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Fortaleciendo así la Capacidad Médica Integral.

jueves, 13 de marzo de 2025

Un Estudio Señala que Disociar la Moralidad del VIH es Clave para Reducir el Estigma Social

Incluir la disociación entre la moralidad y el VIH en los mensajes de desestigmatización sería una de las cuestiones esenciales para cambiar la percepción errónea y negativa que aún predomina en la sociedad.

Es una de las principales conclusiones de un nuevo estudio de la Universidad Northwestern (Chicago, EE UU), publicado en la revista Public Health Ethics. 

Históricamente, el VIH ha sido asociado con conductas consideradas inmorales, lo que se traduce en un estigma que afecta no solo a la calidad de vida de las personas afectadas, sino también a su acceso a tratamientos y servicios de salud. 

En este sentido, los investigadores sugieren una estrategia de acción multinivel. A lo largo de las cuatro décadas desde el descubrimiento del VIH, la persistencia del estigma hacia las personas seropositivas ha desconcertado a los científicos, que ya han observado numerosos esfuerzos de desestigmatización. 

Las explicaciones sobre la presencia de este estigma incluyen la historia de exclusión legal y el etiquetado de “criminales” a las personas portadoras del VIH, así como la superposición entre las poblaciones LGTBIQ+ y quienes viven con él. 

Sin embargo, sugiere otra razón que podría estar detrás de este fenómeno persistente: la asociación del VIH con la moralidad de una persona. 

El autor principal del estudio, Shahin Davoudpour, señala: “Hablamos sobre esta idea de que el estigma persiste cuando hay un componente ético vinculado. 

Tiene sentido teóricamente; cuando las personas piensan que algo sucede por tu culpa, son más propensas a seguir culpándote y a pensar que deben distanciarse de ti”. 

Davoudpour se dedica a medir los resultados de salud pública en el departamento de ciencias sociales médicas de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. 

El estudio utilizó datos de las olas de 2021 y 2022 de la Encuesta Social General (GSS, por sus siglas en inglés). Iniciada en 1972, la GSS forma parte de un estudio permanente que analiza la opinión pública y los valores en Estados Unidos. 

Este proyecto se dedica a recopilar datos sobre la sociedad contemporánea estadounidense, permitiendo así el estudio y la explicación de las tendencias en actitudes y comportamientos, así como la comparación de la sociedad estadounidense con otras del mundo. 

Los resultados del análisis de estos datos confirmaron la hipótesis del equipo: el estigma parece ser más probable cuando se asocia la inmoralidad con el estado serológico, ya de por sí estigmatizado. 

Aquellas personas que afirmaron enérgicamente que las personas con el VIH participan en “actividades inmorales” tienen al menos 13 veces más probabilidades de rechazar la proximidad a estas personas en comparación con quienes disienten. 

Es importante señalar que factores como las creencias sobre las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y la conciencia sobre la discriminación hacia quienes viven con el VIH no lograron explicar los hallazgos, incluso al considerarlos durante el análisis. 

Davoudpour también comentó que mientras revisaba los datos y la investigación para respaldar sus hipótesis, se dio cuenta de la falta de datos cuantitativos sobre la conexión entre la moralidad y el estigma. 

Aprovechando el estudio del Centro Nacional de Investigación de Opinión, Davoudpour pudo crear tablas y aplicar técnicas de análisis de datos complejos para empezar a llenar este vacío en el ámbito de la investigación. 

Sin embargo, reconoce que trabajar con datos de otros científicos puede ser limitante, ya que las preguntas pueden no ser lo suficientemente precisas para desarrollar conclusiones específicas. 

Por ello, expresa su intención de realizar un estudio propio con una visión específica de ética conductual relacionada con el VIH para comparar con los descubrimientos de su equipo. 

Mientras tanto, los responsables del estudio han manifestado su interés en que los científicos y quienes trabajan para poner fin al VIH utilicen esta investigación a la hora de conformar sus estrategias de desestigmatización. 

“Específicamente, alentamos a los científicos y responsables de políticas a considerar el papel de las percepciones morales al rediseñar los mensajes de sus campañas, enfatizando la disociación del VIH de la moralidad”. 

Además, los investigadores deberían explorar cómo las percepciones de la moralidad influyen en estos esfuerzos de reducción del estigma, lo que podría mejorar aún más la eficacia de las intervenciones destinadas a reducir el estigma asociado al VIH. 

Este enfoque en la disociación entre la moralidad y el VIH es fundamental para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y comprensiva, donde las personas con el VIH sean tratadas con dignidad y respeto, alejándose de prejuicios dañinos. 



Website Public Health Ethics: 
https://academic.oup.com/phe

Riesgo y Carga Futura de la Demencia en Estados Unidos

La demencia afecta a más de 6 millones de estadounidenses y causa más de 100,000 muertes al año. Conocer el riesgo de padecer demencia a lo largo de la vida puede contribuir a mejorar las medidas de prevención. 

Además, puede orientar la planificación de la salud pública al generar proyecciones de casos futuros. 

Las estimaciones previas del riesgo de padecer demencia a lo largo de la vida en Estados Unidos oscilaban entre el 11% y el 14% para los hombres y entre el 19% y el 23% para las mujeres. 

Sin embargo, estas estimaciones se basan en datos antiguos en los que la demencia no se documentaba de forma fiable y los casos en fase inicial a menudo se pasaban por alto. 

Estos datos también se limitaban generalmente a la población blanca no hispana. Un equipo de investigación dirigido por los doctores Josef Coresh, de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, y Michael Fang, de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, generó estimaciones actualizadas del riesgo de padecer demencia a lo largo de la vida en diferentes subgrupos de la población. 

También proyectaron el número de personas que serían diagnosticadas con demencia en EE. UU. entre 2020 y 2060. Los resultados se publicaron en la revista Nature Medicine el 13 de enero de 2025.

El equipo analizó datos de más de 15 000 personas del estudio Riesgo de Aterosclerosis en Comunidades (ARIC). 

Todas las personas estudiadas no presentaban demencia a los 55 años. Más de una cuarta parte eran de raza negra y más de la mitad, mujeres. 

Alrededor del 31 % presentaba al menos una copia de la variante del gen de la apolipoproteína E4 (APOEε4), un importante factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer. 

El equipo se basó principalmente en evaluaciones presenciales. En el caso de los participantes que no acudieron en persona, utilizaron evaluaciones cognitivas telefónicas. También examinaron los historiales hospitalarios y los certificados de defunción en busca de diagnósticos de demencia. 

Los investigadores estimaron un riesgo de demencia a lo largo de la vida del 42 % después de los 55 años, más del doble de las estimaciones previas. 

El riesgo de demencia era del 4 % a los 75 años y del 20 % a los 85, presentándose la mayor parte del riesgo después de los 85. Ciertos grupos presentaban mayores riesgos que otros. 

Por ejemplo, las mujeres presentaban un mayor riesgo a lo largo de la vida debido a la supervivencia a edades más avanzadas: un 48 % frente al 35 % de los hombres. 

Las personas con dos copias de APOEε4 presentaban un riesgo a lo largo de la vida de casi el 60 %, frente al 48 % de quienes tenían una copia y el 39 % de quienes no tenían ninguna. 

El equipo aplicó sus estimaciones de riesgo a lo largo de la vida a las proyecciones de población futuras del Censo de EE. UU. 

Proyectaron que el número de nuevos casos de demencia en EE. UU. se duplicará en las próximas cuatro décadas, de aproximadamente 514 000 en 2020 a aproximadamente un millón en 2060.

El estudio sugiere que el riesgo de demencia a lo largo de la vida podría ser mucho mayor de lo que se creía. Esto pone de relieve la urgente necesidad de políticas que promuevan un envejecimiento saludable. 

Las intervenciones dirigidas a personas de alto riesgo podrían ayudar a reducir la carga social de la demencia. 

“El inminente aumento de casos de demencia en la población plantea importantes desafíos para los responsables de las políticas sanitarias, en particular, quienes deben reorientar sus esfuerzos hacia estrategias para minimizar el riesgo y la gravedad de los casos de demencia, así como hacia planes para brindar más servicios de atención médica a las personas con demencia”, afirma Coresh. 



Website Nature Medicine:
https://www.nature.com/nm

El Mimetismo Molecular del Virus de Epstein-Barr revela un Punto Clave de Vulnerabilidad

El virus de Epstein-Barr (VEB) es un virus común que causa mononucleosis, o mono, y se asocia con algunos tipos de cáncer y enfermedades autoinmunes. 

A pesar de los efectos conocidos del VEB y su potencial para causar enfermedades, existen pocas opciones terapéuticas y no existen vacunas autorizadas dirigidas al virus. 

En busca de maneras de contrarrestar el VEB, investigadores del NIAID están examinando cómo el virus reconoce e interactúa con las células a nivel molecular. 

Una nueva investigación publicada en Immunity revela la estructura cristalina de alta resolución de una proteína en la superficie del VEB en complejo con el receptor al que se une en la superficie de las células inmunitarias humanas, llamadas células B. 

Los investigadores también descubrieron anticuerpos que neutralizan eficazmente el VEB y descubrieron que reconocen la proteína de superficie viral mediante interacciones similares a las que se dan entre el VEB y su receptor en las células huésped. 

Esta investigación identifica un sitio vulnerable en el VEB que podría conducir al diseño de intervenciones muy necesarias contra el virus. El VEB, también conocido como virus del herpes humano tipo 4, es uno de los virus humanos más comunes: nueve de cada diez personas tienen o tendrán el VEB a lo largo de su vida.

Tras la infección por el VEB, muchas personas no presentan síntomas, pero algunas experimentan síntomas de mononucleosis, como fiebre, dolor de garganta y fatiga. 

Estos síntomas suelen ser leves, pero pueden ser más graves en adolescentes o adultos. Tras las primeras etapas de la infección, el virus se oculta en el organismo y puede manifestarse posteriormente o cuando el sistema inmunitario está debilitado. 

Estudios recientes también han descubierto que el VEB está relacionado con varios tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes como el lupus y otros trastornos. 

Un paso clave en la infección por el VEB es que el virus entre en una célula del cuerpo, lo que comienza con la unión del virus a una proteína en la superficie celular. 

Los investigadores, dirigidos por el Dr. Masaru Kanekiyo, jefe de la Sección de Inmunoingeniería Molecular del Centro de Investigación de Vacunas del NIAID, examinaron la estructura atómica de una proteína de superficie del VEB, gp350, al unirse a una proteína en la superficie de las células B llamada receptor del complemento tipo 2 (CR2). 

Normalmente, el CR2 se une a un fragmento proteico, o ligando, llamado componente del complemento C3d, como parte de la respuesta inmunitaria tras una infección viral. 

Los investigadores descubrieron que la proteína del VEB se unía con precisión a la proteína de superficie celular CR2 en la región donde se une su ligando natural, C3d, lo que revela una similitud estructural entre el VEB y el C3d en el reconocimiento de CR2 y en cómo el virus aprovecha esta interacción para entrar e infectar una célula. Los investigadores también aislaron anticuerpos neutralizantes (nAbs) —proteínas inmunitarias que neutralizan el VEB— de animales inmunizados contra el VEB y de personas infectadas. 

Descubrieron que los anticuerpos neutralizaban el virus en pruebas de laboratorio al unirse a la proteína gp350 del VEB. Además, determinaron la estructura atómica de tres de los nAbs al unirse a la gp350 del VEB. 

Los tres nAbs se unieron a la gp350 en la misma región de la proteína —la región donde también se une a la proteína celular CR2—, lo que demuestra que este sitio de unión es un objetivo importante en el virus para la neutralización. 

La forma en que la proteína de superficie celular CR2 se une a su ligando natural C3d puede compararse con una llave que encaja en una cerradura. 

En este caso, la llave es una cavidad con carga negativa en la superficie de C3d, mientras que la cerradura es una disposición de residuos de arginina con carga positiva en la superficie de CR2. Los investigadores observaron un notable mimetismo molecular que se produjo por duplicado. 

Por un lado, la gp350 del VEB imita las características de C3d, actuando como la llave natural que encaja con CR2 en la superficie celular, abriendo la célula para que el virus la infecte. 

Por otro lado, los nAbs anti-VEB imitan a CR2, actuando como una cerradura que impide que la proteína gp350 del VEB se una a la célula para que el virus la infecte. 

El mimetismo existente en ambos lados de este conjunto de cerradura y llave indica que esta interacción es un paso importante para la infección por VEB y representa un importante punto de vulnerabilidad viral, según los investigadores. Los hallazgos definen interacciones moleculares críticas entre el VEB y sus células huésped. 

Los investigadores señalaron que se necesita más investigación para aplicar estos hallazgos al desarrollo de intervenciones, incluyendo el examen de si los nAbs recién descubiertos pueden brindar protección contra la infección por VEB en modelos animales y humanos. 

Esta investigación podría revelar nuevas vías para tratar y prevenir enfermedades causadas por este patógeno tan extendido. 



Website Immunity: 
https://www.cell.com/immunity/

Se Descubre un Mecanismo que Ayuda a Entender el Proceso de Maduración del VIH

Un equipo de investigadores de Alemania y EE UU han descubierto que una proteína del VIH (denominada “péptido espaciador 2”) desempeña un papel fundamental en la maduración de las partículas virales. Se trata de un paso necesario para convertirse en viriones con capacidad de infección. 

Los resultados del estudio se publicaron en la revista Nature. Se están realizando muchos estudios que pretenden entender qué cambios estructurales se producen en la cápside del virus que encierra el genoma viral. Pese a esto, no hay mucha información sobre la matriz del virus. 

La matriz sería la cubierta proteica exterior situada directamente debajo de la membrana lipídica que envuelve al virus. 

Para arrojar más luz sobre esto, un equipo de investigadores americano y alemán decidieron estudiar el modo en que se reorganiza la proteína de la matriz durante la etapa de maduración de la partícula infecciosa. 

Las partículas del virus de la inmunodeficiencia humana de tipo 1 (VIH-1) se liberan en una forma inmadura, que no resulta infecciosa. 

En este estado, la partícula viral consiste en una proteína larga con forma de barra que se denomina Gag. Para adquirir la capacidad de infección, el virus debe atravesar un proceso de maduración en el que la enzima proteasa divide la proteína Gag en seis trozos. 

Estos trozos serán los que, a su vez, constituyan la cápside y la proteína de la matriz de forma que al ensamblarse se generan viriones maduros con capacidad de infección. 

Entre dichos seis fragmentos se encuentra el ya mencionado “péptido espaciador 2”, cuya función en el ciclo vital del VIH no estaba clara. 

El equipo de investigadores empleó microscopios crioelectrónicos para obtener imágenes de las partículas víricas. 

A partir de dichas imágenes, mediante ordenador se generaron modelos tridimensionales muy detallados de las proteínas del virus. Gracias a eso se comprobó que, contrariamente a lo esperado, la reordenación de la matriz se veía desencadenada por el “péptido espaciador 2”. 

Así, se vio que esta proteína se adhería a la matriz y provocaba que se esta se empaquetase de forma diferente. 

Esta unión del péptido espaciador 2 a la proteína de la matriz permite que el virus pueda fusionarse más rápidamente con sus células diana. El equipo de investigadores afirma que inicialmente se pensaba que lo que se unía a la matriz era un lípido de la membrana, en lugar del péptido espaciador 2.

Consideran que esta información puede ser relevante para el desarrollo de nuevos fármacos frente al VIH. 

Sin embargo, el análisis reveló que es necesaria la liberación del péptido espaciador 2 para que se produzca la maduración de la matriz. 

Además, se comprobó in vitro que la presencia de dicho péptido fue suficiente para inducir la maduración de la matriz. Los autores del estudio afirman que a pesar de que disponía de datos estructurales de la matriz desde el año 2021.

Se desconocía cómo se producía la reorganización de los péptidos al madurar el virus.

El hecho de que en esta ocasión se generasen imágenes tridimensionales mucho más detalladas de la matriz permitió entender mejor este proceso.

También señalan que para comprender mejor la relevancia de la maduración de la matriz en la posterior propagación y patogénesis del VIH-1 será necesario realizar estudios en sistemas donde se puedan simular las condiciones de infección in vivo. 



Website Nature: 
https://www.nature.com/

El Tratamiento de Acción Prolongada podría Auto administrarse Mediante Inyecciones en los Muslos

Cabotegravir (Vocabria®) y rilpivirina (Rekambys®), como terapia de acción prolongada y administración inyectable, es el único régimen actualmente disponible de estas características para el tratamiento del VIH . 

Ambos medicamentos se presentan en forma de solución inyectable administrada por profesionales sanitarios –enfermeras, principalmente– a través de inyecciones intramusculares en los glúteos. 

Un nuevo estudio publicado en Clinical Infectious Diseases ha evidenciado que dicho régimen antirretroviral podría potencialmente autoadministrarse mediante inyecciones intramusculares en los muslos en lugar de las inyecciones actuales en los glúteos administradas por profesionales sanitarios. 

La autoadministración de la medicación antirretroviral por el propio paciente a través de inyecciones en los muslos podría resultar a priori una opción conveniente y atractiva tanto para el propio paciente –que ya no tendría que acudir a las visitas de administración de las inyecciones en el hospital– como para los sistemas de salud –que podrían evitar el coste sanitario que supone la administración de estos medicamentos en el hospital– y para la equidad de los sistemas sanitarios superando las potenciales barreras y haciendo que estos fármacos estén disponibles para cualquier persona con el VIH que los pueda necesitar. 

Las 118 personas con el VIH que participaron en el estudio presentaron diferencias en los niveles de los fármacos tras la inyección glútea y la inyección en los muslos que no se consideraron clínicamente significativas.

Ningún participante presentó carga viral detectable después de las inyecciones en los muslos. 

Los investigadores apuntaron que los niveles máximos de los medicamentos en sangre eran generalmente más elevados en los muslos que en los glúteos una semana después de las inyecciones, especialmente en aquellos pacientes que recibían inyecciones cada 2 meses. 

Este hallazgo se explicaría por una absorción más rápida en los muslos que en los glúteos tras su administración . 

Una absorción más rápida de cabotegravir provoca concentraciones mínimas más bajas en estado estacionario –cuando el tratamiento se utiliza a largo plazo y se realizan mediciones de los niveles promedio–. 

El modelado farmacocinético poblacional realizado como parte del presente estudio sugirió que, si las inyecciones en los muslos se administraran de manera continua, deberían ser mensuales en lugar de cada 2 meses –la pauta seguida actualmente en la mayoría de quienes reciben el tratamiento inyectable-– para mantener concentraciones eficaces del fármaco. 

Sin embargo, la administración temporal en los muslos —por ejemplo, en personas con problemas en el sitio de inyección de la región glútea— sería viable con ambos esquemas de inyección: mensual o cada 2 meses. 

Los participantes recibieron inyecciones en los muslos durante 16 semanas. Los 64 participantes en el esquema de inyección mensual recibieron ocho inyecciones en los muslos (cuatro de cabotegravir y cuatro de rilpivirina) , mientras que los 54 participantes en el esquema bimensual solo recibieron cuatro (dos de cabotegravir y dos de rilpivirina). 

Dado que todos los participantes habían estado tomando cabotegravir y rilpivirina durante al menos 3 años, es probable que antes de ingresar en el estudio ya tuvieran una acumulación significativa de los fármacos en su organismo. 

Los participantes del estudio no constituían una muestra especialmente diversa: el 80% eran personas blancas, el 65% eran hombres y la edad promedio era de 48 años. Además, el índice de masa corporal (IMC) promedio fue de 25,4 kg/m² (ligero sobrepeso). 

Dado que existe cierta preocupación sobre concentraciones subóptimas de cabotegravir y rilpivirina en personas con obesidad, incluir más participantes con un IMC más elevado hubiera sido valioso. 

En todo caso, cabe destacar que un estudio descartó dicha asociación entre obesidad y concentraciones más bajas del tratamiento inyectable.

En la línea de estudios previos sobre inyecciones en los glúteos, el dolor y otras reacciones en el punto de inyección fueron comunes (tuvieron lugar en el 70% de los participantes). 

Tras haber probado ambos puntos de inyección, el 30% de los participantes prefirió la administración en los muslos, el 61% en los glúteos y el 9% no expresó preferencia. Aunque las inyecciones en el estudio fueron administradas por profesionales de la salud, los presentes hallazgos podrían abrir camino a la autoadministración.

La accesibilidad del sitio de inyección es un requisito imprescindible para poder autoadministrarse una inyección intramuscular, y que el punto de inyección sea el muslo lo hace posible.

Los resultados del presente estudio suponen un primer paso hacia la autoadministración de cabotegravir y rilpivirina, aunque será necesario un estudio de mayor tamaño muestral y mayor duración para lograr la aprobación de la autoadministración por parte de las autoridades sanitarias. 

Un estudio de mayor duración y con una población más diversa probablemente podría conllevar cambios en el marco regulatorio en el caso de evidenciar una no inferioridad de las inyecciones autoadministradas respecto a las administradas en los glúteos por los profesionales sanitarios.

Otro punto a tener en cuenta es que en el presente estudio, tras probar ambos puntos de inyección, los participantes prefirieron los glúteos (quizás por ser inyecciones menos dolorosas). 

De replicarse a mayor escala, la conveniencia de la autoadministración podría ser menos atractiva para los potenciales pacientes si esta va acompañada de una mayor percepción del dolor en el sitio de inyección. 



Website Clinical Infectious Diseases: 
https://academic.oup.com/cid

Lenacapavir más Anticuerpos Ampliamente Neutralizantes podría ser un Tratamiento Dos Veces al Año

Dos anticuerpos ampliamente neutralizantes, teropavimab y zinlirvimab, podrían ser buenos aliados del lenacapavir en un régimen de tratamiento del VIH de acción prolongada, según un estudio presentado en la reunión sobre Terapia Farmacológica contra el VIH de 2024 en Glasgow. 

Los hallazgos subrayan la importancia de evaluar la sensibilidad del virus a los anticuerpos, pero sugieren que incluso las personas con resistencia parcial pueden beneficiarse si las dosis son lo suficientemente altas. 

Lenacapavir (Sunlenca), que se administra mediante inyección cada seis meses, está aprobado para personas con VIH multirresistente con amplia experiencia en tratamientos. 

Sin embargo, actualmente no cuenta con aliados igualmente duraderos para desarrollar un régimen completo semestral, por lo que, por ahora, debe utilizarse con antirretrovirales orales diarios. Los anticuerpos ampliamente neutralizantes (bnAb) tienen el potencial de cumplir esa función. 

Las personas con VIH normalmente producen anticuerpos contra el virus, pero estos suelen dirigirse a partes muy variables, por lo que no reconocen nuevas mutaciones virales. 

Sin embargo, una pequeña proporción de personas produce de forma natural bnAbs que atacan partes conservadas del virus que no cambian significativamente. 

Las investigaciones han demostrado que los bnAbs son prometedores para la prevención, el tratamiento (especialmente en niños) y la cura funcional del VIH, pero su utilidad se ha visto limitada por la resistencia viral. 

El Dr. Paul Cook, de la Universidad de Carolina del Este, y sus colegas evaluaron un régimen de combinación triple de lenacapavir más dos bnAbs, teropavimab y zinlirvimab, todos de Gilead Sciences. 

El lenacapavir es el primer inhibidor de la cápside del VIH aprobado. El teropavimab (GS-5423) se deriva de un bnAb llamado 3BNC117 que ataca el sitio de unión de CD4 en la proteína gp120 del VIH, que el virus utiliza para entrar en las células. 

El zinlirvimab (GS-2872) se deriva de un bnAb llamado 10-1074 que se une al bucle V3 de la envoltura del VIH. 

Ambos bnAb se modificaron para prolongar su vida media y permitir una dosificación menos frecuente. Investigaciones previas revelaron que aproximadamente la mitad del VIH de subtipo B (el más común en Estados Unidos y Europa) es altamente susceptible a ambos anticuerpos, y alrededor del 90 % es sensible a al menos uno. 

El ensayo de fase Ib (NCT04811040) incluyó a 32 personas en tratamiento antirretroviral oral estándar con una carga viral indetectable (menos de 50 copias) durante al menos 18 meses y un recuento de linfocitos T CD4 de al menos 500. 

Se les realizó una prueba de detección al inicio para garantizar que su VIH fuera altamente sensible tanto a teropavimab como a zinlirvimab (cohorte primaria) o solo a uno de los anticuerpos (cohorte piloto). 

Al inicio del estudio, tras suspender sus antirretrovirales orales, los participantes recibieron una dosis de carga oral de lenacapavir, inyecciones subcutáneas de lenacapavir y una infusión intravenosa de teropavimab (30 miligramos por kilogramo). 

Además, se les asignó aleatoriamente para recibir infusiones de 10 mg/kg o 30 mg/kg de zinlirvimab. 

El ensayo debía durar un año, pero debido a una suspensión clínica temporal del lenacapavir, los participantes solo recibieron una ronda semestral de tratamiento. 

De los 21 participantes de la cohorte primaria, 10 personas de cada grupo de dosis recibieron el régimen de tratamiento completo. Más del 80 % eran hombres y la mayoría eran blancos. 

Como se informó en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas de 2023 y en The Lancet HIV, el 90 % de las personas en ambos grupos de dosis de zinlirvimab mantuvieron una carga viral indetectable a las 26 semanas. 

Una persona del grupo de dosis más baja experimentó un rebote viral y un participante del grupo de dosis más alta se retiró del estudio. Estos hallazgos sentaron las bases para la cohorte piloto de 11 personas con virus altamente sensibles al teropavimab o al zinlirvimab, pero no a ambos. 

Esta cohorte fue más diversa: aproximadamente una cuarta parte eran mujeres, más de un tercio eran negros y el 27 % eran latinos. Una persona fue diagnosticada con hepatitis B y excluida del análisis. 

A las 26 semanas, ocho de los 10 restantes (80%) mantuvieron la supresión viral, pero la respuesta varió según la dosis de zinlirvimab. 

Dos de las cuatro personas que recibieron la dosis más baja aún presentaban una carga viral indetectable, en comparación con las seis que recibieron la dosis más alta. 

En la reunión de Glasgow, Cook presentó los resultados de un análisis combinado de los 32 participantes del estudio: 21 fueron susceptibles a ambos anticuerpos anti-bn, 5 fueron sensibles solo a teropavimab y 6 fueron susceptibles solo a zinlirvimab. 

Dieciséis fueron asignados aleatoriamente a cada grupo de dosis de zinlirvimab. Tres no completaron el régimen de tratamiento. A las 26 semanas, 26 de los 32 participantes (81%) mantuvieron la supresión viral. 

Tres personas asignadas a la dosis más baja de zinlirvimab presentaron una carga viral detectable (20 copias o más), pero ninguna de las 15 personas que recibieron la dosis más alta experimentó un rebote viral. 

En el grupo de dosis más baja, una persona presentó una carga viral detectable (543 copias) a pesar de ser sensible a ambos bnAb; esta persona recuperó la supresión viral tras reanudar el tratamiento oral, pero desarrolló una mutación de resistencia a lenacapavir. 

Otra persona, insensible a teropavimab, también reinició el tratamiento oral y recuperó la supresión viral. 

La tercera persona, insensible a zinlirvimab, presentó una carga viral baja pero detectable que aumentó tras un episodio de COVID-19 y se mantuvo detectable incluso tras reiniciar el tratamiento oral. El régimen combinado fue seguro y, en general, bien tolerado, sin efectos adversos graves relacionados con el fármaco ni retiradas por efectos secundarios. 

El efecto secundario más frecuente fueron las reacciones en el lugar de la inyección de lenacapavir, como dolor, inflamación o nódulos, la mayoría de las cuales fueron de leves a moderadas. 

No se observaron diferencias en la seguridad ni la tolerabilidad entre los dos grupos de dosis de zinlirvimab.

“Estos resultados de la fase inicial sugieren que se puede lograr una alta eficacia del tratamiento con el régimen de acción prolongada de lenacapavir, teropavimab y zinlirvimab en dosis alta cuando al menos un anticuerpo es altamente activo en personas con VIH altamente susceptibles a uno o ambos bnAbs”, concluyeron los investigadores. 



Website The Lancet: 
https://www.thelancet.com/journals/lanhiv/

Un Equipo de Investigación Financiado por los NIH Diseña un Nuevo Fármaco Dirigido a la Vía de la Sensación de Dolor.

Un equipo de investigación financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) ha desarrollado un medicamento prometedor para el tratamiento del dolor agudo y crónico. 

El fármaco, conocido como VIP36, se dirige al receptor cannabinoide tipo 1 (CB1) del organismo. Se ha demostrado su eficacia en tres modelos animales diferentes para el dolor y no parece causar los efectos secundarios perjudiciales que han frustrado otros esfuerzos dirigidos al CB1. 

Estos resultados mejoran la comprensión sobre cómo diseñar fármacos más seguros y eficaces dirigidos a los receptores cannabinoides y representan un paso importante hacia el desarrollo de tratamientos novedosos y no adictivos para el dolor. [El estudio se publicó en Nature el 5 de marzo de 2025]. 

Los receptores CB1 se encuentran en todo el cuerpo y son particularmente densos en los circuitos del dolor del cerebro. 

Durante mucho tiempo se han considerado un objetivo potencial para el tratamiento del dolor sin opioides; sin embargo, los intentos previos de dirigirse a esta vía se han topado con dos desafíos. 

En primer lugar, la exposición repetida a un fármaco genera tolerancia, lo que limita su eficacia. 

En segundo lugar, la dosis necesaria para reducir el dolor periférico suele ser lo suficientemente alta como para que el fármaco llegue al sistema nervioso central. 

En humanos, esto puede causar cambios indeseados en el estado de ánimo, la cognición o el estado emocional. 

Para superar estos problemas, los investigadores aprovecharon el modelado computacional del receptor CB1 para diseñar moléculas que interactúan mejor con el CB1, de forma similar a como una llave encaja en una cerradura. 

El fármaco de nuevo diseño, VIP36, presenta una mayor restricción periférica en comparación con fármacos anteriores, lo que significa que se filtra mucho menos al sistema nervioso central, donde puede causar efectos secundarios indeseados. VIP36 también interactúa con el CB1 de forma diferente a los tratamientos probados previamente y de una manera que reduce la tolerancia. 

El CB1 forma parte de una amplia clase de receptores conocidos como receptores acoplados a proteína G, que participan en innumerables funciones en todo el organismo, como el olfato, la visión, la regulación del estado de ánimo, las respuestas del sistema inmunitario, las respuestas del sistema nervioso autónomo (como la presión arterial y la frecuencia cardíaca), y el crecimiento y la metástasis de algunos tumores. 

Además de sus implicaciones en el tratamiento del dolor, los hallazgos de este estudio también podrían impulsar el diseño de otros fármacos dirigidos a receptores similares implicados en otras afecciones. 

Esta investigación fue financiada por la Iniciativa para Ayudar a Acabar con la Adicción a Largo Plazo® de los NIH (NIH HEAL Initiative), una iniciativa de los NIH que busca acelerar la búsqueda de soluciones científicas a la epidemia de sobredosis, incluyendo los trastornos por consumo de opioides y estimulantes, y la crisis del dolor crónico. 



Website Nature:
https://www.nature.com/