El uso de la medicación antirretroviral podría tener escaso impacto en la mejora de las alteraciones Neurocognitivas.
Las mujeres que durante la infancia han sufrido algún tipo de trauma emocional, físico o de abuso sexual, o abandono cuentan con un mayor número de probabilidades de tener problemas de memoria, capacidad de atención o para realizar tareas simultáneas.
Asimismo, partes de su cerebro son más pequeñas en comparación con las mujeres que sólo tienen VIH según un estudio publicado en The Conversation.
Es bien sabido que la infección por el VIH afecta también al cerebro.
Diversos estudios han mostrado que muchos pacientes presentan problemas de atención, memoria y de desconexión entre una tarea y otra.
Además, su movimiento, coordinación y destreza también podría verse afectado.
En un primer estudio donde se evaluó el impacto de la combinación del VIH y la vivencia de experiencias traumáticas se halló que las mujeres que habían sufrido algún tipo de trauma durante la infancia y que a la vez eran portadoras del VIH tenían más probabilidades de tener dificultades en las funciones cognitivas.
Los estudios que evalúan a las personas víctimas de traumas a una edad temprana muestran que durante la infancia se producen ciertas modificaciones en sus estructuras mentales que pueden afectar en el desempeño de las funciones diarias.
Esto incluye problemas de aprendizaje y memoria, problemas de atención, ejecución e instrucción dando como resultado bajo rendimiento académico o desarrollo de trastornos mentales en la infancia o posteriormente.
El impacto que producen los acontecimientos estresantes vividos durante la infancia sobre el cerebro en el contexto de la infección por VIH ha recibido poca atención.
Por este motivo, el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica) llevó a cabo un estudio longitudinal en el que se comparó a mujeres con y sin VIH, en ambos grupos con historia previa de trauma en la infancia, con un grupo control.
África Subsahariana presenta una de las tasas más altas de VIH a escala mundial donde el 59% de las mujeres tiene el VIH y donde la mayoría también ha sufrido algún tipo de trauma durante la infancia.
Las participantes del estudio fueron inscritas en un centro comunitario de salud en la provincia de Western Cape las cuales pasaron por dos pruebas neurocognitivas y de neuroimagen donde se midió la función y estructura cerebral.
Los traumas más comunes en las mujeres de la muestra fueron el abuso emocional, seguido de negligencia emocional, negligencia física, abuso físico y abuso sexual.
La primera prueba, llevada a cabo al principio del estudio, medía la capacidad de atención, la capacidad de recordar y la capacidad de multitarea.
También se midió el volumen de las partes del cerebro afectadas por el VIH.
La segunda prueba midió las mismas variables un año más tarde.
Las capacidades neurocognitivas fueron evaluadas a través de un conjunto de tests manuales y computerizados donde se midieron aspectos de la función cognitiva como la memoria, la velocidad de procesamiento de la información, habilidades motoras, la fluidez verbal y la función ejecutiva.
La resonancia magnética midió el volumen de ciertas regiones del cerebro con el objetivo de corroborar si la infección por el VIH o la vivencia de traumas en la infancia o la combinación de ambos podría provocar alteraciones en las estructuras cerebrales de las participantes.
Los datos a nivel basal muestran que el volumen de ciertas regiones del cerebro son significativamente más pequeñas en las mujeres con el VIH con experiencia de trauma en comparación con los otros tres grupos.
Los resultados también sugieren que las alteraciones en esas regiones del cerebro podrían estar asociadas a un pobre desempeño cognitivo en la velocidad de procesamiento, en la memoria de trabajo, función ejecutora, habilidades motoras, capacidad de aprendizaje y fluidez verbal, siendo estos efectos más acusados en las mujeres con el VIH y con historia de trauma.
Estudios previos han revelado que puede haber una mejoría en esas funciones cuando las personas con el VIH toman medicación antirretroviral.
Sin embargo, los análisis preliminares de los datos del presente estudio no muestran mejoría en las mujeres con el VIH y con historia de trauma a pesar del uso de tratamiento antirretroviral y el control de la infección por el VIH.
Tanto los resultados de las pruebas realizadas al inicio del estudio como los obtenidos un año después muestran para la mayoría de las tareas neurocognitivas un menor desempeño en el grupo que presenta las dos variables (infección por el VIH e historia de trauma) en comparación con los demás grupos.
Estos resultados sugieren que la presencia de estas dos variables juntas pueden ser más perjudiciales para el cerebro.
Estos hallazgos muestran la necesidad de incorporar la evaluación de experiencias traumáticas en la atención clínica de los pacientes con el VIH.
También, el deterioro cognitivo debería abordarse en el tratamiento de las personas víctimas de trauma durante la infancia.
Teniendo en cuenta que el cerebro se desarrolla durante la infancia y la adolescencia, una intervención precoz es crucial y puede prevenir alteraciones a largo plazo.
Referencia: Spies, G. HIV-Positive Women With Childhood Trauma Have Double the Brain Trouble. The Conversation, 25/05/2016.
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