Identificar las razones de los vacíos en la cascada podría ayudar a diseñar intervenciones dirigidas a la comunidad.
Una cascada de prevención del VIH en tres pasos podría ser una herramienta útil para identificar los vacíos entre los diferentes pasos que garantizan el uso eficaz de las herramientas de prevención.
Este modelo ha sido propuesto por un equipo de investigadores de Londres (Reino Unido) que se basaron en la cascada de tratamiento del VIH y se ha dado a conocer recientemente en la revista The Lancet.
La cascada de servicios del VIH se ha convertido en una herramienta imprescindible que permite a los responsables de la salud pública monitorizar la respuesta en cada una de las fases incluidas en la atención de las personas con el VIH.
La cascada ilustra el porcentaje de personas con el VIH que se encontraría en cada una de las fases del continuo de atención del VIH y permitiría, sobre la base de los resultados, identificar problemas para cada uno de los pasos y dónde concentrar los esfuerzos para evitar descensos bruscos entre diferentes fases.
De hecho, en el objetivo 90-90-90 de ONUSIDA se recogen los tres puntos clave de este continuo de atención (diagnosticar al 90% de las personas con el VIH; ofrecer tratamiento Antirretroviral al 90% de personas diagnosticadas; y conseguir la supresión viral del 90% de las personas en tratamiento).
Anteriormente ya se habían propuesto otras cascadas de prevención del VIH, como, por ejemplo, las que se basaban en herramientas preventivas concretas (como la cascada de la profilaxis pre-exposición frente al VIH;
Sin embargo, los investigadores consideran que es necesario un marco estructural que pueda ser utilizado independientemente de la herramienta preventiva, la población y el tipo de programa.
Para que pueda ser utilizada ampliamente, debería ser simple –es decir que solo incluya los pasos básicos y los determinantes esenciales– y poder medir esos pasos básicos de manera estandarizada.
Un grupo de investigadores británicos proponen una cascada genérica de prevención del VIH que parte de la idea de que el uso de las herramientas de prevención es conductual y está influenciado por factores sociales y estructurales.
El primer bloque incluiría a la población que se beneficiaría del método de prevención.
El segundo bloque representa el porcentaje de personas que estarían motivados a utilizar la herramienta de prevención.
La motivación se verá influenciada por el conocimiento que la persona tenga, las normas sociales y la percepción de estar en riesgo de infectarse por el VIH.
El tercer elemento de la cascada representa la proporción de población que puede acceder al método de prevención.
En este caso, el precio elevado o servicios inapropiados o inaccesibles pueden tener un impacto en el acceso al mismo.
El último bloque incluiría el porcentaje de personas que finalmente están utilizando el método de prevención de manera efectiva.
Los vacíos en este paso de la cascada podrían reflejar un uso inconsistente de la herramienta preventiva o la negativa por parte de la pareja sexual a utilizar el método de prevención.
Los autores lo ejemplifican con un caso práctico: el uso de preservativos entre hombres adultos en una provincia del este de Zimbabue.
El primer paso de la cascada sería la población prioritaria: hombres sin el VIH con múltiples parejas sexuales, esporádicas o regulares (100%).
De estos, solo un 33% estarían motivados para utilizar el preservativo.
Estos datos se recogieron a través de una encuesta donde se halló como principales vacíos en la motivación la percepción de que los preservativos son socialmente inaceptables o que reducen el placer sexual.
El siguiente paso sería el acceso; en la misma encuesta se halló que todos aquellos hombres que estaban motivados a utilizar los preservativos (33%) sabían dónde conseguirlos.
Por último, solo un 17% de estos hombres con tenían motivación y acceso a los preservativos comunicaron un uso consistente en las últimas dos semanas.
La explicación principal del uso inconsistente fue la falta de apoyo de la pareja
Una cascada similar para mujeres en la misma área geográfica destacó diferentes vacíos.
En este caso muchas más mujeres que hombres estaban motivadas a utilizar preservativos, pero la falta de apoyo por parte de la pareja fue un factor aún más importante que impidió el uso efectivo.
Los autores señalan que uno de los desafíos de la cascada es disponer de datos apropiados y precisos para medir la motivación, el acceso al método y su uso efectivo.
Sin embargo, identificar las razones de los vacíos en la cascada podría ser muy útil a la hora de diseñar intervenciones dirigidas a la comunidad y así aumentar el uso eficaz de los métodos de prevención del VIH.
Website Aidsmap:
https://www.aidsmap.com/
Website The Lancet:
https://www.thelancet.com/journals/lanhiv/