El mismo estudio concluye que estas intervenciones informativas también consiguieron aumentar las tasas de realización de pruebas diagnósticas.
Los datos procedentes de un ensayo de distribución aleatoria de gran tamaño realizado en una zona rural de Malaui muy afectada por la epidemia de VIH (1 de cada 7 personas adultas tiene esta infección) evidencian que un único encuentro comunitario en el que se proporcionó información sobre los efectos preventivos del tratamiento antirretroviral tuvo un impacto significativo tanto sobre el estigma relacionado con el VIH como sobre las tasas de realización de pruebas.
Los resultados se presentaron en la VIII Conferencia de la Sociedad Internacional del Sida sobre Patogénesis, Tratamiento y Prevención del VIH (IAS 2015), celebrada el mes de julio en la ciudad de Vancouver (Canadá).
El estudio contó con la participación de 122 pueblos donde se realizaron encuentros educativos comunitarios.
En la mitad de los pueblos (elegidos de forma aleatoria) se realizó una intervención de control en donde educadores de salud comunitarios describieron los beneficios del tratamiento antirretroviral para la persona en cuanto al aumento de la esperanza de vida y la prevención de los problemas asociados a sida.
También se trató la importancia de mantener la adherencia al tratamiento y de que éste se proporcione de forma gratuita.
En el resto de los pueblos, además de esos temas, los encuentros también dedicaron un tiempo a describir el efecto del tratamiento antirretroviral sobre la capacidad de transmisión del virus a las parejas sexuales.
En este sentido, los educadores comunitarios presentaron datos procedentes del estudio HPTN 052, que reveló que el inicio temprano del tratamiento redujo en un 96% la posibilidad de transmisión del VIH y se recalcó a las personas participantes que esta reducción del riesgo dependía de una correcta adherencia al tratamiento.
La mayor parte de las personas ya eran conscientes de los beneficios para la salud individual que suponía el tratamiento, pero muy pocas sabían sus efectos sobre el riesgo de transmisión del VIH.
Los encuentros duraron unos 45 minutos, a los que acudieron dos tercios de los habitantes de los pueblos, siendo las mujeres más propensas a acudir que los hombres.
Cinco meses más tarde, se realizó una encuesta a las personas del pueblo que habían tomado parte en los encuentros, pero quien hizo las entrevistas desconocía a cuál de las dos modalidades había acudido la persona.
Aunque los niveles de conocimiento sobre la mayor parte de aspectos relacionados con el VIH fueron similares en ambos grupos, las personas del grupo de intervención mostraron un grado muy superior de comprensión de la relación entre el tratamiento antirretroviral y los niveles de transmisión.
En cuanto a las actitudes estigmatizantes, se comprobó que fueron menos probables entre las personas que recibieron formación sobre el tratamiento como prevención: el 72% de las personas de los pueblos donde hubo intervención afirmaron que preferían una pareja con VIH que tomase tratamiento antirretroviral antes que una pareja que nunca se hubiera realizado una prueba del VIH.
Entre las personas de los pueblos de control, este porcentaje fue solo del 52%.
Además, el 46% de las personas en los pueblos donde se realizó la intervención afirmó que pensaban que una persona que tomase tratamiento antirretroviral podría encontrar una nueva pareja, frente a solo el 33% en los pueblos donde se realizó el encuentro control.
Estas diferencias fueron estadísticamente significativas y se tuvieron en cuenta posibles factores de confusión.
El equipo de investigadores se planteó la hipótesis de si estas reducciones del estigma podrían traer consigo un aumento del número de personas dispuestas a realizarse una prueba del VIH.
Para comprobarlo, se examinaron los datos procedentes de 18 instalaciones sanitarias locales, señalando el lugar de residencia de las personas que se realizaron la prueba del VIH en los tres meses anteriores y posteriores a la realización de los encuentros educativos.
En los pueblos donde se realizó la intervención, el 2,6% de los participantes se había realizado una prueba del VIH en los tres meses siguientes a los encuentros educativos, frente a un 1,6% en los pueblos de control, lo que supone un aumento estadísticamente significativo del 60% en las tasas de realización de las pruebas de VIH.
Las tasas de realización de prueba aumentaron tanto en hombres como en mujeres y los cambios en la actitud respecto a la prueba parecieron deberse a las percepciones de las creencias de la comunidad respecto al tratamiento antirretroviral, más que a las creencias de la propia persona.
Aunque con frecuencia las personas fueron a realizarse la prueba a algún sitio lejos de su hogar, pareció observarse un aumento en el número de personas que acudieron a hacérsela a las instalaciones sanitarias próximas a su casa.
Estos resultados sugieren que una campaña a nivel comunitario sobre los beneficios preventivos que entraña el tratamiento antirretroviral podría constituir un modo barato de reducir el estigma y aumentar las tasas de realización de pruebas del VIH.
También evidencian el valor de proporcionar una información precisa y fiable sobre el riesgo de transmisión del virus.
Por el contrario, los autores reflexionan que las campañas de salud pública en las que se da la impresión de que la transmisión del VIH se produce con relativa frecuencia (probablemente con la intención de alentar la adopción de medidas preventivas, como los preservativos), pueden tener consecuencias indeseadas como el aumento del estigma o que se desaliente la realización de pruebas del VIH.
Fuente: HIVandHepatitis
Referencias: Derksen L, Muula A, van Oosterhout J, et al. Reducing stigma and increasing HIV testing with a health information intervention, a cluster-randomized trial from Malawi. 8th International AIDS Society Conference on HIV Pathogenesis, Treatment, and Prevention. Vancouver, July 19-22, 2015. Abstract MOPDC0102.
Website HIVandHepatitis:
Website IAS 2015: