Usted ha vivido ya las tres décadas del Sida. ¿Cómo fueron los primeros días?
Fueron horribles, estresantes y añadiría un tercer adjetivo: escalofriantes. No lo habríamos podido imaginar. Veíamos pacientes de quienes nos hacíamos amigos y luego los veíamos morir. No había nada que pudiéramos hacer por ellos.
Además aparecieron los chiflados diciendo que el sida no existe, o que lo creamos para matar a la gente.
Cuando encontramos la causa de la enfermedad, yo no podía entender la actitud negativa de los activistas, pues sin saber la causa del sida no habríamos podido avanzar. Pero ellos estaban preocupados por la discriminación, el prejuicio y el estigma. Pensaban que los habíamos marcado sin brindarles ninguna ayuda.
¿Cómo describiría su rol en el descubrimiento del VIH?
Entre 1982 y 1985 había una cantidad tremenda de estudios publicados, elaborados principalmente por mi laboratorio.
En 1982 nosotros propusimos que un retrovirus podía ser la causa del sida y nuestro laboratorio tuvo éxito en cultivar células T, obtenidas de un hombre con sida, que contenían dos formas de virus. Pero no hay duda de que el grupo de Luc Montagnier en el Instituto Pasteur realizó el primer reporte del VIH aislado de un paciente. Nunca hubo controversia sobre quién descubrió el virus.
La disputa surgió después, cuando nosotros desarrollamos un examen de sangre para detectar el VIH y el Instituto Pasteur quiso una parte de las regalías. En gran medida, nuestro reporte sobre un extenso número de virus VIH aislados, más el examen de sangre, fue la evidencia de que el VIH es la causa del sida. Por esta razón, Luc y yo acordamos ser co-descubridores.
¿Está hoy más esperanzado en una vacuna contra el VIH que en 2008, cuando comparó los resultados del estudio STEP –que probó una vacuna– con el desastre del transbordador espacial Challenger?
No fui pesimista. Soy una de las personas más optimistas en el campo de la ciencia de las vacunas contra el sida. Dije aquello porque pensé que el estudio STEP había sido un error desde el primer día.
No debió haber seguido adelante. Desde mi punto de vista, ese no era el tipo de vacuna que debíamos impulsar. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la farmacéutica Merck lo hicieron sonar bien en papel, pero para mí simplemente no tenía sentido.
No creo que debamos probar una vacuna basada solamente en la inmunidad mediada a través de las células. No digo que la inmunidad celular no sea importante ni que los anticuerpos sean los amos, pero es mejor tener una protección mediada por los anticuerpos.
Hoy está usted involucrado en la investigación de vacunas contra el VIH, ¿qué cree que se necesita para una vacuna preventiva?
Creo que los anticuerpos deben ser parte de una vacuna preventiva efectiva. Creo que, hablando en términos generales, los anticuerpos neutralizantes son importantes.
Sin embargo, no creo que sean el único elemento importante. Los anticuerpos neutralizantes son sólo una forma de hacer las cosas. Pienso que los anticuerpos no-neutralizantes podían también tener un papel, y creo que una vacuna exitosa debe venir de proveer inmunización esterilizante, es decir, que al entrar en contacto con el virus, lo elimine. Este punto parece haberse olvidado.
¿Entonces cree que la investigación contra el VIH va por buen camino?
Sí lo creo, pero necesitamos seguir a la ciencia. Me aterran los argumentos que afirman que los monos no predicen cómo los candidatos a vacunas actuarán en seres humanos y que debemos sólo salir a realizar estudios clínicos por todas partes.
Necesitamos ser extremadamente cautos para no usar esa filosofía. Los monos no son perfectos pero son un buen modelo. La otra posibilidad es que quien tenga el poder, simple y arbitrariamente decida qué vacuna se impulsa.
*Publicado en el número 182 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el Jueves 1 de Septiembre de 2011.
**Robert Gallo es director del Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland. Co-descubridor del VIH junto con Luc Montagnier.
Texto traducido y editado de la revista IAVI Report, publicación de la Internacional AIDS Vaccine Initiative, Mayo-Junio 2011.
Entrvista Completa, Agencia NotieSe:
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=5250
Fueron horribles, estresantes y añadiría un tercer adjetivo: escalofriantes. No lo habríamos podido imaginar. Veíamos pacientes de quienes nos hacíamos amigos y luego los veíamos morir. No había nada que pudiéramos hacer por ellos.
Además aparecieron los chiflados diciendo que el sida no existe, o que lo creamos para matar a la gente.
Cuando encontramos la causa de la enfermedad, yo no podía entender la actitud negativa de los activistas, pues sin saber la causa del sida no habríamos podido avanzar. Pero ellos estaban preocupados por la discriminación, el prejuicio y el estigma. Pensaban que los habíamos marcado sin brindarles ninguna ayuda.
¿Cómo describiría su rol en el descubrimiento del VIH?
Entre 1982 y 1985 había una cantidad tremenda de estudios publicados, elaborados principalmente por mi laboratorio.
En 1982 nosotros propusimos que un retrovirus podía ser la causa del sida y nuestro laboratorio tuvo éxito en cultivar células T, obtenidas de un hombre con sida, que contenían dos formas de virus. Pero no hay duda de que el grupo de Luc Montagnier en el Instituto Pasteur realizó el primer reporte del VIH aislado de un paciente. Nunca hubo controversia sobre quién descubrió el virus.
La disputa surgió después, cuando nosotros desarrollamos un examen de sangre para detectar el VIH y el Instituto Pasteur quiso una parte de las regalías. En gran medida, nuestro reporte sobre un extenso número de virus VIH aislados, más el examen de sangre, fue la evidencia de que el VIH es la causa del sida. Por esta razón, Luc y yo acordamos ser co-descubridores.
¿Está hoy más esperanzado en una vacuna contra el VIH que en 2008, cuando comparó los resultados del estudio STEP –que probó una vacuna– con el desastre del transbordador espacial Challenger?
No fui pesimista. Soy una de las personas más optimistas en el campo de la ciencia de las vacunas contra el sida. Dije aquello porque pensé que el estudio STEP había sido un error desde el primer día.
No debió haber seguido adelante. Desde mi punto de vista, ese no era el tipo de vacuna que debíamos impulsar. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la farmacéutica Merck lo hicieron sonar bien en papel, pero para mí simplemente no tenía sentido.
No creo que debamos probar una vacuna basada solamente en la inmunidad mediada a través de las células. No digo que la inmunidad celular no sea importante ni que los anticuerpos sean los amos, pero es mejor tener una protección mediada por los anticuerpos.
Hoy está usted involucrado en la investigación de vacunas contra el VIH, ¿qué cree que se necesita para una vacuna preventiva?
Creo que los anticuerpos deben ser parte de una vacuna preventiva efectiva. Creo que, hablando en términos generales, los anticuerpos neutralizantes son importantes.
Sin embargo, no creo que sean el único elemento importante. Los anticuerpos neutralizantes son sólo una forma de hacer las cosas. Pienso que los anticuerpos no-neutralizantes podían también tener un papel, y creo que una vacuna exitosa debe venir de proveer inmunización esterilizante, es decir, que al entrar en contacto con el virus, lo elimine. Este punto parece haberse olvidado.
¿Entonces cree que la investigación contra el VIH va por buen camino?
Sí lo creo, pero necesitamos seguir a la ciencia. Me aterran los argumentos que afirman que los monos no predicen cómo los candidatos a vacunas actuarán en seres humanos y que debemos sólo salir a realizar estudios clínicos por todas partes.
Necesitamos ser extremadamente cautos para no usar esa filosofía. Los monos no son perfectos pero son un buen modelo. La otra posibilidad es que quien tenga el poder, simple y arbitrariamente decida qué vacuna se impulsa.
*Publicado en el número 182 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el Jueves 1 de Septiembre de 2011.
**Robert Gallo es director del Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland. Co-descubridor del VIH junto con Luc Montagnier.
Texto traducido y editado de la revista IAVI Report, publicación de la Internacional AIDS Vaccine Initiative, Mayo-Junio 2011.
Entrvista Completa, Agencia NotieSe:
http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=5250