Un mejor acceso al tratamiento psicológico y/o psiquiátrico de la depresión podría ayudar a minimizar los problemas de deterioro neurocognitivo.
Las mujeres con el VIH y depresión presentan entre 3 y 5 veces más probabilidades de tener deterioro de la función ejecutiva que los hombres con el VIH y depresión.
Este es el principal hallazgo de un estudio publicado en la edición de marzo de la revista JAIDS.
Estudios anteriores habían revelado que las mujeres con el VIH parecen ser más vulnerables a los trastornos neurocognitivos que los hombres con el VIH, donde algunos estudios sugieren que esta diferencia entre sexos podría ser debida a factores relacionados con la salud mental.
Para arrojar un poco más de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores examinó la asociación entre la depresión y el deterioro neurocognitivo en hombres y mujeres con y sin el VIH.
Para ello contaron con los datos del Estudio Multicéntrico de Cohortes del Sida (MACS, en sus siglas en inglés), iniciado en 1983 y que incluye a más de 7.000 hombres gays, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) de EE UU –con o sin el VIH–; y del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS), una cohorte prospectiva iniciada en 1993 para examinar el impacto del VIH en las mujeres.
En total participaron 858 personas con el VIH (429 hombres y 429 mujeres) y 562 personas sin el virus (281 hombres y 281 mujeres).
Los participantes fueron emparejados según el estado serológico al VIH, edad, origen étnico y nivel de estudios.
Todos los participantes respondieron a la escala de depresión del centro de estudios epidemiológicos (CES-D) y fueron evaluados en velocidad/atención psicomotora, función motora y función ejecutiva a lo largo de diferentes visitas.
Posteriormente se utilizaron modelos lineales generalizados mixtos para examinar las interacciones entre el sexo biológico, el estado serológico al VIH y la depresión sobre el deterioro cognitivo.
Sorprendentemente en el presente estudio, los hombres con y sin el VIH tenían más probabilidades que las mujeres de haber tenido depresión en algún momento de sus vidas.
Según los investigadores este resultado se explicaría por la orientación sexual de los participantes.
Todos los hombres del estudio MACS son gays, bisexuales o HSH mientras que las mujeres incluidas en la cohorte WIHS son heterosexuales.
Diferentes estudios han demostrado que la prevalencia de depresión es mayor entre las personas con sexualidades no normativas que entre las personas heterosexuales como resultado del estigma y la falta de apoyo social, entre otras cuestiones.
Al desglosar los resultados según el estado serológico frente al VIH, se observó que los hombres con el VIH tienen tasas de depresión similares a las de los hombres sin el virus (50% frente al 47%, respectivamente).
Sin embargo, las mujeres con el VIH puntuaron más alto que las mujeres no infectadas (34% y 25%, respectivamente).
Tener depresión se asoció con un mayor deterioro de la velocidad de procesamiento, la flexibilidad mental y la función motora en todos los grupos, mientras que el impacto de la depresión en la función ejecutiva fue más pronunciado entre las mujeres con el VIH.
Específicamente el estudio halló que las mujeres con el VIH y depresión tenían 5 veces más de probabilidades de sufrir deterioro del control ejecutivo e inhibición que las mujeres sin el VIH y depresión ; y 3 veces más de experimentar este deterioro que los hombres con el VIH y depresión.
Pese a que los mismos autores señalan que se deben realizar más estudios para acabar de entender esta asociación, también sugieren que la estrecha relación entre VIH y depresión en las mujeres podría ser en realidad una manifestación neural de la infección por el VIH.
La mayor prevalencia de la depresión en las mujeres con el VIH podría explicar a su vez por qué son más propensas a experimentar deterioro del funcionamiento ejecutivo.
Entre algunas limitaciones del estudio los investigadores señalan la diferencia en el tiempo de los estudios MACS y WIHS, lo que dificultaría la comparación entre grupos; no haber recopilado ciertos datos que podrían estar influyendo en los resultados como el uso de antidepresivos u otros fármacos, así como conocer si los participantes habían hecho uso de los servicios de salud mental.
Los datos de este estudio muestran la importancia de realizar cribados regulares de las comorbilidades asociadas al VIH para, en caso de detección, poder tratarlas.
Asimismo, un mejor acceso al tratamiento psicológico y/o psiquiátrico de la depresión podría ayudar a minimizar el deterioro neurocognitivo, especialmente en las mujeres con el VIH.
Website Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes (JAIDS):
https://journals.lww.com/jaids/pages/