La aplicación de las nuevas tecnologías y la mejora de las condiciones del trabajo comunitario en países no democráticos optimizarían la respuesta a la epidemia.
Durante la sesión de cierre del XVI Congreso Nacional sobre el Sida de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) y la XI Conferencia Internacional AIDS Impact, celebrados de forma conjunta en Barcelona (Cataluña, España), se pusieron de manifiesto algunos de los retos actuales en la respuesta frente al VIH, tales como la labor del activismo en países con regímenes no democráticos, la importancia de enfocar los programas de prevención y control de la infección desde la perspectiva de sus usuarios, y el uso de las nuevas tecnologías.
El análisis actual de la prevención y cómo debería abordarse durante los próximos años fueron los temas centrales de la ponencia del profesor John de Wit, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia).
En su análisis de la situación actual, el Dr. De Wit destacó la extensión del acceso al tratamiento antirretroviral y su capacidad para prevenir nuevas infecciones.
Por otro lado, poblaciones vulnerables como los trabajadores sexuales, los usuarios de drogas inyectables, las minorías étnicas y los hombres que practican sexo con hombres siguen siendo colectivos difíciles de incluir en programas de prevención o en quienes dichos programas no están consiguiendo los resultados deseables.
Para cambiar esta situación, De Wit manifestó la necesidad de nuevos diseños de programas de prevención centrados en el usuario al que se pretende llegar, con un buen análisis previo en el que se establezca el tipo de programa, su implantación y se identifiquen los actores clave para su éxito.
La presentación de la Dra. Sheana Bull, de la Universidad de Colorado en Denver (EE UU), se centro precisamente en la evolución de los programas de prevención y control de la infección por VIH, en concreto por medio de internet, ya sea a través de ordenadores o dispositivos móviles.
En la actualidad, se calcula que existen unas 20.000 aplicaciones para móviles dirigidas a la potenciación de la salud de las personas (mejorando la adherencia a tratamientos, proporcionando información sobre las enfermedades).
Sin embargo, puesto que este tipo de aplicaciones se desarrollan a una velocidad superior a la de los estudios dirigidos a su validación, solo una pequeña parte de ellas cuenta con el apoyo de resultados clínicos.
En el campo específico del VIH, la Dra. Bull destacó los buenos resultados obtenidos por el envío de sms “recordatorios” de las tomas de antirretrovirales, que demostraron la capacidad de permitir disminuciones promedio de la carga viral más notables entre quienes se acogieron al programa en Kenia y Camerún.
La base teórica de la aplicabilidad de las nuevas tecnologías al tratamiento y control de la infección por VIH es que producen un pequeño efecto a nivel personal, pero dado el acceso masivo, pueden originar grandes impactos en aspectos clave de salud pública tales como la reducción de nuevas infecciones.
Un último punto destacado por la Dra. Bull fue la posibilidad de implantar nuevas tecnologías de manera que complementen a recursos disponibles presencialmente, lo que se conoce como programas híbridos.
Este tipo de programas (que pueden convertir en no presenciales una parte de los servicios, o, al menos, permitir que coexistan ambas alternativas) reducirían la presión asistencial de los profesionales sanitarios o de las entidades sociales, optimizando el funcionamiento de dichos recursos, un hecho muy importante en países con recursos limitados.
En cuanto al trabajo de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en entornos difíciles, el profesor Joseph Lau, de la Universidad de Hong Kong (China), presentó los resultados de una encuesta llevada a cabo con dirigentes de 202 ONG chinas que trabajan en la prevención de la infección por VIH en hombres que practican sexo con hombres, así como con 933 trabajadores y voluntarios de 82 de dichas entidades.
Aunque este tipo de entidades realizan una parte sustancial del trabajo dirigido a la prevención que deberían efectuar las autoridades sanitarias, por motivos políticos deben afrontar situaciones económicas límite, que afectan a la formación del personal y al apoyo técnico, además de trabajar en la alegalidad, debido a la nula voluntad política para regular el tipo de servicios que ofrecen dichas organizaciones.
Esta inseguridad se tradujo en las respuestas de los entrevistados, ya que más del 50% de ellos manifestaron detectar problemas de sostenibilidad y gobierno en su entidad.
El 25% de los voluntarios o trabajadores de las ONG incluidas en la encuesta tenían diagnóstico de depresión, relacionado con las condiciones laborales (estrés, conflictos de responsabilidad, etc.).
El 13,7% de los voluntarios no planeaba seguir desarrollando esta actividad al año siguiente, hecho que indica con claridad las malas condiciones en las que trabajan las ONG evaluadas.
Referencias:
De Wit J. Reflecting on risks and responses: the critical role of individual and community perspectives in making HIV prevention work. 11th AIDS Impact International Conference. Abstract 1641 ◄
Bull S. Fostering Unity for HIV Prevention Through Mobile/Social Media: Emerging Evidence From The Field. 11th AIDS Impact International Conference. Abstract 2718 ◄
Lau J. The role and problems of non-governmental organizations working on HIV prevention among men who have sex in China ? a nation-wide study. 11th AIDS Impact International Conference. Abstract 1640 ◄
Website 11th AIDS Impact International Conference:
