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jueves, 27 de agosto de 2020

Enfermedad del Hígado Graso Relacionada con Condiciones Metabólicas de Salud en Personas con VIH

Al igual que con las personas VIH negativas, la enfermedad del hígado graso no alcohólico está relacionada con la diabetes y los lípidos sanguíneos irregulares en las personas con VIH. 

Al igual que con las personas VIH negativas, la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) se asocia con condiciones de salud metabólicas o relacionadas con el metabolismo entre las personas que viven con el virus, incluidas tasas más altas de diabetes y lípidos sanguíneos irregulares. 

El estudio que llegó a esta conclusión fue dirigido por Giada Sebastiani, MD, del Centro de Salud de la Universidad McGill en Montreal, y publicado en el Journal of Infectious Diseases. Sebastiani y sus colegas inscribieron a 485 personas con VIH que no tenían los virus de la hepatitis B o C (VHB o VHC). 

Al ingresar al estudio, el 38% de los participantes tenía enfermedad del hígado graso y el 17% tenía esteatohepatitis no alcohólica (NASH), la forma más grave de NAFLD. 

Se sospechaba que el quince por ciento tenía fibrosis sustancial (cicatrización) del hígado y el 2.5% tenía cirrosis, la forma más grave de fibrosis.

La mediana de edad de la cohorte fue de 50 años. El setenta y seis por ciento eran hombres. 

El cincuenta por ciento eran blancos, el 35% eran negros y el 11% eran latinos. 

La mediana del índice de masa corporal (IMC) fue de 26,5 (un IMC de 25,0 a 29,9 indica que una persona tiene sobrepeso pero no es obeso).

Los participantes que tenían NAFLD cuando ingresaron al estudio eran mayores, más propensos a ser blancos, habían sido diagnosticados con VIH por más tiempo y tenían un IMC medio más alto que aquellos que no tenían enfermedad del hígado graso.

Los participantes fueron seguidos durante una mediana de 40 meses. 

Por cada 100 años acumulados de seguimiento, hubo 2.2 diagnósticos de diabetes tipo 2, 4.2 diagnósticos de presión arterial alta, 5.3 diagnósticos de lípidos sanguíneos irregulares y 2.7 diagnósticos de enfermedad renal crónica. 

Las personas con NAFLD al comienzo del estudio, en comparación con las que no tenían la afección, tenían más probabilidades de ser diagnosticadas con diabetes (4,7 frente a 0,9 diagnósticos por 100 años acumulados) y lípidos sanguíneos irregulares (8,2 frente a 4,0 diagnósticos) durante el seguimiento. 

Después de ajustar los datos para tener en cuenta varias diferencias entre los miembros del estudio, los investigadores encontraron que tener enfermedad del hígado graso se asoció con una probabilidad 5,1 veces mayor de ser diagnosticado con diabetes y una probabilidad 2,4 veces mayor de ser diagnosticado con lípidos sanguíneos irregulares.

En otro análisis, los investigadores controlaron la edad y la etnia negra y encontraron que tener una fibrosis hepática sustancial y tener presión arterial alta se asociaron con una probabilidad respectiva de 2.7 y 4.2 veces mayor de ser diagnosticados con diabetes. 

Los autores del estudio concluyeron que "las estrategias de derivación temprana y el manejo oportuno del riesgo metabólico pueden mejorar los resultados" entre las personas que tienen VIH (pero no VHB o VHC) y NAFLD". 



Website The Journal of Infectious Diseases: 
https://academic.oup.com/jid