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viernes, 13 de enero de 2012

Desafío Terapéutico: Linfoma no Hodgkin y VIH/Sida

De acuerdo con la Secretaría de Salud, el linfoma no Hodgkin es el tercer cáncer más frecuente en hombres y el cuarto en mujeres.

Se trata de una enfermedad común que lo es todavía más en personas que viven con VIH/sida, casos en los cuales, por involucrar dos padecimientos que dañan al sistema inmunológico, el tratamiento se vuelve todo un desafío para doctores y usuarios de servicios médicos.

Enfermedad definitoria

El sistema linfático forma parte del sistema inmunológico del organismo. Por éste circulan los linfocitos, células encargadas de defender al cuerpo de agresiones externas como virus y bacterias.

Cuando una proliferación de células malignas o tumorales afecta los linfocitos se habla de linfoma, el cual puede ser de Hodgkin y no Hodgkin, según la definición que da el Instituto Nacional de Cancerología sobre esta enfermedad.

Aunque se trata de cáncer en ambos casos, linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin son padecimientos biológicamente distintos en cuanto al origen celular de los tumores y evolución de los mismos; el primero es más frecuente en gente joven, el segundo se presenta por lo regular en personas de 40 a 60 años de edad.

Quienes viven con VIH tienen una frecuencia de tumores linfáticos mayor que el resto de la población, en especial del tipo no Hodgkin, pues las afectaciones a su sistema inmunológico lo hacen más propenso al desarrollo de este cáncer.

Combinación que implica retos

Si bien la presencia del VIH es un factor de riesgo para el surgimiento de un linfoma, no siempre el diagnóstico del primero antecede al segundo: hay ocasiones en las cuales el paciente desconoce que vive con el virus y se entera una vez que le detectan el cáncer.

Para el especialista, es importante determinar esto ya que el tratamiento de pacientes con VIH que desarrollan linfoma es un reto terapéutico “impresionante”, pues hay que estabilizar primero el virus y posteriormente tratar el cáncer, lo que implica una respuesta rápida y efectiva.

Frecuente, curable y elusivo

Cansancio, pérdida de peso inexplicable, inflamación de ganglios en cuello, ingles o axilas, fiebre y sudoraciones nocturnas erráticas, son algunos de los síntomas que si bien no son exclusivos del linfoma no Hodgkin, sí pueden alertar sobre la presencia de esta enfermedad.

Se trata de un padecimiento que, con un diagnóstico y tratamiento oportuno, puede llegar a mostrar dos escenarios favorables: que se convierta en una enfermedad crónica y tratable, o bien, la curación definitiva.

“En comparación con otros tipos de cáncer, el linfoma no Hodgkin es de los males el menor, por tal motivo hay que detectarlo a tiempo”, aseguró Reynoso Gómez.

Paradójicamente, el diagnóstico temprano es algo difícil debido a que son tumores muy “elusivos”, pues en la mayoría de los casos pueden llegar a ser indoloros o confundirse con otras enfermedades.

“El origen del linfoma no Hodgkin está en el tejido linfático; sin embargo, hay más de 600 ganglios linfáticos en el cuerpo humano y no todos se encuentran en el cuello, las axilas o las ingles, donde podría visibilizarse una inflamación anormal:

Sólo 30 por ciento del crecimiento ganglionar maligno se da en estas zonas, el resto puede aparecer oculto en otros órganos como el hígado o el ducto gastrointestinal, por mencionar algunos”, explicó el hematólogo del Hospital Español.

Mantenerse atento a los síntomas previamente mencionados y la realización de análisis de sangre, tomografías, biopsias y radiografías ante cualquier sospecha de linfoma, favorecen el diagnóstico oportuno de esta enfermedad.

En el caso de personas con VIH, aunado a lo anterior, deben tener un seguimiento médico estrecho no sólo para detectar a tiempo el linfoma, sino también para determinar el tratamiento.

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