Dicho riesgo, sin embargo, volvería a los niveles iniciales a los dos años del comienzo de la terapia.
Según un estudio estadounidense publicado en AIDS, las personas con VIH tendrían un riesgo de padecer fracturas óseas significativamente superior al de la población general durante los dos primeros meses de tratamiento antirretroviral, pero dicho riesgo disminuiría de nuevo tras este período.
En los últimos años, diversos estudios han mostrado cierta asociación entre el tratamiento antirretroviral y un mayor riesgo de padecer facturas.
Para ahondar en el conocimiento de dicha asociación, los autores del presente estudio observaron la incidencia de fracturas óseas en más de 4.600 personas con VIH pertenecientes a una cohorte formada por participantes de 26 ensayos clínicos de distribución aleatoria.
En la mayoría de casos, se trataba de personas sin experiencia en tratamientos en el momento de la inclusión en los ensayos.
La edad media de los participantes era de 39 años, el 48% eran de etnia blanca, el 29% de etnia negra y el 83% eran hombres.
Los participantes tenían un recuento de CD4 inicial de 242 células/mm3 y un recuento nadir de 187 células/mm3. Casi el 40% eran fumadores, el 4% estaba coinfectado por el virus de la hepatitis B (VHB) y el 10% por el virus de la hepatitis C (VHC).
Un total de 116 fracturas tuvieron lugar en 106 participantes (2,3%).
Sesenta y siete de estos participantes no tenían experiencia en tratamientos en el momento de la inclusión.
El promedio de tiempo transcurrido hasta el momento de la fractura fue de un poco más de 2 años.
La incidencia de fracturas fue de 0,40 por cada 100 persona-años entre todos los participantes y de 0,38 entre quienes no tenían experiencia en tratamientos.
Durante los dos primeros años de tratamiento, la incidencia de fracturas entre quienes iniciaban por primera vez terapia antirretroviral fue de 0,53 fracturas por cada 100 persona-años.
Sin embargo, tras los dos primeros años la incidencia disminuyó hasta 0,30 fracturas por cada 100 persona-años.
Los factores de riesgo de padecer fracturas ya conocidos, tales como el tabaquismo, la coinfección por hepatitis virales o el uso de corticosteroides, incrementaron significativamente el riesgo de padecerlas.
El recuento de CD4 durante el tratamiento o el recuento nadir no influyeron significativamente sobre el riesgo de padecer fracturas.
Del mismo modo, no se observó, al contrario de lo descrito en estudios previos (véase La Noticia del Día 12/09/2011): http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/12-09-11 el mayor impacto sobre el riesgo de fracturas de algunos antirretrovirales respecto a otros.
Aunque el mecanismo que explicaría los hallazgos del presente estudio no se comprende de forma completa, los investigadores sugieren dos posibles explicaciones.
En primer lugar, la disminución del riesgo a medida que avanza el tratamiento se relacionaría con la mejora general del estado de salud de las personas con VIH una vez se inicia el control de la reproducción del virus.
Por otro lado, el hecho de tener lugar un mayor número de fracturas durante los dos primeros años también podría responder a que durante dicho período se realiza un seguimiento más continuado y existió, por ello, una mayor capacidad para detectar las fracturas en las visitas de los participantes.
Fuente: HIVandHepatitis
Referencia: M Yin, M Kendall, X Wu, et al. Fractures after antiretroviral initiation.AIDS26(17):2175-2184. November 13, 2012
Articulo:
Website HIVandHepatitis:
Abstract AIDS: