Para aquellos que reciben tratamiento antirretroviral, la adicción al cigarrillo sigue siendo una amenaza insidiosa para la salud y la longevidad, más que para la población en general.
Para aquellos que reciben tratamiento para el VIH, fumar puede reducir su vida útil más que el virus.
Con más del 40 por ciento de la población de VIH de los Estados Unidos (unos 248.000 individuos) adictos activamente a los cigarrillos, la reducción de esa tasa podría ahorrar un número considerable de años acumulados de la vida.
"Una persona con VIH que constantemente toma medicamentos anti-VIH pero fuma es mucho más propensa a morir de una enfermedad relacionada con el tabaco que de VIH", dice Krishna Reddy, MD, de la División de Medicina Pulmonar y Crítica del Hospital General de Massachusetts, quien dirigió el estudio.
"La buena noticia es que dejar de fumar puede aumentar mucho la vida, y nunca es demasiado tarde para dejar de fumar".
Publicando sus hallazgos en The Journal of Infectious Diseases, los investigadores basaron sus estimaciones en datos epidemiológicos que alimentaron en un modelo de simulación.
Ellos estimaron que si las personas entraban en el cuidado del VIH a los 40 años y con un conteo de CD4 de 360, los que seguían fumando perderían 6,7 años de vida a los cigarrillos si fueran hombres y 6,3 años si fueran mujeres, en comparación con los que nunca fumaron.
Aquellos que dejaron de fumar cuando entraron a la atención del VIH recuperaría 5,7 años de esperanza de vida si fueran hombres y 4,6 años si fueran mujeres.
Los factores que los investigadores encontraron se asociaron con la obtención de un mayor beneficio de dejar de fumar al entrar en el cuidado del VIH eran más jóvenes, con un mayor número de CD4 inicial y el permanecer totalmente adherente a un régimen antirretroviral.
Si del 10 al 25 por ciento de los fumadores VIH positivos dejaran de fumar, esto ahorraría aproximadamente 106.000 a 265.000 años acumulados de vida.
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