La evolución del virus para evadir las primeras respuestas inmunitarias repercute sobre el tipo de anticuerpos que puede generar el paciente en el futuro.
En un artículo publicado en la revista Nature Medicine, un grupo de investigadores sudafricano, pertenecientes al Centro para el Programa de Investigación del Sida en Sudáfrica (CAPRISA, en sus siglas en inglés), hizo un seguimiento de cómo la evolución del VIH en dos mujeres había influido en el tipo de anticuerpos generados para combatir el virus.
Varios meses después de la infección, se comprobó que las mujeres habían desarrollado unos anticuerpos ampliamente neutralizantes, capaces de actuar frente a diferentes versiones del virus.
Una de las mujeres del estudio había neutralizado el 88% de 225 subtipos de VIH tras tres años de infección, mientras que la otra había generado anticuerpos capaces de neutralizar el 46% de 41 subtipos después dos años de infección.
A pesar de que el organismo genera anticuerpos específicos contra el VIH, solo una minoría es capaz de impedir que el virus infecte sus células diana: se conocen como anticuerpos neutralizantes.
Por su parte, los anticuerpos capaces de neutralizar diversas cepas del VIH se denominan anticuerpos ampliamente neutralizantes y el consenso científico actual indica que son vitales para conseguir una vacuna preventiva del VIH-1, aunque los esfuerzos por inducir estos anticuerpos mediante vacunaciones hasta ahora han resultado infructuosos.
(véase‘Cuestiones básicas’ del VAX de febrero de 2007):
Si bien se desconoce el modo en que surgen estos anticuerpos, se sabe que un reducido porcentaje de personas infectadas los generan de forma natural.
En su estudio, el equipo de investigadores muestra cómo se desarrollaron anticuerpos ampliamente neutralizantes que actuaban sobre un glicano (un tipo de sacáridos que, en este caso, están unidos a las proteínas del VIH) presente en la proteína gp120 de la cubierta viral.
Aunque ya se conocía el papel que desempeñan estas voluminosas moléculas de sacáridos en la protección de los epítopos virales, últimamente se ha sabido que muchas respuestas de anticuerpos se dirigen de forma directa a estos compuestos, incluyendo el presente en la posición 332 de la región C3 de la proteína gp120.
De manera reciente, se aislaron anticuerpos monoclonales que actúan sobre este sacárido y que han resultado ser los más potentes descubiertos hasta la fecha, lo que ha hecho que se centre la atención en este epítopo.
Los anticuerpos mencionados neutralizan con eficacia todos los subtipos del VIH-1, siendo el más potente de ellos el denominado PGT128, capaz de neutralizar más del 70% de los virus probados.
El equipo de investigadores descubrió que un cambio específico en la cubierta del virus parecía ser el elemento desencadenante de la generación de anticuerpos capaces de impedir la entrada del VIH en las células.
Así, en los dos casos, dicho compuesto estaba ausente en el virus que produjo la infección inicial.
Sin embargo, la presión inmunitaria hizo que este epítopo viral evolucionara en seis meses.
Los virus que carecían del sacárido en la posición 332 de la cadena de aminoácidos fueron resistentes al anticuerpo monoclonal PGT128 dependiente del Asn332, mientras que las variantes virales de escape que sí incluyeron este sacárido fueron sensibles a dicho anticuerpo.
El análisis de los datos evidenció que el sacárido en la posición 332 estaba infrarrepresentado en el subtipo C de virus transmitidos, en comparación con los virus crónicos, y su ausencia se tradujo en resistencia al anticuerpo PGT128.
Estos hallazgos ponen de relieve la interrelación que existe entre los primeros anticuerpos generados y el escape viral sobre la evolución de los epítopos conservados del virus.
Wayne Koff, de la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el Sida (IAVI, en sus siglas en inglés), calificó estos descubrimientos como un avance crucial en el campo de las vacunas contra el VIH.
Referencia: Moore PL, Gray ES, Wibmer CK, et al. Evolution of an HIV glycan–dependent broadly neutralizing antibody epitope through immune escape. Nature Medicine (2012) doi:10.1038/nm.2985.
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