El virus atrapa una molécula de las células humanas que fortalece la caparazón alrededor de su código genético durante el proceso de infección.
Los científicos han encontrado otro medio por el cual el VIH secuestra las células humanas para protegerse contra las defensas del cuerpo, lo que revela un posible nuevo objetivo para el tratamiento Antirretroviral (ARV).
Publicando sus hallazgos en un par de artículos en eLife, los investigadores diseñaron el VIH para que tenga etiquetas fluorescentes que permitan su monitoreo mediante una técnica llamada microscopia de fluorescencia.
El VIH protege su material genético, en forma de ARN, con un caparazón conocido como cápside.
Este caparazón protege los genes del virus del ataque de las defensas naturales del cuerpo ya que el VIH infecta una célula inmune y finalmente traduce su ARN en ADN celular.
Los científicos han estado desconcertados por la dicotomía de la función de la cápside: debe ser lo suficientemente fuerte como para proteger el ARN viral pero lo suficientemente flexible como para liberar ese material cuando llega el momento de integrarse en la célula inmune y completar el proceso de infección.
Los autores del estudio descubrieron que el VIH utiliza una pequeña molécula conocida como inositol hexakisphosphate de las células que infecta.
Esta molécula fortalece la cápside y así estabiliza el ARN viral durante aproximadamente 10 a 20 horas durante el proceso de infección, que en sí mismo lleva horas.
Una nueva forma de tratamiento contra el VIH podría apuntar a la cápside, a diferencia de los objetivos enzimáticos que son el foco de todos los ARV aprobados.
El tratamiento centrado en cápside podría haber reducido las toxicidades en comparación con la cosecha actual de tratamientos.
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