A fin de generar conciencia y promover la acción para poner fin a la lacra mundial de la violencia contra las mujeres y las niñas, el 25 de noviembre las Naciones Unidas celebran el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Los sucesivos 16 Días de activismo contra la violencia de género, que finalizan el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, son una oportunidad para movilizarse y concienciar a todo el mundo.
Este año, la campaña del Secretario General de las Naciones Unidas ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres te invita a unirte a la iniciativa “Pinta TU barrio de naranja”, con el color designado por la campaña ÚNETE para simbolizar un futuro más esperanzador sin violencia.
¡Organiza actos para vestir de naranja las calles, las escuelas y las tiendas de tu localidad.
Las cifras son claras: 1 de cada 3 mujeres ha soportado violencia física o sexual, principalmente por un compañero sentimental; cerca de 120 millones de niñas han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas; y 133 millones de mujeres y niñas se han visto sometidas a la mutilación genital femenina.
Poner fin a la violencia contra las mujeres es una de las prioridades clave de ONU Mujeres; para ello, cuenta con diversos programas que abordan la pandemia a nivel mundial. ONU Mujeres también coordina la campaña ÚNETE y contribuye a la movilización social generalizada con sus plataformas de medios sociales Di NO – ÚNETE en Facebook y Twitter.
Asimismo, gestiona el Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra la Mujer.
La promesa de Beijing
En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en 1995, numerosos Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron las innovadoras Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, haciéndose eco del llamado mundial para poner fin a todas las formas de violencia contra mujeres y niñas y resaltando esta cuestión como una de las 12 esferas de especial preocupación.
Reconocieron que la violencia es uno de los principales mecanismos sociales que niegan a las mujeres la igualdad, y que tiene costos sociales, sanitarios y económicos elevados.
Desde Beijing, dos terceras partes de los países —una cifra sin precedentes— han instaurado leyes concretas para poner fin a la violencia doméstica.
Las campañas de promoción realizadas en todo el mundo han aumentado la concienciación y puesto en práctica acciones para poner fin a la violencia.
Sin embargo, siguen existiendo lagunas en las leyes, en la implementación de la protección legal y los servicios esenciales.
Contamos con el impulso inicial, pero este impulso debe acelerarse rápidamente.
Este año, a medida que nos acercamos al 20º aniversario de Beijing, nos fijamos en cómo la violencia no es únicamente una esfera de preocupación de pleno derecho, sino también una cuestión transversal interrelacionada con cada una de las otras esferas críticas de preocupación.
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