Para que esta estrategia tenga éxito debe ir acompañada de otras medidas de reducción de daños y de políticas adecuadas a las necesidades y problemas de las personas usuarias de drogas intravenosas.
Al igual que ha ocurrido en el ámbito del VIH, el campo de la epidemiología alberga grandes esperanzas en el potencial que ofrece el tratamiento del virus de la hepatitis C (VHC) para actuar como barrera que impida la propagación de la infección (estrategia que se conoce como ‘tratamiento como prevención’), especialmente entre la población de personas usuarias de drogas intravenosas (UDI).
Sin embargo, muchos de los enfoques adoptados para implementar esta estrategia no tienen en cuenta las limitaciones y las necesidades de dicha población, por lo que debería intentar crearse un entorno de políticas y de atención para que el “tratamiento como prevención” resulte una estrategia ética y aceptable, según han concluido varias de las presentaciones realizadas en el transcurso de la 24 Conferencia Internacional sobre Reducción de Daños (IHRC 2015).
Los modelos matemáticos empleados en varios estudios sobre el impacto del tratamiento como prevención, sugieren que si se aumenta de forma notable el número de usuarios de drogas intravenosas con VHC que reciben tratamiento (y se curan), esto tendría un notable efecto reductor en las tasas de incidencia (nuevos casos) del virus.
El actual tratamiento de la hepatitis C, basado en fármacos antivirales de acción directa (DAA, en sus siglas en inglés) de administración oral, resulta más eficaz que el basado en la combinación de interferón pegilado y ribavirina (fármacos cuyo uso, además, está asociado a unos efectos secundarios de relevancia).
A pesar de esto, en muchas ocasiones se da prioridad a las personas que se encuentran en un estado avanzado de enfermedad hepática a la hora de recibir el tratamiento con antivirales de acción directa.
En el caso de las personas usuarias de drogas intravenosas, las que reciben el tratamiento por lo general ya no son consumidoras activas, pueden estar recibiendo una terapia de sustitución de opiáceos y probablemente se haya considerado que su vida era suficientemente “estable”.
Sin embargo, la estrategia de tratamiento como prevención debería dar prioridad a las personas que podrían tener más posibilidad de transmitir el virus, lo que en la mayor parte de los casos equivale a personas que están consumiendo droga de forma activa (y de forma habitual).
Los activistas por los derechos de esta población advierten que en muchos casos los mensajes de salud pública dirigidos a estas personas resultan estigmatizantes y pueden despertar desconfianza y miedo en una población ya de por sí marginalizada.
Al centrar el mensaje en los beneficios para toda la población y para la salud pública, se están olvidando las necesidades, miedos y deseos de la persona que, en última instancia, es quien va a tomar el tratamiento.
Las barreras a las que se enfrenta la población de UDI a la hora de acceder al tratamiento de la hepatitis pueden ser de índole personal (falta de información, desconfianza hacia el personal sanitario, etc.) o debido al propio sistema sanitario (percepción de qué persona es ‘adecuada’ para empezar el tratamiento o preocupación por el consumo de sustancias, por ejemplo).
Sin embargo, también existen otros obstáculos estructurales que apenas son mencionados por las personas que proponen el tratamiento como prevención de la hepatitis C, como son la ausencia de un hogar, la pobreza, el estigma, la marginalización, la criminalización, el escaso apoyo social, la ausencia de seguros o cobertura médica o el confuso funcionamiento de algunos sistemas de atención sanitaria, por ejemplo.
Magdalena Harris (Facultad de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres) dijo que sería necesario crear un entorno ‘propicio’ para el tratamiento, para lo cual sugirió acercar el mismo a entornos comunitarios donde se pudiera contar con el apoyo de iguales, como parte de un paquete de atención holística.
También apuntó que los servicios caracterizados por la vigilancia, el castigo y el control no generan confianza, lo que influiría negativamente en la estrategia de ‘tratamiento como prevención’.
El tratamiento como prevención solo se puede administrar de una forma eficaz y ética en un contexto de ampliación y mejora de los servicios de prevención y reducción de daños.
Sin embargo, según Harris, en muchos debates sobre estrategias para implementar el tratamiento como prevención se ha ignorado la existencia de otros métodos preventivos o la posibilidad de ampliarlos hasta alcanzar un nivel adecuado de cobertura.
Se estima que, en el mundo, sólo el 8% de las personas usuarias de drogas inyectables han accedido a algún tipo de programa de reducción de daños.
Además, se debería abordar una reforma en la política de drogas, ya que la criminalización del consumo de estas sustancias crea un estigma generalizado, desalienta a que las personas puedan identificar cuáles son sus necesidades en los servicios sanitarios y, con frecuencia, es la causante de que se produzcan interrupciones de tratamiento.
En términos de política, el elevado precio que tienen los nuevos fármacos de acción directa contra el VHC también dificulta el plantear una estrategia de provisión a gran escala de este tratamiento, como sería necesario dentro de la estrategia de ‘tratamiento como prevención’.
Por este motivo es necesario una mayor presión comunitaria para que se reduzcan estos precios y se aprueben versiones genéricas de los mismos en los países con menos recursos.
Para Harris, el tratamiento como prevención podría usarse como un arma de presión para conseguir un acceso universal a los fármacos contra el VHC, con independencia de si la persona consume o no drogas inyectables o del estado de su hígado y para ello es necesario contar con una mayor implicación de la comunidad.
Fuente: HIVandHepatitis
Referencias: Harris M, Albers E, and Swan T. Treatment as prevention for hepatitis C: addressing the needs of people who inject drugs? 24th International Harm Reduction Conference. Kuala Lumpur, October 18-21, 2015.
Harris M, Albers E, and Swan T. The promise of treatment as prevention for hepatitis C: Meeting the needs of people who inject drugs? International Journal of Drug Policy26(10):963-969. October 2015.
Website HIVandHepatitis:
Website International Journal of Drug Policy:
Website; International Harm Reduction Conference 2015: