El nivel basal de viremia, la terapia con metadona y el grado de adhesión a la TARGA son los principales factores relacionados con una mayor probabilidad de supresión virológica
Las probabilidades de alcanzar una carga viral indetectable son igualmente bajas para los pacientes que se inyectan heroína, cocaína o una combinación de ambas drogas, según informa un equipo de investigadores canadienses en Drug and Alcohol Dependence.
Entre el 56 y el 58% de las personas que se inyectan estas drogas presentaron una viremia indetectable un año después del inicio de la terapia antirretroviral, frente a un 89% de aquellas que no eran usuarias de drogas inyectables (UDI) en activo.
Se sabe que el consumo activo de drogas inyectables está relacionado con unas peores respuestas al tratamiento anti-VIH. Sin embargo, no se dispone de muchos datos referentes al impacto de determinados patrones de inyección sobre las probabilidades de lograr una supresión virológica.
En consecuencia, un equipo de investigadores de Vancouver (Canadá) diseñó un estudio longitudinal que contó con 267 personas que presentaban un historial de consumo de drogas y que empezaron la terapia antirretroviral por primera vez entre 1996 y 2008.
Los participantes fueron entrevistados al inicio del estudio y, posteriormente, cada seis meses. Se les preguntó si en los seis meses anteriores habían consumido (por vía inyectable) heroína, cocaína o una combinación de ambas drogas.
Las personas que contestaron de manera afirmativa fueron clasificadas como UDI en activo y se compararon sus posibilidades de alcanzar una supresión virológica (por debajo de 500 copias/mL) con las de las personas que no declararon una inyección reciente.
También se recopiló información acerca de las características demográficas de los participantes, sus niveles basales de carga viral y recuento de CD4, el uso de terapia con metadona, el tipo de tratamiento anti-VIH recibido y la adhesión a ese tratamiento.
La tasa de supresión virológica doce meses después del comienzo de la terapia fue del 56% en el caso de las personas que se inyectaban cocaína, del 58% en los que se inyectaban heroína y del 56% en los participantes que se inyectaron ambos fármacos.
Por el contrario, el 89% de los pacientes que no manifestaron un consumo de drogas activo en ese momento alcanzaron una supresión virológica.
La diferencia en los resultados entre las personas que durante el estudio se inyectaron drogas de forma activa y las que no fue significativa (p <0,01).
Sin embargo, cuando se consideró como una variable dependiente del tiempo, el único patrón de inyección de drogas relacionado con una posibilidad significativamente menor de supresión virológica fue la combinación de cocaína y heroína (cociente de riesgo [CR]: 0,67; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0,47 - 0,97; p <0,05).
Esta asociación dejó de ser significativa tras tener en cuenta factores como el recuento de CD4, la carga viral y el año en el que se inició la terapia.
El equipo de investigadores cree que esto se debe a que los hábitos de inyección no son constantes y a que hay algunas personas que cambian las drogas que consumen y modifican sus hábitos de consumo (en ocasiones se inyectan y en otras no).
De todos modos, los autores descubrieron que existían diversos factores vinculados con una mayor posibilidad de alcanzar la supresión virológica, como el uso de metadona (cociente de riesgo ajustado (CRA): 1,33; IC95%: 1,01 - 1,76), la terapia con un inhibidor de la proteasa (CRA: 1,35; IC95%: 1,03 - 1,77), el año de inicio del tratamiento (CRA: 1,10; IC95%: 1,05 - 1,15) y, por encima de todo, una adhesión a la terapia de al menos un 95% (CRA: 4,00; IC95%: 2,91 - 5,49).
En consecuencia, el equipo de investigadores destaca la importancia de proporcionar apoyo a la adhesión a aquellas personas que presenten un historial de consumo de drogas inyectables cuando empiecen su tratamiento antirretroviral.
Fuente: Aidsmap.
Referencia: Kerr T, et al. Patterns of heroin and cocaine injection and plasma HIV-1 RNA suppression among a long-term cohort of injection drug users. Drug and Alcohol Dependence 2012; 124: 108-112.
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