericanos y el 15 % hispanos.
El recuento medio de células CD4 era superior a 500 células/mm3 y la carga viral promedio era inferior 200 copias/mL.
El peso medio fue de 81 kg y el Índice de Masa Corporal (IMC) promedio era de 26,5 kg/m2 (+/-5).
Las evaluaciones iniciales mostraron que el 26% de los participantes (n=3.058) presentaba niveles muy bajos de PA, el 42% (n=4.957) niveles bajos, el 19% (n=2.177) moderados y el 13% (n=1.527) mostró valores altos en PA.
Algunos de los factores que se asociaron a valores significativamente más bajos de PA fueron: ser mujer, transgénero o afroamericano, tener niveles más bajos en el recuento de células CD4 o un mayor IMC.
Tras ajustar los factores de confusión como la edad, el sexo, el tipo de seguro de salud, el riesgo de transmisión, la historia de consumo de tabaco, el uso de "d-fármacos" (Estavudina (d4T), Didanosina (ddI), Zalcitabina (ddC): tres fármacos de la familia de los ITINN con elevados efectos secundarios) y fármacos prescritos, valores altos en PA se asociaron de manera significativa con una mejoría en la presión arterial sistólica, el colesterol HDL (colesterol "bueno"), los valores de triglicéridos y glucosa y un alto recuento de CD4.
Independientemente, tanto los valores bajos de PA como aquellos muy bajos predijeron riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o diabetes.
A medida que los valores de PA aumentaron, el riesgo fue disminuyendo de manera progresiva.
De manera consistente, bajas puntuaciones en PA se asociaron al diagnóstico de comorbilidades : obesidad (cociente de probabilidades [CP]: 1,9; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1.6-2.2), enfermedad cardiovascular (CP: 2,0; IC95%: 1,4-2,8), derrame cerebral (CP: 1,8; IC95%: 1.2-2.7), hipertensión (CP: 1,5; IC95%: 1,3-1,8), y diabetes (CP: 2,5; IC95%: 1,9-3,2).
El 24% de aquellos participantes que presentaron altas puntuaciones en PA reportaron tener 2 o más problemas de salud, mientras que en el brazo con niveles bajos en PA fue reportado por el 40% de los encuestados (diferencia estadísticamente significativa [p menor 0.01]).
Los resultados de este estudio ponen de manifiesto el efecto protector que tiene realizar actividad física de manera regular frente al desarrollo de problemas de salud en personas con el VIH, en las cuales, además, parece favorecer la producción de células CD4.
Fuente: HIV i-Base
Referencia: Willig AL et al. The beneficial effects of physical activity in the setting of HIV infection. 18th International Workshop on Comorbidities and Adverse Drug Reactions in HIV, 12-13 September 2016, New York. Oral abstract 012.
Website HIV i-Base:
Website 18th International Workshop on Comorbidities and Adverse Drug Reactions in HIV:
https://www.intmedpress.com/comorbidities/