El informe de ONUSIDA revela que 19 de los 35 millones de personas que viven con el VIH en la actualidad desconocen que son VIH-positivas.
En África subsahariana, casi el 90% de las personas que saben que son VIH-positivas reciben tratamiento; poner fin a la epidemia del sida requerirá una estrategia eficaz de escalamiento que permita acabar con las deficiencias.
GINEBRA, 16 de Julio de 2014 — Un nuevo informe elaborado por ONUSIDA revela que 19 de los 35 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo no saben que son VIH-positivas.
«La vida o la muerte de una persona no debería depender de la posibilidad de acceder a una prueba del VIH», afirma Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA.
«Se requiere un escalamiento eficaz para eliminar las diferencias entre las personas que conocen su condición de VIH-positivas y las que no, las personas que pueden acceder a servicios y las que no y las personas que reciben protección y aquellas a las que se les castiga».
El Informe de déficits y diferencias de ONUSIDA revela que, cuando las personas conocen su estado serológico positivo, solicitan recibir un tratamiento que puede salvarles la vida.
En África subsahariana, casi el 90 % de las personas VIH-positivas tienen acceso al tratamiento antirretrovírico (TAR).
Además, existen investigaciones que demuestran que en África subsahariana, el 76 % de las personas que reciben TAR ha logrado la supresión vírica, lo que reduce las probabilidades de que transmitan el VIH a sus parejas sexuales.
El análisis de nuevos datos demuestra que por cada incremento del 10 % en la cobertura del tratamiento, se produce una disminución del 1 % de las nuevas infecciones entre las personas que viven con el VIH.
En el informe se destaca que las iniciativas dirigidas a aumentar el acceso al tratamiento antirretrovírico están logrando buenos resultados.
En 2013, el número de personas con acceso a medicamentos que les permitieron salvar la vida se elevó en otros 2,3 millones.
Con este incremento, el número total de personas que recibieron tratamiento antirretrovírico en todo el mundo ascendió a casi 13 millones a finales de 2013.
Según escalamientos previos, ONUSIDA calcula que a fecha de julio de 2014, 13 950 296 personas tenían acceso al tratamiento para el VIH.
«Si se acelera el escalamiento del VIH en 2020, podremos avanzar hacia el fin de la epidemia en 2030», explica Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA.
«De lo contrario, nos estaremos arriesgando a prolongar de manera significativa el tiempo que se tardaría», añade «en una década o más».
Al poner fin a la epidemia en el año 2030, el mundo evitará 18 millones de nuevas infecciones por el VIH y 11,2 millones de muertes relacionadas con el sida entre 2013 y 2030.
*Terminar con la epidemia de Sida.
El informe revela que apenas 15 países* suman más del 75 % de los 2,1 millones de nuevas infecciones por el VIH registradas en 2013.
En todas las regiones del mundo hay tres o cuatro países que concentran la carga de la epidemia.
En África subsahariana, tan solo tres países, Nigeria, Sudáfrica y Uganda, suman el 48 % de todas las infecciones por VIH nuevas.
Sin embargo, el informe también indica que hay países enteros que han sido relegados al olvido.
Por ejemplo, seis naciones, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Indonesia, Nigeria, Federación Rusa y Sudán del Sur, se enfrentan a la triple amenaza de la carga de VIH más alta, la cobertura de tratamiento más baja y una disminución escasa o nula del número de nuevas infecciones por el VIH.
El Informe de déficits y diferencias de ONUSIDA, el primero que se elabora de este tipo, hace hincapié en la importancia de la ubicación y la población a través de un análisis regional detallado de la epidemia del VIH y del análisis de doce poblaciones con un riesgo elevado de infección por VIH.
En él se analizan los motivos por los que se acrecienta la brecha entre las personas que tienen acceso a las medidas de prevención, al tratamiento, la asistencia y los cuidados de la infección por el VIH y las personas que carecen de esa posibilidad.
Se explica cómo orientar la prioridad hacia las poblaciones que se encuentran desatendidas y con mayor riesgo de contraer la infección por el VIH será un factor determinante para poner fin a la epidemia de sida.
Se calcula que la prevalencia del VIH es 28 veces mayor entre los usuarios de drogas inyectables, 12 veces mayor entre los trabajadores del sexo y hasta 49 veces mayor en las mujeres transgénero que en el resto de la población adulta.
En África subsahariana, una de cada cuatro infecciones se produce en chicas adolescentes y mujeres jóvenes.
En el informe se examinan los motivos por los que determinadas poblaciones no tienen acceso a los servicios de tratamiento de la infección por el VIH y se destaca la necesidad urgente de dar respuesta a sus necesidades particulares.
«Nunca se logrará acabar con el sida si no se anteponen los intereses de las personas, si no se garantiza que las personas a las que afecta esta epidemia forman parte de un nuevo movimiento», afirma el Sr. Sidibé.
«Sin un planteamiento centrado en las personas, no se conseguirán grandes avances después de 2015».
En el informe se muestra que es esencial y posible ir más allá de un enfoque de escala nacional.
Los diferentes países y regiones presentan epidemias numerosas y diversas, por lo que en el informe se explica que la implementación de objetivos por países y políticas sólidas crea un espacio para atajar micro epidemias complejas con pequeñas soluciones a medida que permitirán llegar a las personas de una forma más rápida y con mejores servicios de respuesta al VIH.
Las ciudades y las comunidades desempeñarán un papel cada vez más destacado a la hora de conseguir un escalamiento efectivo.
Sin embargo, en el informe también se indica que la ausencia de datos acerca de las personas más afectadas por el VIH, sumado al estigma y la discriminación generalizadas, los códigos jurídicos punitivos, los obstáculos a la participación de la sociedad civil y la falta de inversión en programas adaptados están lastrando los resultados.
Se confirma que los países donde se hace caso omiso de la discriminación y se justifican las desigualdades no alcanzarán su máximo potencial y deberán hacer frente a las graves consecuencias en materia de salud pública y económicas de la inacción.
En el informe se resalta la necesidad de brindar un acceso equitativo a servicios asistenciales de calidad para personas VIH-positivas como una obligación tanto desde el punto de vista de los derechos humanos como de la salud pública.
*Esperanza y Diferencias.
ONUSIDA está registrando los niveles más bajos de este siglo de infecciones nuevas por VIH, 2,1 millones [1,9 millones–2,4 millones].
Solo en los tres últimos años, el número de infecciones nuevas por VIH ha descendido en un 13 %.
Se calcula que, a finales de 2013, había 35 millones de personas que vivían con el VIH en todo el mundo. Los fallecimientos relacionados con el sida están en su nivel más bajo desde el pico de 2005; su número se ha reducido un 35 %.
La tuberculosis sigue siendo la principal causa de mortalidad entre las personas que viven con el VIH.
El número de infecciones nuevas por el VIH entre la población infantil ha descendido un 58 % desde 2001 y se sitúa por primera vez por debajo de los 200 000 casos en los 21 países africanos más afectados.
Las cifras más elevadas de personas que viven con el VIH corresponden a África subsahariana con 24,7 [23,5-26,1] millones de personas.
La región de Asia y el Pacífico presenta la siguiente mayor población en número de personas que viven con el VIH, 4,8 [4,1–5,5] millones.
El porcentaje más elevado de personas que viven con el VIH y han recibido tratamiento se da en Europa occidental y Norteamérica, con un 51 % [39 %–60 %] y en América Latina con un 45 % [33 %-51 %].
Sin embargo, la cobertura más baja se encuentra en Oriente Próximo y el norte de África, con apenas un 11 % [8 %-16 %].
El número de infecciones por VIH nuevas disminuyó sobre todo en el Caribe, un 40 % desde 2005; sin embargo, las infecciones por VIH nuevas aumentaron un 8 % en Europa occidental y Norteamérica, un 7 % en Oriente Próximo y el norte de África y un 5 % en Europa del este y Asia central desde 2005.
Se observó que el número de fallecimientos relacionados con el sida aumenta de forma pronunciada en Oriente Próximo y el norte de África, en un 66 %.
La única región donde ocurre lo mismo es en Europa del este y Asia central, donde las muertes relacionadas con el sida aumentaron un 5 % entre 2005 y 2013.
En el informe se indica que para salvar las diferencias entre las personas que tienen acceso a los servicios de asistencia del VIH y las personas que no lo tienen se necesitarán programas de investigación e innovación combinados con legislaciones protectoras que impulsen la libertad y la igualdad de todas las personas.
Asimismo, será necesario que se mantenga y se incremento el compromiso por parte de la comunidad internacional y de los países más afectados con los notables rendimientos experimentados durante los últimos diez años para poder alcanzar el fin de la epidemia de sida en el año 2030.
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