La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana no parece conferir ningún tipo de protección inmunitaria frente a una exposición posterior
En el transcurso de la XIX Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), celebrada recientemente en Seattle (EE UU).
Se han presentado dos estudios realizados con personas con VIH en Rakai (Uganda) y Mombasa (Kenia) que muestran que la tasa de superinfección por VIH fue aproximadamente la misma que la tasa de incidencia de este virus observada en la población general.
Es necesario distinguir la superinfección, en la que una persona seropositiva se reinfecta con cepas diferentes de VIH; de la infección dual, en la cual una persona adquiere dos cepas distintas del VIH en el mismo momento (lo que es bastante común); y de la divergencia viral, que sucede cuando una persona contrae una cepa del VIH.
Que se diversifica en diferentes cepas durante la infección crónica debido a “errores de copia” durante la replicación, cosa que sucede en todas las infecciones crónicas no tratadas.
La superinfección es de particular interés para los estudios sobre vacunas, porque demuestra que la infección por VIH no confiere ningún tipo de protección inmunitaria general frente a la infección de otras cepas de este virus, si bien algunos estudios han revelado que algunas personas desarrollan un cierto grado de inmunidad hacia el virus específico de su pareja.
Ha habido poco consenso en cuanto a la frecuencia con la que ocurre la superinfección y, en caso de que se produzca, sobre si hay consecuencias para la salud de las personas con VIH.
Los primeros casos de superinfección se detectaron porque en algunos pacientes se producían algunos cambios clínicos, normalmente un rebote de la carga viral o fracaso virológico, debido a que el segundo virus adquirido contenía mutaciones de resistencia a los fármacos.
Durante un tiempo, estos casos fueron usados como advertencia hacia la personas seropositivas para que no dejaran de usar condones con sus parejas con VIH.
Sin embargo, hasta hace poco no se disponía del material genético necesario para determinar la incidencia de superinfección y, por tanto, tampoco podía conocerse el alcance de sus consecuencias.
En el primer estudio, que es el resultado de la colaboración del Instituto Nacional Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE UU (NIAID, en sus siglas en inglés) y los investigadores que dirigen la muy estudiada Cohorte Rakai en Uganda.
Se usó la técnica de secuenciación ultraprofunda, una prueba genética de última generación realizada a partir de la muestras de sangre tomadas de personas con VIH en diferentes momentos.
Los investigadores buscaban evidencias de que en la sangre de algunas personas el VIH tiende a agruparse en dos o más cepas diferentes entre sí y que sólo una de estas cepas se hallaba inicialmente en el fluido sanguíneo.
Únicamente si se cumplían estos dos requisitos, se consideraba que se había producido una superinfección.
Las pruebas efectuadas detectaban las diferencias en las proteínas p24 y gp41 del VIH.
Este tipo de técnica puede detectar un virus que suponga tan sólo el 1% del total de virus circulantes en la sangre de una persona en el caso de que procedan de unos subtipos virales totalmente diferentes, o del 7% si proceden del mismo subtipo pero son diferentes desde el punto de vista genético.
Los expertos analizaron muestras de sangre de dos períodos diferentes: unas obtenidas en el momento del diagnóstico, entre 1997 y 2002, y las otras obtenidas como mínimo dos años después, antes de que las personas iniciaran el tratamiento antirretroviral. Estas muestras se lograron entre dos y once años más tarde.
Inicialmente, realizaron las pruebas a 11 parejas en las que los dos miembros tenían VIH pero se habían infectado con subtipos diferentes y hallaron dos casos de superinfección.
A continuación, efectuaron las pruebas en muestras obtenidas de 109 personas y se registraron 7 casos de superinfección, lo que equivale a una incidencia de 1,44 superinfecciones por 100 persona-años.
Con posterioridad, analizaron las muestras de 149 personas y descubrieron siete casos de superinfección. En cuatro de los casos tanto la infección inicial como la secundaria fueron del subtipo D del VIH, el cual es el más común en el área, y tres fueron de subtipos de VIH diferentes.
Este resultado fue equivalente a una incidencia de 1,44 superinfecciones por 100 persona-años, lo que no es significativamente diferente a la tasa de infección anual actual en la cohorte Rakai, que es de un 1,15% al año.
Sin embargo, las personas seropositivas en la cohorte Rakai tienden a tener, de media, factores de riesgo más elevados que otras. Ajustando por factores de riesgo, la incidencia de VIH anual hoy en día en este grupo de personas sería de 2,51%, o un poco menos del doble de la tasa de superinfección.
En sus conclusiones, los investigadores señalan que el hecho de que la superinfección por VIH tenga casi la misma incidencia que la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana en la población general tiene múltiples ramificaciones en términos de salud pública, y podría tener implicaciones significativas en la investigación sobre vacunas contra el VIH.
El segundo estudio de superinfección hecho público, que todavía sigue en curso, se centra en la cohorte de mujeres trabajadores del sexo de Mombasa.
Un grupo de mujeres inicialmente seronegativas cuyo seguimiento se lleva a cabo desde 1993 (uno de los estudios de cohorte de mayor duración en África).
En esta cohorte de 2.759 mujeres se han producido 311 casos de infección por VIH con una mediana de seguimiento de cinco años.
Los responsables del ensayo compararon muestras obtenidas durante los seis primeros meses desde la infección de mujeres seropositivas de la cohorte con muestras obtenidas después de más de dos años desde el momento de la infección.
Analizaron las diferencias genéticas relativas a tres áreas del genoma del VIH —los genes gag, pol y env— y, mediante un método matemático, se calculó la probabilidad de que secuencias diferentes de una persona fueran resultado de una diversificación viral o bien que provinieran de dos virus.
En exámenes previos efectuados en 56 mujeres se registraron 12 casos de superinfección.
En la actualidad, los investigadores han examinado 54 mujeres más y han hallado 7 nuevos casos de superinfección, en total 19 de 110 mujeres examinadas hasta el momento.
Fuente: Aidsmap.
Referencias: Redd A, Mullis C, Serwadda D, et al. Next-generation deep sequencing reveals that the rate of HIV superinfection is the same as HIV incidence in heterosexuals in Africa. 19th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Abstract 58.
Ronen K, McCoy C, Matsen F, et al. Detection of frequent superinfection among Kenyan women using ultra-deep pyrosequencing. 19th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Abstract 59LB.
Información Completa:
http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/27-03-12
Website:
http://gtt-vih.org/
Website CROI 2012:
http://retroconference.org/
En el transcurso de la XIX Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), celebrada recientemente en Seattle (EE UU).
Se han presentado dos estudios realizados con personas con VIH en Rakai (Uganda) y Mombasa (Kenia) que muestran que la tasa de superinfección por VIH fue aproximadamente la misma que la tasa de incidencia de este virus observada en la población general.
Es necesario distinguir la superinfección, en la que una persona seropositiva se reinfecta con cepas diferentes de VIH; de la infección dual, en la cual una persona adquiere dos cepas distintas del VIH en el mismo momento (lo que es bastante común); y de la divergencia viral, que sucede cuando una persona contrae una cepa del VIH.
Que se diversifica en diferentes cepas durante la infección crónica debido a “errores de copia” durante la replicación, cosa que sucede en todas las infecciones crónicas no tratadas.
La superinfección es de particular interés para los estudios sobre vacunas, porque demuestra que la infección por VIH no confiere ningún tipo de protección inmunitaria general frente a la infección de otras cepas de este virus, si bien algunos estudios han revelado que algunas personas desarrollan un cierto grado de inmunidad hacia el virus específico de su pareja.
Ha habido poco consenso en cuanto a la frecuencia con la que ocurre la superinfección y, en caso de que se produzca, sobre si hay consecuencias para la salud de las personas con VIH.
Los primeros casos de superinfección se detectaron porque en algunos pacientes se producían algunos cambios clínicos, normalmente un rebote de la carga viral o fracaso virológico, debido a que el segundo virus adquirido contenía mutaciones de resistencia a los fármacos.
Durante un tiempo, estos casos fueron usados como advertencia hacia la personas seropositivas para que no dejaran de usar condones con sus parejas con VIH.
Sin embargo, hasta hace poco no se disponía del material genético necesario para determinar la incidencia de superinfección y, por tanto, tampoco podía conocerse el alcance de sus consecuencias.
En el primer estudio, que es el resultado de la colaboración del Instituto Nacional Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE UU (NIAID, en sus siglas en inglés) y los investigadores que dirigen la muy estudiada Cohorte Rakai en Uganda.
Se usó la técnica de secuenciación ultraprofunda, una prueba genética de última generación realizada a partir de la muestras de sangre tomadas de personas con VIH en diferentes momentos.
Los investigadores buscaban evidencias de que en la sangre de algunas personas el VIH tiende a agruparse en dos o más cepas diferentes entre sí y que sólo una de estas cepas se hallaba inicialmente en el fluido sanguíneo.
Únicamente si se cumplían estos dos requisitos, se consideraba que se había producido una superinfección.
Las pruebas efectuadas detectaban las diferencias en las proteínas p24 y gp41 del VIH.
Este tipo de técnica puede detectar un virus que suponga tan sólo el 1% del total de virus circulantes en la sangre de una persona en el caso de que procedan de unos subtipos virales totalmente diferentes, o del 7% si proceden del mismo subtipo pero son diferentes desde el punto de vista genético.
Los expertos analizaron muestras de sangre de dos períodos diferentes: unas obtenidas en el momento del diagnóstico, entre 1997 y 2002, y las otras obtenidas como mínimo dos años después, antes de que las personas iniciaran el tratamiento antirretroviral. Estas muestras se lograron entre dos y once años más tarde.
Inicialmente, realizaron las pruebas a 11 parejas en las que los dos miembros tenían VIH pero se habían infectado con subtipos diferentes y hallaron dos casos de superinfección.
A continuación, efectuaron las pruebas en muestras obtenidas de 109 personas y se registraron 7 casos de superinfección, lo que equivale a una incidencia de 1,44 superinfecciones por 100 persona-años.
Con posterioridad, analizaron las muestras de 149 personas y descubrieron siete casos de superinfección. En cuatro de los casos tanto la infección inicial como la secundaria fueron del subtipo D del VIH, el cual es el más común en el área, y tres fueron de subtipos de VIH diferentes.
Este resultado fue equivalente a una incidencia de 1,44 superinfecciones por 100 persona-años, lo que no es significativamente diferente a la tasa de infección anual actual en la cohorte Rakai, que es de un 1,15% al año.
Sin embargo, las personas seropositivas en la cohorte Rakai tienden a tener, de media, factores de riesgo más elevados que otras. Ajustando por factores de riesgo, la incidencia de VIH anual hoy en día en este grupo de personas sería de 2,51%, o un poco menos del doble de la tasa de superinfección.
En sus conclusiones, los investigadores señalan que el hecho de que la superinfección por VIH tenga casi la misma incidencia que la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana en la población general tiene múltiples ramificaciones en términos de salud pública, y podría tener implicaciones significativas en la investigación sobre vacunas contra el VIH.
El segundo estudio de superinfección hecho público, que todavía sigue en curso, se centra en la cohorte de mujeres trabajadores del sexo de Mombasa.
Un grupo de mujeres inicialmente seronegativas cuyo seguimiento se lleva a cabo desde 1993 (uno de los estudios de cohorte de mayor duración en África).
En esta cohorte de 2.759 mujeres se han producido 311 casos de infección por VIH con una mediana de seguimiento de cinco años.
Los responsables del ensayo compararon muestras obtenidas durante los seis primeros meses desde la infección de mujeres seropositivas de la cohorte con muestras obtenidas después de más de dos años desde el momento de la infección.
Analizaron las diferencias genéticas relativas a tres áreas del genoma del VIH —los genes gag, pol y env— y, mediante un método matemático, se calculó la probabilidad de que secuencias diferentes de una persona fueran resultado de una diversificación viral o bien que provinieran de dos virus.
En exámenes previos efectuados en 56 mujeres se registraron 12 casos de superinfección.
En la actualidad, los investigadores han examinado 54 mujeres más y han hallado 7 nuevos casos de superinfección, en total 19 de 110 mujeres examinadas hasta el momento.
Fuente: Aidsmap.
Referencias: Redd A, Mullis C, Serwadda D, et al. Next-generation deep sequencing reveals that the rate of HIV superinfection is the same as HIV incidence in heterosexuals in Africa. 19th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Abstract 58.
Ronen K, McCoy C, Matsen F, et al. Detection of frequent superinfection among Kenyan women using ultra-deep pyrosequencing. 19th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Abstract 59LB.
Información Completa:
http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/27-03-12
Website:
http://gtt-vih.org/
Website CROI 2012:
http://retroconference.org/