Dos estudios canadienses confirman también que una simple técnica de prevención utilizada de forma habitual por las personas que utilizan drogas inyectable reduce el riesgo de transmisión del VIH.
Los resultados de un estudio canadiense han confirmado que el VIH se puede transmitir al compartir la cazoleta con la que se preparan las drogas inyectables (UDI) y que la simple, y conocida, intervención consistente en calentar el recipiente con la mezcla con un encendedor durante 10 segundos permite eliminar el VIH, evitándose su transmisión.
Estos son los principales hallazgos de dos estudios canadienses publicados en JAIDS y que se han utilizado para implementar una campaña de salud pública llamada "Cook Your Wash" dirigida a reducir las tasas de transmisión del VIH en Londres, Ontario (Canadá).
Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación de Salud Lawson y de la Western University iniciaron en 2016 estos estudios para abordar una emergencia de salud pública en Ontario, cuando las tasas de infección por el VIH entre la población UDI aumentaron a más del doble.
Este brote se produjo a pesar de que esta localidad impulsa el programa de distribución de kits de inyección segura más importante de Canadá, así como un programa de terapia de sustitución con opioides y una clínica multidisciplinar del VIH.
Los investigadores sospecharon que debía haber vía de transmisión del VIH en el contexto del uso de drogas intravenosas que se les escapaba y que se debía detectar.
Desde agosto de 2016 hasta junio de 2017, se entrevistó a 119 UDI para comprender sus comportamientos en relación con su consumo de drogas inyectables y el riesgo de contraer el VIH.
Los investigadores descubrieron que aquellas personas que, a pesar de no compartir las agujas o jeringuillas, sí compartían la cazoleta para preparar la mezcla de drogas con agua destilada antes de inyectarse tenían 22 veces más probabilidades de adquirir el VIH que las que no la compartían.
En general, el kit de inyección que emplean las personas UDI incluye una pequeña cazoleta -con frecuencia de metal- que se usa para disolver las drogas en agua estéril y un filtro que se utiliza para extraer la mezcla o disolución en la jeringa.
Las personas entrevistadas indicaron que habían reutilizado el kit de inyección (en especial, la cazoleta), cuando consumían hidromorfona de liberación controlada, uno de los opioides que se usa con más frecuencia.
Este opioide es de difícil disolución en agua estéril.
Los investigadores observaron que después de la primera disolución para mezclar la droga con agua destilada, grandes cantidades de esta droga permanecían en el kit que luego se guardaba, compartía o vendía para un uso futuro.
Aunque las personas saben que no deben compartir las agujas en el contexto del uso de drogas inyectables, es posible que todavía algunas desconozcan que no deben compartir el resto del kit de inyección, ya que este puede ser fuente de posibles infecciones bacterianas o víricas.
En España, por ejemplo, la recomendación de no compartir ningún instrumento para la preparación y administración de drogas se viene dando, desde hace muchos años, en los programas de prevención y reducción de daños para personas que se inyectan drogas.
El equipo de investigadores llevó sus hallazgos al laboratorio y confirmó que, en promedio , el 45% de la droga permanece en el kit de inyección después de la primera disolución.
No solo constataron (como ya se sospechaba) que el VIH se puede transmitir a través de las agujas, las cazoletas y los filtros, sino que también descubrieron que la hidromorfona de liberación controlada tiene propiedades que promueven la supervivencia del virus.
Las propiedades de liberación lenta en la droga desafortunadamente pueden estabilizar el virus.
Por primera vez, pues, se pudo demostrar que compartir kits de inyección podría conducir a un tipo de brote de infección por el VIH como el que se produjo en la ciudad canadiense de Londres (Ontario).
Por otra parte, los investigadores confirmaron también que calentar la cazoleta para disolver la droga con un encendedor de cigarrillos durante aproximadamente 10 segundos, o hasta que la disolución burbujee, elimina el VIH.
Esta técnica da nombre a la campaña de salud pública “Cook Your Wash” (que puede traducirse como ‘calienta tu disolución’) implementada en la ciudad canadiense.
Los investigadores tuvieron en cuenta para la realización de sus estudios investigaciones anteriores que demostraban que compartir kits de inyección podía conducir a la transmisión de del virus de la hepatitis C y que la hidromorfona de liberación controlada podía promover la supervivencia de bacterias que pueden causar endocarditis, una infección de las válvulas cardíacas.
Los expertos confirmaron, asimismo, que calentar la cazoleta no afectaba a la cantidad de droga que se extrae en la jeringuilla.
Si en el proceso de calentamiento de la disolución quedara demasiada droga concentrada, esto podría llevar a una sobredosis.
Si la droga se quemara o se perdiera con el calentamiento de la mezcla, la intervención no sería aceptada por las personas que usan drogas inyectables.
Gracias a la implementación de la campaña “Cook Your Wash”, se redujeron drásticamente las tasas locales de nuevos casos de VIH, aunque no fue la única razón para la reducción de las tasas de VIH observadas dado que también se introdujeron otras intervenciones paralelas.
El equipo de investigadores concluye señalando que sus hallazgos pueden ayudar a reducir la incidencia de transmisiones del VIH en las personas UDI, con la mirada puesta en que algún día se puedan alcanzar los objetivos de ONUSIDA para el año 2030 de poner fin a la infección por el VIH como amenaza de salud global.
Website Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes (JAIDS):
https://journals.lww.com/jaids/pages/