Esta intervención podría haber contribuido a que las personas dejaran de percibir el riesgo de infección por VIH como algo inevitable y, de este modo, se sintieran más implicadas en su prevención.
El uso de Truvada® (una pastilla que combina los fármacos tenofovir y emtricitabina) como profilaxis preexposición (PPrE) para evitar la infección por VIH no se ha relacionado con un aumento de las tasas de prácticas sexuales sin preservativo y parece ayudar a promover una implicación activa en la reducción de riesgo, según un informe publicado recientemente en PLoS ONE.
La profilaxis preexposición es una estrategia preventiva que consiste en el uso de un fármaco antirretroviral (o una combinación de ellos) por parte de las personas sin VIH para evitar la infección por el virus.
Recientemente se publicaron los resultados del estudio iPrEx, que contó con la participación de unos 2.500 voluntarios (en su gran mayoría hombres que practican sexo con hombres, pero también mujeres transexuales) y que evidenció que el uso diario de Truvada® consiguió una reducción del riesgo de infección del 44% en el conjunto de la población del estudio.
No obstante, al tener en cuenta la adherencia real al fármaco (determinado mediante los niveles en sangre del mismo), esta protección podría superar incluso el 90% (véanse La Noticia del Día 29/11/2010 y La Noticia del Día 19/07/2011).
Sin embargo, hay que señalar que esta estrategia no está exenta de posibles inconvenientes, como su precio, el dilema ético que supone proporcionar fármacos antirretrovirales a personas sin VIH cuando aún muchas personas con el VIH no los están recibiendo, el riesgo de que se desarrollen resistencias o que las personas se sientan protegidas y aumenten sus comportamientos de riesgo, con lo que se podría menoscabar el posible efecto protector de la intervención.
Precisamente este estudio decidió determinar si esto último era así.
Aunque los comportamientos de riesgo sexual declarados por los participantes en el iPrEx tendieron a disminuir, en este análisis se examinaron biomarcadores para evitar posibles sesgos en las respuestas.
En general, se observó un descenso de la incidencia tanto de VIH como de sífilis durante el seguimiento.
También se comprobó que el hecho de pensar que se tomaba Truvada® no se relacionó con un aumento en las tasas de realización de sexo anal receptivo sin preservativo.
Los participantes que tomaban la PPrE tenían más parejas sexuales que los participantes en el grupo control antes de empezar a tomar el fármaco, por lo que este posible factor de riesgo no fue consecuencia del uso de la profilaxis.
Las personas que creían que recibieron Truvada® durante el estudio no declararon ningún descenso en las relaciones sexuales sin condón tras interrumpir el ensayo.
En el brazo de placebo se observó una tendencia hacia una menor incidencia de VIH entre los participantes que creían que estaban recibiendo Truvada® y los que pensaban que este fármaco era muy eficaz (aunque en ninguno de los dos casos llegó a ser estadísticamente significativo).
Los hombres de menor edad, las mujeres transexuales y los participantes que declararon síntomas de depresión fueron más propensos a practicar sexo anal sin preservativo.
Según los autores del estudio, sus resultados evidencian que no se ha producido una compensación de riesgo entre los participantes en el iPrEx.
Esta falta de compensación de riesgo coincide en gran medida con los obtenidos en otros estudios (véase La Noticia del Día del 12/09/2013) sobre intervenciones preventivas del VIH como circuncisión, vacunas o profilaxis post exposición (PPE).
La cuarta parte de los participantes nunca se había sometido a una prueba del VIH antes de entrar en el estudio y declararon mantener unas prácticas sexuales más seguras durante el periodo de seguimiento del estudio que aquellos que habían realizado la prueba con anterioridad.
Según los autores, existen estudios que concluyeron que llevar a cabo la prueba del VIH tenía un efecto sobre los comportamientos sexuales de riesgo.
Aunque este efecto es más pronunciado entre las personas que dieron positivo, también puede reflejarse en las personas sin VIH que realizan pruebas de forma periódica, como ocurriría en los programas de PPrE.
Los autores consideran que esta estrategia preventiva podría contribuir a que las personas percibieran el riesgo de infección por VIH como algo manejable más que como algo inevitable, lo que alentaría la adopción de otras estrategias de reducción de daños.
Esta implicación de los participantes en el estudio también se produjo gracias al counselling, la provisión de preservativos y el manejo de otras infecciones de transmisión sexual, lo que se tradujo en un mayor grado de motivación personal, en un momento en que ésta resulta vital para frenar la propagación mundial de la epidemia.
Fuente: HIVandHepatitis
Referencia: Marcus JL,?Glidden DV, Mayer K, Grant R, et al. No Evidence of Sexual Risk Compensation in the iPrEx Trial of Daily Oral HIV Preexposure Prophylaxis. PLoS ONE 8(12): e81997. December 18, 2013.
Website HIVandHepatitis:
Website PLoS ONE: