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jueves, 26 de marzo de 2020

Canadá es el Primero en Aprobar el Régimen de VIH de Larga Duración Cabenuva

Recientemente, la FDA retrasó la aprobación de los EE. UU. 

Debido a preocupaciones sobre la fabricación mensual del régimen inyectable. 

El tratamiento del VIH ha entrado en una nueva era emocionante, ya que Canadá se ha convertido en la primera nación en el mundo en aprobar el régimen mensual antirretroviral inyectable (ARV) ViiV Healthcare Cabenuva (Cabotegravir / Rilpivirina), el primer régimen completo para tratar el virus que no requieren pastillas diarias. 

A fines de diciembre, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) suspendió la aprobación del régimen, citando preocupaciones sobre su proceso de fabricación. 

A su vez, ViiV indicó que estaba trabajando estrechamente con la FDA para abordar esas inquietudes y finalmente llevar a Cabenuva al mercado en los Estados Unidos. 

ViiV solicitó por primera vez la aprobación de la FDA de Cabenuva en abril de 2019. 

Health Canadá aprobó Cabenuva para que las personas con VIH actúen si tienen una carga viral completamente suprimida (por debajo de 50) gracias a un régimen de ARV oral estándar. 

Cabenuva contiene el inhibidor de la transcriptasa inversa no nucleósido de Janssen, Rilpivirina (se vende en forma de píldora oral diaria como Edurant) y el nuevo inhibidor de integrasa Cabotegravir de ViiV. 

Health Canadá también aprobó una forma de píldora diaria de Cabotegravir, que se venderá bajo la marca Vocabria. 

Las personas que hacen la transición a Cabenuva tomarán primero un régimen oral diario de Edurant y Vocabria durante un mes. 

Debido a que las versiones de acción prolongada de Cabotegravir y Rilpivirina pueden permanecer en el cuerpo durante meses, es importante que las personas que comienzan el régimen reciban monitoreo durante la fase de introducción del fármaco oral. 

De esa manera, si surge algún efecto secundario problemático durante el primer mes, un individuo puede simplemente suspender los medicamentos diarios, que se disiparán rápidamente en el cuerpo.

Las personas con VIH no deben tomar Cabenuva si las pruebas indican que su virus muestra signos de resistencia a cualquiera de los medicamentos del régimen. 

Desde el comienzo de la era de los ARV combinados en 1996, el tratamiento exitoso del VIH siempre ha requerido tomar píldoras diarias. 

Cabenuva requiere una inyección mensual en el músculo administrada por un profesional de la salud. 

La aprobación de Cabenuva se basa en los estudios de Fase III ATLAS y FLAIR, que entre ellos incluyeron a más de 1,100 participantes de 16 naciones. 

ATLAS descubrió que cambiar de un régimen diario de ARV oral a Cabenuva fue tan efectivo para suprimir el VIH después de 48 semanas como continuar con un régimen oral. 

FLAIR estudió a las personas que comienzan el tratamiento ARV por primera vez. 

Los resultados de los estudios se publicaron el 20 de marzo en The New England Journal of Medicine. 

Los eventos adversos de salud más comunes en ambos estudios, observados en al menos el 2% de los participantes, incluyeron reacciones en el lugar de la inyección, fiebre, fatiga, dolor de cabeza, dolor musculo-esquelético, náuseas, trastornos del sueño, mareos, erupción cutánea y diarrea. 

Durante el período de tratamiento de 48 semanas, el 4% de los participantes asignados al azar para recibir Cabenuva interrumpieron el régimen debido a eventos adversos de salud. 

Aproximadamente nueve de cada 10 participantes que cambiaron a Cabenuva dijeron que preferían el tratamiento inyectable mensual a la terapia oral diaria. 

Las señales indican que el tratamiento inyectable contra el VIH solo será más conveniente en los próximos años. 

Una presentación reciente de los resultados del ensayo ATLAS-2M en la Conferencia de 2020 sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas a principios de este mes indicó que una versión de Cabenuva que contenía dosis más altas de Cabotegravir y Rilpivirina era tan efectiva para suprimir el VIH cuando se inyectaba cada ocho semanas como estándar. 

Régimen administrado cada cuatro semanas.  




Website ViiV Healthcare: 
https://viivhealthcare.com/ 

Website The New England Journal of Medicine: 
https://www.nejm.org/ 

¿Se Podría Negar a las Personas con SIDA los Ventiladores para COVID-19?

La guía pandémica del estado de Alabama aconsejó negar los ventiladores para el uso de personas con cáncer metastásico, SIDA y enfermedad hepática terminal. 

Con la pandemia de Coronavirus que amenaza con abrumar los recursos de atención médica en algunas áreas del país, muchos estados se enfrentan a una elección que nunca pensaron que tendrían que tomar: ¿Quién recibe un respirador? Es una cuestión casi inmediata de vida o muerte. 

Una persona con COVID-19 que necesita un ventilador puede morir rápidamente sin uno, y quitarle un ventilador a alguien que ya tiene uno a menudo significa que morirá en cuestión de minutos, según un artículo del 23 de marzo en The New England Journal of Medicine (NEJM) titulado "El triaje más duro: asignación de ventiladores en una pandemia". 

Si surge una escasez de ventiladores en las próximas semanas, un escenario probable según varios gobernadores, los médicos necesitarán criterios para decidir quién recibe uno y quién no. 

Según el artículo del NEJM, los criterios estatales en Nueva York, el epicentro actual de COVID-19 en los Estados Unidos, apuntan a "salvar la mayoría de las vidas, según lo define la probabilidad a corto plazo del paciente de sobrevivir al episodio médico agudo".

Las pautas de la pandemia de Alabama recomiendan alejar a las personas con ciertas afecciones médicas de ser considerados para un respirador, sin importar su emergencia médica actual. 

Las recomendaciones existentes del estado de hace 10 años negarían explícitamente el acceso a ventiladores que salvan vidas para personas con ciertas condiciones en caso de una pandemia, según AL.com, un sitio web que representa varios boletines de Alabama. 

De acuerdo con los "Criterios para el triaje de ventiladores mecánicos después de la proclamación de emergencia respiratoria de bajas masivas", estas condiciones incluyen cáncer metastatizado, SIDA, enfermedad hepática en etapa terminal (con un puntaje MELD de más de 20), "retraso mental severo", avanzado demencia y quemaduras severas. 

AL.com sugiere que estas condiciones "podrían descalificar a los pacientes para que no reciban ventiladores que puedan salvar vidas si una pandemia crece lo suficientemente grave". 

Y algunas personas que ya usan ventiladores podrían ser retirados de ellos para hacer espacio para las personas afectadas por la pandemia, de acuerdo con la guía".

Aunque el SIDA figura como una de las condiciones que podrían provocar la negación de un ventilador, el documento citado por AI.com aclara que "la presencia de un estado [VIH positivo] sin SIDA no es una exclusión automática". 

Todos sabemos que el VIH puede conducir a un SIDA potencialmente mortal cuando no se trata. 

Pero como la comunidad del VIH es muy consciente, la distinción entre el VIH y el SIDA sigue siendo controvertida y confusa. 

Como el recurso federal HIV.gov explica la diferencia, se considera que las personas con VIH han progresado a SIDA cuando su recuento de CD4 cae por debajo de 200 o desarrollan una o más infecciones oportunistas independientemente del recuento de CD4 (en un sistema inmunológico saludable, el recuento de CD4 varía de 500 a 1,600). 

Pero las personas con un diagnóstico de SIDA no están condenadas a muerte. 

Con el tratamiento, muchos ven que sus recuentos de CD4 se recuperan a medida que se recuperan para disfrutar de una vida larga y saludable.

Lo que es más, un diagnóstico de SIDA es permanente, lo que significa que las personas con SIDA que ven un regreso a la salud y un número sólido de CD4 todavía se considera que tienen SIDA. (Para obtener más información sobre este tema debatido, lea "¿Es hora del fin del" SIDA"?").

Debido a que no hay escasez de ventiladores en este momento, el documento de Alabama es solo para orientación.

En todos los estados que enfrentan una escasez crítica de equipos que salvan vidas para COVID-19, deberán tomarse decisiones desgarradoras.

Los informes de Italia describen a los médicos "llorando en los pasillos del hospital debido a las decisiones que iban a tener que tomar", según el NEJM. 

"En las próximas semanas, se les puede pedir a los médicos en los Estados Unidos que tomen decisiones que nunca antes tuvieron que enfrentar y para las cuales muchos de ellos no estarán preparados". 



Website The New England Journal of Medicine: 
https://www.nejm.org/ 

Actualización en Tratamientos: Cuarto Boletín Especial CROI 2020

1.-Las madres recientes con el VIH ganan más peso con Dolutegravir que con Efavirenz. 
Las mujeres con el VIH ganaron una cantidad significativamente mayor de peso en el año siguiente a dar a luz cuando tomaron Dolutegravir en comparación con Efavirenz, según se extrae de los datos de dos estudios realizados en el África subsahariana.

Sin embargo, en uno de ellos se comprobó que, a pesar de que las mujeres aumentaron más de peso con Dolutegravir, este aumento de peso no fue superior al observado en las mujeres sin el VIH, lo que sugiere que Efavirenz podría limitar el aumento de peso.

El estudio fue presentado la semana pasada en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2020). 

La presentación se realizó de forma virtual, ya que el encuentro, programado en Boston (EE UU), fue cancelado debido a las preocupaciones suscitadas por el reciente brote de Coronavirus, COVID-19. 

En un estudio de cohorte observacional en Botsuana participaron mujeres embarazadas con el VIH que estaban recibiendo una terapia antirretroviral compuesta por Dolutegravir, Tenofovir Disoproxil Fumarato (TDF) y Emtricitabina (170 mujeres) o, alternativamente, otra compuesta por Efavirenz, Tenofovir TDF y Emtricitabina (114 mujeres) y, además,122 mujeres embarazadas sin el VIH. 

El índice de masa corporal a las cuatro semanas después del parto fue similar en los tres grupos de mujeres. No obstante, después de 18 meses, las que tomaban Dolutegravir y las seronegativas pesaban alrededor de 5kg más que las que recibían Efavirenz. 

En un segundo estudio, realizado en Sudáfrica y Uganda, también se comprobó que las mujeres que iniciaron un tratamiento con Dolutegravir durante el embarazo experimentaron un mayor aumento de peso tras el parto que aquellas que tomaron un tratamiento que contenía Efavirenz. 

En promedio, las mujeres incluidas en el grupo de Dolutegravir pesaron 4,35kg más que las del grupo de Efavirenz al finalizar el período de seguimiento.

Gran parte de la atención sobre el aumento de peso asociado al tratamiento antirretroviral se ha centrado en el uso del inhibidor de la integrasa Dolutegravir, pero las diferencias genéticas en los mecanismos a través de los que las personas metabolizan Efavirenz también podrían explicar las diferencias observadas en el aumento de peso entre los dos regímenes de tratamiento mencionados. 

Alrededor de una de cada cinco personas de origen africano tiene una configuración genética que la hace más propensa a metabolizar Efavirenz de forma lenta, lo que da lugar a que se alcancen niveles más elevados del fármaco, a que este genere unos efectos secundarios más notables y a una falta de ganancia de peso.

Al parecer, las personas que metabolizan Efavirenz con mayor rapidez son más propensas a experimentar aumentos de peso. 

Varios de los estudios presentados en la CROI también ofrecieron nuevos hallazgos relacionados con el aumento de peso. 

Así, se encontró que el aumento de peso después de iniciar el tratamiento antirretroviral puede verse influenciado por factores genéticos, pero no por la tasa metabólica o variaciones en la ingesta de alimentos. 

Un estudio en el que participaron 30 personas que iniciaban su tratamiento antirretroviral no encontró cambios en la tasa metabólica en reposo, la ingesta calórica o el consumo de oxígeno. 

A pesar de ello, los participantes aumentaron un promedio de 15,7kg en 12 meses. 

En otro estudio, que contó con la participación de 300 personas, se comprobó que el aumento sustancial de peso después de cuatro años de tratamiento antirretroviral se debía, en gran medida, a un mayor peso antes del tratamiento y a una menor actividad física.

Un tercer estudio analizó si el aumento de peso y los efectos secundarios de tipo neuropsiquiátrico podían verse influidos por la misma configuración genética. 

En el estudio se comparó la masa corporal y los síntomas neuropsiquiátricos de 220 personas que tomaban un inhibidor de la integrasa frente a los de 62 personas que tomaban un inhibidor de la proteasa. 

Transcurridos seis meses de tratamiento, las personas que presentaban una variación genética específica experimentaron un aumento de peso significativamente mayor que las personas que tenían otras dos variantes en el caso de que hubieran tomando un inhibidor de la integrasa, pero no si habían recibido un inhibidor de la proteasa. 

Los efectos secundarios neuropsiquiátricos fueron más habituales en el mismo grupo. 

2.-Un niño con el VIH mantiene una carga viral indetectable después de tres años sin tratamiento.
Un niño de cuatro años de edad que adquirió el VIH durante su gestación en EE UU inició la terapia antirretroviral antes de los dos días de edad y, posteriormente, la interrumpió un año más tarde, manteniéndose en estado de remisión sostenida desde entonces (hace ya tres años), según un estudio presentado en la CROI 2020. 

La toma de tratamiento antirretroviral permite suprimir la replicación del VIH de forma continua y prolongada, pero normalmente los niveles de carga viral vuelven a aumentar poco después de interrumpir la terapia. 

Sin embargo, se han descrito varios casos en los que se produjo un retraso en la aparición de dicho rebote viral, y esto parece ser más probable que se produzca en bebés que comenzaron el tratamiento antirretroviral muy pronto. 

El niño descrito en este nuevo caso nació con el VIH, pero por lo demás estaba sano, tras una gestación completa, y su madre era una mujer seropositiva que no había recibido atención prenatal y, por lo tanto, no tomó tratamiento antirretroviral, que ofrece la posibilidad de prevenir la transmisión vertical del VIH. 

El bebé comenzó a recibir tratamiento antirretroviral 33 horas después de nacer. 

Cuando tenía 14 días de vida se le realizó una prueba para determinar la presencia de ADN del VIH y dio positivo. 

Cuando el bebé alcanzó los 13 meses de edad, la madre interrumpió el tratamiento antirretroviral del niño. 

A lo largo de los tres años de seguimiento, el bebé se mantuvo clínicamente sano y continuó teniendo un nivel indetectable de ARN viral (definido como por debajo de 20 copias/mL). 

Además, los niveles de anticuerpos del VIH del niño se redujeron y se volvió seronegativo a la edad de 15 meses y, desde entonces, se ha mantenido así. 

Un equipo clínico sigue realizando un seguimiento del bebé y se propone determinar si este control prolongado de la carga viral está relacionado con haber iniciado tan pronto el tratamiento o si es atribuible a características únicas particulares de este niño o de la cepa viral de su VIH.

3.-Nuevas estrategias en la dosificación pediátrica. 
Las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan la formulación líquida de Abacavir como parte del régimen de primera línea de preferencia para niños de 28 días o más de edad, pero no existe una dosis aprobada para niños menores de tres meses de edad. 

En un estudio realizado en Sudáfrica, presentado en la CROI 2020, se determinó que una dosis de 8mg/kg de peso corporal de Abacavir administrada dos veces al día a recién nacidos con el VIH de peso normal y bajo al nacer resultaba segura y eficaz. 

Abacavir se administró en combinación con Lamivudina y Lopinavir/Ritonavir en este estudio en el que participaron 25 bebés. 

En un segundo estudio se examinó la seguridad y eficacia del uso de Abacavir en nueve cohortes observacionales de Sudáfrica. 

En el análisis se incluyeron a bebés menores de tres meses de edad que comenzaron tratamiento antirretroviral entre 2006 y 2017. 

De los 1.275 niños que iniciaron tratamiento antirretroviral, 931 recibieron Abacavir y 344 Zidovudina. 

Se registró un menor número de interrupciones entre los que tomaban Abacavir que entre los que tomaban Zidovudina. 

Comenzar a tomar Abacavir en el primer mes de vida o ser un bebé de bajo peso al nacer no afectó negativamente en la consecución de la carga viral indetectable. 

Las conclusiones de otro estudio más respaldan la duplicación de la dosis de Dolutegravir para tratar a los niños coinfectados por VIH y tuberculosis que están tomando el fármaco antituberculoso Rifampicina. 

Rifampicina reduce la eficacia de Dolutegravir y, en adultos, ya se ha establecido la estrategia de duplicación de la dosis de Dolutegravir. 

Los de este estudio son los primeros datos que respaldan el uso de esta estrategia en niños. 

El equipo de investigadores llevó a cabo un estudio de seguridad con 31 niños y un análisis farmacocinético con otros 17.

La duplicación de la dosis de Dolutegravir cuando se toma a la vez que Rifampicina dio como resultado concentraciones de fármaco en la sangre comparables a las observadas cuando Dolutegravir se administra sin Rifampicina. 

4.-Enfermedad pulmonar en niños y adultos. 
La administración de azitromicina, una vez por semana, redujo la tasa de hospitalizaciones y de exacerbaciones respiratorias agudas (síntomas respiratorios nuevos o que empeoran) en niños y adolescentes que viven con el VIH y enfermedad pulmonar crónica en Malaui y Zimbabue.

La enfermedad pulmonar crónica relacionada con el VIH resulta habitual en niños y adolescentes del África subsahariana, a pesar del tratamiento antirretroviral y está asociada con un nivel significativo de mala salud, que incluiría infecciones de las vías respiratorias. 

Un equipo de investigadores del ensayo BREATHE planteó la hipótesis de que azitromicina (un antibiótico con propiedades anti-inflamatorias y antimicrobianas) permitiría mejorar la función pulmonar al prevenir las infecciones del tracto respiratorio y el control de la inflamación sistémica. 

En su estudio incluyeron a 347 niños y adolescentes con el VIH y que padecían una enfermedad pulmonar crónica.

La enfermedad pulmonar crónica se definió como tener un 'volumen espiratorio forzado en un segundo' inferior a 1 (FEV1, en sus siglas en inglés). 

Para determinar el FEV1 se emplea un espirómetro, un instrumento que, aplicado en la boca, permite medir la fuerza de las inhalaciones y exhalaciones. 

Los participantes fueron distribuidos de forma aleatoria para recibir una dosis oral (según el peso corporal) de azitromicina o un placebo una vez a la semana. 

A las 48 semanas, la tasa de exacerbaciones respiratorias agudas fue 1,96 veces mayor en el brazo de placebo y la tasa de hospitalizaciones fue 4,2 veces mayor. 

Las conclusiones de otro estudio revelaron que las personas con el VIH de menos de 50 años pierden función pulmonar con más rapidez que las personas seronegativas . 

La revisión de una gran cohorte de EE UU también halló que las personas con un nivel previo bajo de células CD4 presentaban unas disminuciones más rápidas de su función pulmonar. 

El estudio contó con la participación de 2.216 personas (1.168 de las cuales sin el VIH) que tenían una media de edad de 50 años. 

La función pulmonar se midió mediante pruebas que incluían la determinación de FEV1 al comienzo del estudio y, posteriormente, de forma semestral desde 2009 hasta 2017. 

La función pulmonar basal fue menor entre las personas con el VIH que en las seronegativas. 

Sin embargo, la tasa de disminución en personas mayores de 50 años no fue diferente entre las que tenían el VIH y las que no.

Con todo, en las personas de menos de 50 años, el FEV1 se redujo con más rapidez en las personas con el VIH que en las seronegativas. 

La tasa de descenso anual fue casi un 50% mayor a la esperada para este grupo de edad. 

5.-Buen perfil de seguridad y actividad antiviral del inhibidor de la cápside de acción prolongada GS-6207. 
Un estudio de fase 1b que probó el fármaco GS-6207 (un inhibidor de la cápside de acción prolongada) en personas con el VIH reveló que este medicamento presenta una potente actividad antiviral, así como un buen perfil de seguridad, según los resultados presentados en la CROI 2020. 

El estudio examinó la relación dosis-respuesta de las inyecciones subcutáneas de GS-6207 tanto en personas que habían tomado tratamiento antirretroviral con anterioridad como en personas que nunca lo habían recibido. 

Los participantes del estudio fueron asignados de forma aleatoria para recibir una única administración subcutánea de una dosis de GS-6207 de cinco posibles (20, 50, 150, 450 o 750mg) o un placebo, antes de comenzar la terapia antirretroviral convencional diez días después. 

Se informó de la actividad antiviral de GS-6207 como media de cambio de la carga viral y se comprobó que cuanto más alta fue la dosis, mejor fue la respuesta registrada. Los datos de seguridad siguen el protocolo ciego y seguirán así hasta el final del estudio. 

La tasa de acontecimientos adversos fue similar para todas las dosis, siendo el efecto secundario más habitual las reacciones (de leves a moderadas) en el punto de inyección. 

6.-Problemas en el diagnóstico del VIH en las etapas tempranas de la infección cuando se usa PrEP; pueden surgir resistencias si se mantiene la toma de la profilaxis. 
Se ha descubierto que la profilaxis pre-exposición (PrEP, el uso regular de unos antirretrovirales determinados para prevenir la infección por el VIH) resulta extremadamente eficaz si se siguen las indicaciones (tanto en la administración diaria como a demanda).

Aunque existen casos de fracaso de la PrEP a pesar de que la persona mantuvo un buen nivel de adherencia documentado; se trata de casos muy poco frecuentes, que suelen deberse a la transmisión de virus resistentes. 

Sin embargo, el uso de PrEP durante la etapa temprana de una infección por el VIH no diagnosticada puede complicar el diagnóstico al reducir o retrasar la detección de antígenos virales o de las respuestas de anticuerpos que la persona genera frente al virus.

Un estudio realizado en San Francisco (EE UU) ha registrado once casos de uso de PrEP durante la fase temprana de una infección por el VIH sin diagnosticar (lo que se conoce como "superposición VIH/PrEP"). 

Se cree que seis participantes adquirieron el VIH cuando estaban tomando la PrEP, mientras que en los otros cinco casos se descubrió que tenían el VIH como parte de su evaluación antes de iniciar la profilaxis (aunque ya la tomaban en el momento de saber el diagnóstico). 

El equipo de investigadores identificó tres escenarios que ilustran algunos de los retos de realizar el diagnóstico en estas situaciones. 

El primero sería la aparición de resistencia a los fármacos, que puede producirse si la persona inicia la PrEP cuando existe una infección aguda de VIH sin diagnosticar y una carga viral elevada. 

Este fue el caso de un participante que adquirió el VIH cuatro días antes de someterse a una prueba de anticuerpos como parte de su evaluación de PrEP. 

Un segundo escenario sugerido por un caso en el estudio es que la PrEP podría verse "sobrepasada" si los niveles de exposición al VIH son muy altos.

Un hombre que había estado tomando PrEP durante un año y que declaró mantener un buen nivel de adherencia dio positivo tras un período de mayor actividad sexual, en el cual había mantenido relaciones sexuales anales receptivas sin preservativo con unas 45 parejas. 

El equipo de investigadores sugiere que puede existir un umbral a partir del cual la PrEP pierde su eficacia debido a los altos niveles de exposición al VIH. 

En un tercer caso, un hombre que había interrumpido su PrEP comenzó a tomarla de nuevo tres días después de tener relaciones sexuales con una nueva pareja. 

La pareja posteriormente dio positivo en la prueba del VIH y su carga viral era elevada. 

El participante en el estudio dio inicialmente un resultado negativo, lo que sugiere que la medicación actuó como PEP (profilaxis postexposición). 

No obstante, tres semanas más tarde esta persona presentaba pruebas de ADN proviral intacto y, en la actualidad, se encuentra pendiente de más pruebas. 

En un estudio realizado en Tailandia y presentado en la CROI 2020 también se descubrió que el VIH de algunas de las escasas personas que habían tomado PrEP mientras tenían una infección no diagnosticada desarrolló resistencia a Emtricitabina, uno de los dos fármacos que componen el régimen de profilaxis pre-exposición. 

Cuatro de los siete pacientes diagnosticados en fase de infección aguda por el VIH no presentaban resistencia al fármaco. 

El tiempo transcurrido entre el inicio de la PrEP y el resultado positivo de la prueba de carga viral (y la suspensión de la PrEP) fue de 2, 2, 7 y 15 días de forma respectiva para estas cuatro personas.

El virus de tres de los pacientes presentaba resistencia a fármacos (únicamente a Emtricitabina). 

Estas tres personas habían tomado PrEP durante 29, 35 y 122 días respectivamente antes de que se les diagnosticara la infección por el VIH. No se detectaron casos de resistencia a Tenofovir (algo que entrañaría una mayor relevancia clínica). 

El estudio sugiere que tomar PrEP durante la fase de infección aguda por el VIH durante más de 2 o 3 semanas probablemente provoque que el virus desarrolle resistencia a fármacos.

Website Aidsmap: 
http://www.aidsmap.com/ 

Website Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections (CROI 2020): http://www.croiconference.org/ 

Actualización en Tratamientos: Tercer Boletín Especial CROI 2020

1.-Misma esperanza de vida que las personas sin el VIH, pero menos años con buena salud. 
De nuevo, un estudio sobre esperanza de vida ha revelado que las personas con el VIH que inician pronto su tratamiento antirretroviral y disponen de acceso a una buena atención sanitaria pueden esperar tener una esperanza de vida similar a sus iguales sin el VIH. 

Sin embargo, también se ha descubierto que las personas con el VIH padecen problemas de salud adicionales durante muchos de esos años. 

En promedio, estas personas presentan comorbilidades de importancia hasta 16 años antes que la población general sin el VIH.

El estudio fue presentado la semana pasada en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2020). 

La presentación se realizó de forma virtual, ya que el encuentro, programado en Boston (EE UU), se canceló debido a las preocupaciones suscitadas por el reciente brote de Coronavirus, COVID-19. 

Este estudio, efectuado en EE UU, se centró de forma específica en las personas que disponían de acceso a la atención médica. 

Así, todas las personas participantes estaban inscritas en Kaiser Permanente, un proveedor integrado de seguros sanitarios y atención médica en California, Virginia, Maryland y el Distrito de Columbia. 

Se analizaron los datos procedentes de 39.000 personas con el VIH y 387.767 personas sin este virus. 

Cada persona con el VIH fue emparejada con diez personas seronegativas siguiendo criterios de edad, sexo, origen étnico y año de inscripción. 

A lo largo del período de estudio (de 2000 a 2016), se evidenció un aumento constante de la esperanza de vida de las personas con el VIH. 

Así, mientras que en el año 2000 las personas con el VIH tenían una esperanza de vida, en promedio, 22 años más baja que las personas seronegativas de la cohorte, en 2016 esta diferencia se había reducido a nueve años.

En el año 2016, si la persona con el VIH comenzaba el tratamiento antirretroviral con un recuento de CD4 superior a 500 células/mm3, su esperanza de vida era apenas algo menor que la de las personas sin el VIH. 

No obstante, el equipo de investigadores también examinó la existencia de indicios de enfermedad hepática crónica (incluyendo hepatitis B o C), enfermedad renal crónica, enfermedad pulmonar crónica, enfermedad cardiovascular, diabetes o cáncer. 

Tras este análisis, los autores descubrieron que las personas con el VIH viven sustancialmente menos años saludables que las personas sin el virus. 

En el período de 2014 a 2016, una persona con el VIH de 21 años podría esperar vivir sin ninguno de estos problemas de salud hasta la edad de 36 años, mientras que un igual seronegativo lo haría hasta los 52 años. 

Entre las personas con el VIH, la aparición de la enfermedad hepática se produjo 24 años antes; la enfermedad renal, 17 años antes y la enfermedad pulmonar, 16 años antes. 

No obstante, la posible limitación de este estudio es que las personas con el VIH tienden a visitar a sus médicos de forma regular y a hacerse las pruebas de detección con más frecuencia que otras personas y, como resultado de ello, es posible que los problemas de salud crónicos se diagnostiquen a una edad más temprana. 

2.-El estudio SEARCH descubre que la estrategia de ‘diagnóstico y tratamiento’ universales reduce el VIH infantil. 
Una campaña comunitaria de ‘diagnóstico y tratamiento’ a gran escala realizada en Kenia y Uganda se ha traducido en una menor tasa de transmisión vertical del VIH (de madre a hijo) así como en un menor número de niños con el VIH al concluir el estudio. 

Las conclusiones del estudio SEARCH se presentaron en la CROI 2020. 

En el estudio SEARCH, las comunidades fueron distribuidas de forma aleatoria para recibir un enfoque estándar para el tratamiento del VIH o para recibir una intervención que intensificaba la realización de pruebas comunitarias, el tratamiento para todas las personas diagnosticados y la optimización del proceso de derivación a los servicios de atención. 

Al final de los tres años que duró el estudio, el 80% de las personas con el VIH en las comunidades donde se realizó la intervención alcanzaron una carga viral indetectable, en comparación con el 68% registrado en las comunidades que recibieron la atención estándar. 

Se trata del primer gran estudio sobre la estrategia de ‘diagnóstico y tratamiento’ que informa de sus resultados sobre la transmisión vertical del VIH. 

En este sentido, se comprobó que la intervención consiguió reducir la transmisión vertical a menos de la mitad en comparación con el estándar de atención. 

Así, solo el 1,8% de los bebés nacidos de mujeres con el VIH en las comunidades que recibieron la intervención universal de diagnóstico y tratamiento se habían infectado por el VIH al final del estudio, frente al 4,4% registrado en las comunidades de control. 

El equipo de investigadores del estudio señala dos posibles mecanismos que podrían explicar el motivo por el que la intervención redujo las infecciones por el VIH en los recién nacidos: el diagnóstico e iniciación del tratamiento más tempranos en las mujeres que adquirieron el VIH durante el período de estudio y el inicio más temprano del tratamiento entre las mujeres embarazadas, debido al enfoque de tratamiento universal. 

3.-Las vulnerabilidades especiales que afectan a las personas transgénero precisan unas intervenciones específicas y adaptadas. 
Varias de las presentaciones de la CROI 2020 se centraron en estudios en donde se valoró la prevalencia y riesgo del VIH, así como el acceso y la adherencia a la medicación en mujeres y hombres transexuales de EE UU, Kenia and Zimbabwe. 

En conjunto, las mujeres trans siguen presentando unas elevadas tasas de infección por el VIH, con una prevalencia estimada en torno al 19%. 

Algunas estimaciones también indican que la prevalencia en los hombres trans podría llegar al 8%. 

El doctor Asa Radix presentó datos referentes a 557 hombres trans de la ciudad de Nueva York (EE UU). 

Menos de la mitad se habían hecho la prueba del VIH. 

La prevalencia del VIH estuvo alrededor del 3% entre los que se habían hecho la prueba, pero los que tenían parejas sexuales masculinas cis presentaron una tasa de prevalencia del 11%, mucho más elevada. 

El doctor Makobu Kimani –del Instituto de Investigación Médica de Kenia– presentó datos procedentes de once mujeres trans y 42 hombres gays, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH) que participan en una cohorte de personas que tomaban profilaxis pre-exposición (PrEP) en Kenia. 

A los seis meses, más del 40% de las mujeres trans tenían niveles protectores de fármacos (de la PrEP), pero ninguno de los hombres GBHSH los tenía. 

Las entrevistas personales revelaron que el mayor nivel de adherencia entre las mujeres trans estuvo relacionado con una mayor voluntad de tomar la PrEP, a la percepción del riesgo de infección por el VIH y a la sensación de que la PrEP afirmaba la identidad de género. 

Aproximadamente la mitad de las personas de la muestra se dedicaban al trabajo sexual, cuestión que fue explorada más a fondo por Mariëlle Kloek, de la Universidad Erasmus, utilizando para ello datos procedentes de Zimbabwe. 

En una muestra de 603 hombres cis y personas trabajadoras sexuales trans, la prevalencia del VIH fue muy elevada: 38% en mujeres trans, 38% en hombres trans y 28% en hombres cis. 

Por su parte, la doctora Catherine Lesko, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins (EE UU), informó de resultados alentadores en cuanto a la retención de las mujeres trans en los servicios de atención en EE UU. 

El análisis de la cohorte NA-ACCORD demostró que, una vez que las mujeres trans han entrado con éxito en los servicios de atención del VIH, tienen unos resultados similares o mejores que los hombres o mujeres cis.

El moderador de la sesión, doctor Sari Reisner, de la Universidad de Harvard, subrayó que resulta fundamental establecer una clara distinción entre la identidad de género y la orientación sexual, desglosando los diferentes grupos de población tanto para su estudio como para la prestación de servicios (por ejemplo, separando a las mujeres trans de los hombres GBHSH) y comprendiendo sus experiencias y necesidades específicas. 

Reisner también destacó que las prácticas afirmativas de género resultan esenciales para que las personas trans se sientan acogidas y respetadas. 

4.-Una vacuna frente al VIH que genera anticuerpos ampliamente neutralizantes supera el primer estudio de seguridad en humanos. 
En la CROI 2020 se afirmó que, por primera vez, se había conseguido diseñar una vacuna capaz de inducir en humanos la generación de anticuerpos ampliamente neutralizantes frente al VIH. 

La mayoría de las vacunas funcionan induciendo la producción de anticuerpos por parte de las células B del sistema inmunitario. 

Aunque en ensayos anteriores se había demostrado que algunas vacunas del VIH pueden inducir respuestas de anticuerpos frente a dicho virus, estas eran ineficaces ( como sucedió en el reciente estudio HVTN 702 ) o solo parcialmente eficaces (como en el estudio tailandés RV 144 ). 

Los anticuerpos ampliamente neutralizantes (bNAbs, en sus siglas en inglés) podrían constituir la base de unas vacunas y tratamientos potentes, en parte porque presentan actividad frente a una amplia variedad de cepas virales. 

El año pasado, un estudio en monos tuvo éxito al conseguir la generación de anticuerpos ampliamente neutralizantes con la vacunación. 

El sucesor de ese estudio se está llevando a cabo en humanos. 

En esta edición de la CROI se ha presentado una tecnología diferente: un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIAID, en sus siglas en inglés) en el que se utilizó una vacuna basada en un vector viral. 

En el estudio se empleó la cubierta externa del adenovirus AAV-8, sustituyendo sus genes virales reemplazados por fragmentos de ADN que codifican la producción de VRC07, un anticuerpo ampliamente neutralizante muy utilizado en estudios para probarlo como tratamiento del VIH, como PrEP y como cura. 

En la conferencia se presentó un estudio de seguridad de fase 1, en el que se administró la vacuna a ocho personas voluntarias con el VIH. 

A las tres primeras personas se les administró una dosis de 50.000 millones de vectores por kilogramo de peso corporal. 

Tres meses más tarde, a otros dos voluntarios se les administró una vacuna que contenía diez veces más vectores por kilogramo (500.000 millones). 

A los tres últimos voluntarios se les administró una dosis cincuenta veces mayor que la original (2,5 billones de vectores/kg). 

Todas las personas a las que se administró la vacuna produjeron anticuerpos VCRC07, en mayor o menor grado. 

Sin embargo, al tratarse de un estudio de seguridad, aún no se sabe si los niveles de VCRC07 generados son suficientes para tener un efecto antiviral.

Este estudio supone la primera prueba de que una vacuna es capaz de inducir la generación de bNAbs en humanos. 

5.-Los hombres GBHSH negros tienen un 60% menos de probabilidad de tener carga viral indetectable VIH que sus iguales blancos en Atlanta. 
Un estudio realizado en Atlanta (EE UU) ha descubierto que no conseguir una carga viral del VIH indetectable fue significativamente más frecuente entre los hombres negros gays, bisexuales y otros hombres que practican sexo con otros hombres (GBHSH) que entre los hombres GBHSH de etnia blanca. 

El estudio Engagement –un ensayo de cohorte prospectivo basado en la comunidad– recopiló datos clínicos y de comportamiento de 398 hombres GBHSH negros y blancos con el VIH que vivían en Atlanta entre 2016 y 2017. 

La mitad de las personas eran de etnia negra y el 33% de los hombres negros y el 19% de los hombres blancos no tenían carga viral indetectable. 

La edad fue un factor no modificable que estuvo relacionado con las diferencias en las tasas de personas con carga viral indetectable, siendo los hombres más jóvenes más propensos a no tener la carga viral indetectable. 

Otros factores relacionados sí eran modificables: el acceso a la atención médica, los ingresos, la estabilidad del alojamiento y el consumo de marihuana. 

En conjunto, estos factores explicaban completamente la disparidad racial. 

En su presentación, el doctor Justin Knox, de la Universidad de Columbia (EE UU), concluyó, "Si nos tomamos en serio la reducción de las disparidades raciales en los resultados del tratamiento del VIH, estos hallazgos revelan que existen oportunidades claras de actuar sobre los factores modificables que tendrían un impacto". 

6.-Un inmunomodulador aclara las lesiones anales precancerosas. 
Un fármaco ya aprobado actualmente para tratar el mieloma (un tipo de cáncer sanguíneo) consiguió eliminar las lesiones anales precancerosas provocadas por el virus del papiloma humano (VPH) tanto en hombres con el VIH como en seronegativos, según un estudio presentado en la CROI 2020. 

El cáncer anal y su precursor, la displasia anal (un crecimiento anómalo de células y tejidos), son más habituales entre las personas con el VIH que en la población general. SPACE, un estudio de fase 2, evaluó el uso de dosis bajas de pomalidomida como tratamiento para las lesiones anales de alto grado.

En el estudio participaron diez hombres con el VIH y 16 hombres sin esta infección. 

Todos los participantes tenían lesiones de alto grado (grado 3) confirmadas mediante biopsia, que se habían mantenido durante un mínimo de un año y una mediana de tres. 

Algo más de la mitad de los participantes del estudio experimentaron una resolución parcial o completa de las lesiones anales de alto grado después de haber recibido tratamiento oral con una dosis baja de pomalidomida durante seis meses. 

Esta tasa aumentó al 63% después de 6 meses adicionales de seguimiento tras el tratamiento. 

Website Aidsmap: 
http://www.aidsmap.com/ 

Website Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections (CROI 2020): http://www.croiconference.org/