Lopinavir, atazanavir y tenofovir reducirían la función de los riñones a largo plazo.
Un nuevo análisis llevado a cabo dentro del estudio D:A:D ha concluido que lopinavir (coformulado con ritonavir en Kaletra®), atazanavir (Reyataz®) y tenofovir (Viread®; también en Truvada®, Atripla® y Eviplera®) son antirretrovirales que se asociarían de forma independiente con la pérdida de la función renal.
El estudio fue publicado en la edición digital de Journal of Infectious Diseases.
Las mejoras en el manejo y el tratamiento de la infección por VIH han hecho que la esperanza de vida de las personas seropositivas sea cada vez más similar a la de la población general.
Sin embargo, existen una serie de enfermedades no asociadas al sida que tienen lugar entre personas con VIH con una frecuencia superior a la observada en la población general.
Una de estas enfermedades es la insuficiencia renal crónica, cuya causa, aunque no ha sido descrita de forma precisa, se ha relacionado con la propia infección crónica por VIH y con el uso de determinados antirretrovirales, entre los que destaca tenofovir [Viread®, también en Truvada®, Atripla® y Eviplera®] (véanse La Noticia del Día 21/02/2012: http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/21-02-12 y La Noticia del Día 07/02/2013: http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/07-02-13).
Dado que muchos de los estudios relativos al desarrollo de insuficiencia renal crónica en personas con VIH presentaban la limitación de que no se había tenido en cuenta la presencia o ausencia, antes de iniciar por primera vez tratamiento antirretroviral, de enfermedad renal, investigadores del estudio D:A:D decidieron evaluar el desarrollo de insuficiencia renal en 22.603 personas de la cohorte del estudio salvando dicha limitación.
Para poder ser incluidos en el estudio, los participantes en la cohorte de D:A:D debían presentar una tasa de filtración glomerular estimada (TFGe) de 90 mL/min o superior a dicha cifra, valor considerado como normal.
Una vez incluidos, los participantes fueron seguidos con regularidad.
Si en dos análisis rutinarios de seguimiento consecutivos un participante presentaba una TFGe inferior a 70 mL/min, se consideró la presencia de disfunción renal.
Dos valores consecutivos inferiores a 60 mL/min fueron considerados indicadores de enfermedad renal crónica.
El análisis se inició en el año 2004, momento en el cual la TFGe se empezó a medir de forma rutinaria dentro del estudio D:A:D.
La mayoría de participantes eran hombres gais, la etnia predominante era la blanca y la mediana de edad era de 39 años.
Los participantes fueron seguidos durante una mediana de 4,5 años, periodo en el que se llevaron a cabo una mediana de 12 mediciones de la TFGe.
El 2% de los participantes presentaron un descenso de la TFGe hasta niveles inferiores a 70 mL/min (hecho que supuso una incidencia de 4,78 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento).
Ciento treinta y una personas (el 0,6%) desarrollaron enfermedad renal crónica (tasa de incidencia de 1,33 casos por cada 1.000 persona-años).
Las personas con TFGe dentro del intervalo comprendido entre 60 y 70 mL/min mostraron una probabilidad de interrumpir el tratamiento con tenofovir superior a la de tratamientos basados en otros antirretrovirales (cociente de la tasa de incidencia ajustado [CTIa]: 1,72; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,38-2,14).
Este hecho es indicativo de la concienciación de los médicos acerca de la toxicidad renal de tenofovir.
Los investigadores apreciaron que la exposición acumulativa a tenofovir (CTIa por cada año de tratamiento: 1,18; IC95%: 1,12-1,25) o a atazanavir potenciado por ritonavir (CTIa por cada año de tratamiento: 1,19; IC95%: 1,09-1,32) fueron factores asociados a un mayor riesgo de experimentar disfunción renal.
En el caso de lopinavir/ritonavir, la exposición acumulativa a dichos fármacos se relacionó tanto con el desarrollo de disfunción renal (CTIa por cada año de tratamiento: 1,11; IC95%: 1,05-1,17) como con el de enfermedad renal crónica (CTIa por cada año de tratamiento: 1,22; IC95%: 1,16-1,28).
Los autores del estudio destacaron que, dado el corto periodo de seguimiento de los participantes (menor de 5 años), la disminución de la función renal en personas bajo tratamiento con lopinavir/ritonavir, atazanavir/ritonavir o tenofovir fue bastante rápida.
Por ello, el presente ensayo pone de manifiesto la importancia de una correcta monitorización de la función de los riñones en personas que toman dichos tratamientos, de manera que se pueda interrumpir su uso antes de llegar al desarrollo de enfermedad renal crónica.
Respecto a tenofovir, el fármaco tenofovir alafenamida fumarato (TAF, también conocido como GS-7340), el nuevo medicamento en investigación muy relacionado estructuralmente con el primero, ha llegado a la fase III de investigación y, hasta el momento, parece que se trata de una versión de tenofovir más tolerable, sobre todo a nivel renal.
Fuente: Aidsmap
Referencia: Ryom L, et al. Exposure to antiretrovirals (ARVs) and risk of renal impairment among HIV-positive persons with normal baseline renal function: the D:A:D study. J Infect Dis, online edition, 2013.
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