Aunque los hombres gays suelen estar más informados sobre dicha estrategia preventiva, el porcentaje de varones que la conocen en España es mucho menor que en otros países.
Solo la tercera parte de los hombres gais y una de cada seis personas heterosexuales que acuden a un programa comunitario de realización de pruebas rápidas del VIH eran conscientes de la existencia de la profilaxis postexposición (PPE), según ha revelado un estudio español.
Esto es así a pesar de que la PPE está disponible de forma gratuita en los departamentos de urgencias de los hospitales desde 1998 y de que las directrices españolas más recientes se dieron a conocer en 2008.
La profilaxis postexposición consiste en la toma de una tanda de terapia antirretroviral (por lo general durante un mes) por parte de una persona sin VIH que se haya expuesto al virus.
Esta profilaxis debería iniciarse lo antes posible tras una exposición de alto riesgo al virus, para evitar que éste pueda establecerse en el organismo de forma permanente.
Los estudios sugieren que la PPE puede prevenir al menos cuatro de cada cinco infecciones si se inicia en las 48 horas siguientes a la exposición.
Los autores del estudio emplearon datos recopilados entre junio de 2009 y julio de 2010, y sus resultados contrastan con el 56% de los hombres gays que conocían la PPE, según el Sondeo sobre Sexo en Hombres Gays del Reino Unido de 2008 (Hickson, que contó con datos de 2006) y el conocimiento casi de forma universal entre los hombres gays en Australia en 2005 (Grulich).
Existen dos motivos para este bajo nivel de conocimiento acerca de la PPE que se ha detectado en el sondeo español.
En primer lugar, las encuestas que obtuvieron un mayor grado de conocimiento sobre la PPE tendieron a incluir personas con VIH, mientras que en el estudio español fueron excluidas y, en segundo lugar, no ha habido ninguna campaña de concienciación pública sobre la PPE en España, a diferencia del Reino Unido y Australia.
Por lo general, las personas solo se enteran de su existencia en la clínica cuando van a someterse a una prueba diagnóstica del VIH.
Otro aspecto distintivo de este estudio es que muy pocas encuestas han valorado el conocimiento sobre la PPE entre la población heterosexual, a pesar de que en la práctica en Europa han solicitado esta profilaxis un número mayor de parejas heterosexuales que homosexuales.
El sondeo español valoró el conocimiento relativo a la PPE como parte de un programa de realización rápida de la prueba en la comunidad.
Dicho programa ofrecía la realización de forma gratuita de pruebas rápidas del VIH en camionetas situadas en diversas zonas de España: en Chueca, el barrio gay de Madrid, en dos poblaciones suburbanas y en ciudades de las Islas Canarias y el sudeste de España.
En total, se sometieron a la prueba unas 2.545 personas, de las que aproximadamente un tercio eran hombres gays y bisexuales (34%), un tercio hombres heterosexuales (30%) y el tercio restante, mujeres (35%).
El 3% de los participantes habían utilizado alguna vez drogas inyectables, más de la cuarta parte eran de origen extranjero, principalmente de Latinoamérica.
Algo más de la mitad tenían menos de 30 años (este porcentaje fue muy superior entre las mujeres).
La mitad de los participantes ya se habían sometido con anterioridad a una prueba del VIH (tres cuartas partes de los hombres gays, el 42% de los hombres heterosexuales y el 36% de las mujeres).
Casi el 60% de los hombres gais se habían realizado la prueba más de una vez, frente a apenas el 25% de los varones heterosexuales y alrededor del 16% de las mujeres.
En conjunto, el 22% de los participantes habían oído hablar de la PPE, aunque el porcentaje estuvo distribuido de forma muy desigual entre los hombres gays (34%) y el resto de la población heterosexual del estudio (16,5%).
Globalmente, las personas procedentes de Latinoamérica fueron menos propensas a conocer la PPE que los españoles nativos, si bien el reducido porcentaje de personas procedentes de Europa y otros países desarrollados tuvieron un mayor porcentaje de conocimiento acerca de esta intervención.
El conocimiento sobre la PPE entre las personas heterosexuales dependió, en gran medida, de si se habían sometido a una prueba del VIH; de este modo, la probabilidad de conocer esta intervención fue el doble entre las personas que se habían sometido a más de una prueba que entre las que nunca se realizaron una prueba.
Entre los hombres gais, el grado de conocimiento de la PPE fue la mitad entre el 23% de hombres que declararon que no frecuentaban el “ambiente” y casi el doble entre los graduados universitarios.
Los varones que tuvieron más de diez parejas en el último año fueron casi tres veces más propensos a conocer la PPE, mientras que los hombres que conocieron a sus parejas principalmente por internet fueron un 50% más proclives a haber oído hablar de esta intervención.
Solo 48 de las personas que participaban en el ensayo (el 2%) habían tomado PPE alguna vez: 23 hombres gays, 12 hombres heterosexuales y 13 mujeres.
Estadísticamente, se comprobó que los hombres gais no fueron más propensos a haber recibido la PPE que las personas heterosexuales, aunque las cifras son demasiado pequeñas como para que la comparación sea significativa.
Es interesante señalar que la cuarta parte de los hombres gais y el 60% de las mujeres que habían tomado PPE lo habían hecho por “motivos no sexuales”, posiblemente por exposición ocupacional.
Cuando se administró la PPE a causa de una exposición sexual, en general fue prescrita de forma adecuada.
El 70% la había tomado debido a lo que las directrices españoles definen como relaciones sexuales de alto riesgo y el 58% por relaciones sexuales anales.
El 60% de las personas solicitaron la PPE porque no habían utilizado preservativo y luego se arrepintieron, más que por un fallo del preservativo.
En consecuencia, el equipo de investigadores llama la atención sobre el hecho de que no se ha realizado un esfuerzo estructurado por publicitar la existencia de la PPE entre la población general en España, y hacen un llamamiento para que la promoción de la disponibilidad de la profilaxis postexposición -así como de su valor tras una relación sexual sin protección o en la que el preservativo se ha roto o salido- forme parte importante de los programas de prevención.
Fuente: Aidsmap.
Referencias: Fernández-Balbuena S, et al. Awareness and use of nonoccupational HIV post-exposure prophylaxis among people receiving rapid HIV testing in Spain. HIV Medicine, early online publication. DOI: 10.1111/j.1468-1293.2012.01056.x, 2012.
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