Según los resultados de un estudio la continuidad en el tratamiento sería el factor clave de cara a minimizar el impacto del virus en el sistema inmunitario.
Un estudio realizado a partir de datos procedentes de la cohorte francesa PRIMO sugiere que comenzar el tratamiento antirretroviral inmediatamente después de la infección por VIH e interrumpirlo no representa ventaja alguna respecto a comenzar el tratamiento cuando el recuento de CD4 sea inferior a una determinada cifra.
Estas conclusiones contradicen las hipótesis planteadas por otros investigadores, que han postulado que el comienzo precoz de la terapia presentaría beneficios por sí mismo: según los resultados de este estudio, sólo aquellas personas que iniciaron el tratamiento antirretroviral precozmente y continuaron con el mismo de forma ininterrumpida experimentaron algún tipo de ventaja en términos de recuperación inmunológica.
En general, se acepta que es preferible el inicio precoz del tratamiento contra el VIH y que presenta ventajas sobre el inicio diferido, pero el presente estudio pone en duda que los beneficios sean producidos tanto por el inicio precoz como por el periodo de tiempo total que se estén tomando antirretrovirales una vez producida la infección.
Los resultados del estudio mostraron, asimismo, que únicamente aquellas personas que iniciaron el tratamiento de forma precoz tras la infección y continuaron con él, manteniendo cargas virales indetectables, lograron un equilibrio entre linfocitos T similar a las de una persona sin VIH.
Las células CD4 tienen una gran importancia en la respuesta a las infecciones del sistema inmunitario, y las células CD8 son las encargadas de activar la eliminación de agentes patógenos.
El sistema inmunitario de una persona sin VIH presenta niveles más elevados de CD4 que de CD8, con una razón de CD4/CD8 superior a 1 (esta razón CD4/CD8 no debe confundirse con el porcentaje de CD4, en cuyo cálculo se incluyen otros tipos de células del sistema inmunológico).
En las personas con VIH, por el contrario, es habitual que esta razón esté invertida, existiendo un número de CD8 superior al de CD4.
En general, se considera que una razón inferior a 0,30 es un buen indicador de la necesidad de tomar antirretrovirales, aunque no suele utilizarse como criterio clínico único.
El estudio se realizó con los datos procedentes de una cohorte de 727 personas con VIH y fecha conocida de infección.
Se calculó el tiempo total que había pasado desde el momento de la infección con una carga viral superior a las 400 copias/mL y dividieron a los participantes en tres grupos.
El primer grupo (244 personas) estaba formado por aquellos participantes que habían iniciado el tratamiento de forma precoz tras la infección pero lo habían interrumpido al menos en una ocasión (53%) o en más de una ocasión (47%).
El segundo grupo (218 personas) estaba compuesto por participantes que habían retrasado el comienzo del tratamiento (2,5 años de media desde el momento de la infección), iniciándolo posteriormente.
El tercer grupo (265 personas) estaba formado por aquellos participantes que habían iniciado el tratamiento poco después de la infección y lo habían continuado sin interrupciones.
Todos los participantes tomaban antirretrovirales, excluyéndose del estudio a aquellos participantes que no los tomasen (77 personas), así como a aquellos que, habiendo retrasado el comienzo del tratamiento, luego lo hubiesen interrumpido (30 personas).
No se observaron grandes diferencias entre el primer grupo y el segundo; esto es, entre las personas que habían iniciado el tratamiento de forma precoz y lo habían interrumpido y entre las personas que habían iniciado el tratamiento de forma tardía.
Si bien el segundo grupo presentaba recuentos de CD4 superiores en el momento del diagnóstico (554 frente a 471 células/mm3), el recuento actual era similar (645 frente a 654 células/mm3, respectivamente).
La medida de la viremia acumulada, expresada como el sumatorio de la carga viral obtenida en cualquier test realizado ponderada por el número de años desde la infección, fue de 7,95 billones frente a 3,16 billones, diferencia que no resulta significativa.
El tiempo total pasado con carga viral detectable tuvo un ligero efecto sobre el recuento actual de CD4 (el tercio superior de participantes con cargas virales acumuladas de ambos grupos tenían un recuento medio de CD4 54 células/mm3 inferior) pero esta diferencia tampoco resultó estadísticamente significativa.
Los participantes del tercer grupo, que habían seguido la terapia antirretroviral de forma continuada desde el comienzo, obtuvieron resultados mucho mejores: su recuento medio actual de CD4 fue de 731 células/mm3, 125 células/mm3 superior al del segundo grupo y 106 células/mm3 superior al del primer grupo, resultados que se mantuvieron cuando se consideró la diferencia del valor del recuento de CD4 al comienzo.
La razón de células T en este tercer grupo fue 0,27 superior a la del primer y segundo grupo.
Un 64% de los participantes tenían un ratio CD4 superior a 1, frente al 36% y 40% del primer y segundo grupo, respectivamente.
Las conclusiones de este estudio son contrarios a la hipótesis sugerida por otros estudios, que postulaban que el inicio precoz de la terapia antirretroviral podría ofrecer beneficios suficientes como para compensar la interrupción posterior de la misma e, incluso, ofrecer ventajas permanentes en términos de recuperación inmunológica.
Los resultados de este estudio parecen indicar que las ventajas del inicio precoz de la terapia antirretroviral por si mismos son muy escasos si posteriormente se interrumpe el tratamiento.
Fuente: Aidsmap
Referencia: Seng R et al. Influence of lifelong cumulative HIV viremia on long-term recovery of CD4+ count and CD4+/CD8+ ratio among patients on combination antiretroviral therapy. AIDS, published ahead of print. Doi: 10.1097/QAD.0000000000000571. 2015.
Website Aidsmap:
Website AIDS Jornal: