Según un estudio español presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), celebrada recientemente en Boston (EE UU), la coinfección por VIH acortaría la supervivencia tras un trasplante de hígado en personas con el virus de la hepatitis C (VHC) de genotipo 1, pero ello no sucedería en aquellas con otros genotipos del VHC.
El estudio, de tipo caso-control, se diseñó para poder entender las causas que subyacen en la menor supervivencia a 5 años observada en personas coinfectadas por VIH y VHC respecto a aquellas únicamente infectadas por VIH (véase LO+POSITIVO 42).
Mientras que la supervivencia en personas coinfectadas se estableció en cerca del 50%, en aquellas monoinfectadas se acercó al 80%, una diferencia importante.
En el presente estudio se compararon los resultados de 215 personas con VIH y VHC con los de 676 con únicamente VHC. Todas ellas habían recibido un trasplante hepático y tenían el VHC en replicación activa en el momento del trasplante.
Para emparejar las personas del grupo de coinfectados con las del grupo de monoinfectados (hecho que forma parte del diseño de los estudios caso-control, en los que los individuos de los grupos a comparar se seleccionan en función de diversas características que los hagan comparables), se tuvo en cuenta el centro en el que se realizó el trasplante, el año del trasplante, la edad, el género, la presencia o ausencia de coinfección por el virus de la hepatitis B (VHB) y la presencia o ausencia de cáncer de hígado.
El 80% de los participantes eran hombres, tanto en el grupo de coinfectados como en el de monoinfectados.
La mediana de la edad era significativamente inferior en el grupo de coinfectados (45 y 49 años en cada uno de los grupos, respectivamente; p menor 0,05).
El porcentaje de personas con VHB era claramente superior en el grupo de personas coinfectadas por VIH y VHC (7,4% y 1,3%; respectivamente; p menor 0,05).
El genotipo 1 del VHC fue más abundante en el grupo de monoinfectados que en el de coinfectados (72 y 56%; respectivamente; p menor 0,05)), al contrario de lo sucedido en el caso del genotipo 4 (5 y 17%; respectivamente; p menor 0,05) o de los genotipos 2 o 3 (13 y 24%; respectivamente; p menor 0,05).
La supervivencia a 5 años no varió significativamente entre los dos grupos comparados al seleccionar únicamente a personas con genotipos 2 o 3 (69 y 77% de los participantes coinfectados y monoinfectados, respectivamente; p= 0,17). Tampoco se observaron diferencias significativas en personas con genotipo 4 (53 y 68%; respectivamente; p= 0,42).
Sin embargo, al tener en cuenta a todos los participantes, las diferencias sí alcanzaron valores significativos, siendo la supervivencia a 5 años clara y significativamente superior en el grupo de monoinfectados que en el de personas con VIH y VHC (67,6 y 50,6%; respectivamente; p menor 0,0001).
Esta diferencia fue debida a la supervivencia de las personas con genotipo 1, claramente superior en monoinfectados que en coinfectados (66,7 y 40,0%; respectivamente; p menor 0,001).
Al evaluar los riesgos derivados de los distintos parámetros, el genotipo 1 del VHC prácticamente duplicó el riesgo de fallecer en personas coinfectadas por VIH y VHC (cociente de riesgo ajustado [CRa]: 1,94; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,19-3,14; p= 0,007).
El riesgo en coinfectados también se incrementó en función de la puntuación en la escala MELD [siglas en inglés de ‘modelo de enfermedad hepática terminal’, una herramienta que permite calcular y clasificar la gravedad de los candidatos a trasplante de hígado en lista de espera].
Por cada unidad en dicha escala en el momento del trasplante, el riesgo de fallecer en los siguientes 5 años del trasplante se incrementó un 14% (CRa: 1,14; IC95%: 1,00-1,07; p= 0,039).
Tener una carga viral del VHC superior a 400.000 UI/mL incrementó la mortalidad en personas coinfectadas en un 62% (CRa: 1,62; IC95%: 1,03-2,57; p= 0,038).
Entre los factores que redujeron la mortalidad en personas con VIH y VHC, el estudio identificó el hecho de tener una carga viral del VHC inferior a 200 UI/mL (CRa: 0,47; IC95%: 0,24-0,90) y recibir el trasplante en un hospital que había realizado más de 10 trasplantes durante el estudio redujo la mortalidad en más de un 40% (CRa: 0,58; IC95%: 0,37-0,94; p= 0,025).
Los resultados del presente estudio muestran cómo determinados factores pueden afectar a la esperanza de vida tras un trasplante hepático de personas coinfectadas por VIH y VHC y, además, cómo algunos de ellos afectan de forma diferencial a personas mono- y coinfectadas, como sería el caso del genotipo 1 del VHC.
Aparte de factores relacionados con la persona o aquellos de tipo viral, la experiencia de los profesionales sanitarios implicados en el trasplante y en su posterior manejo también jugaría un papel importante, ya que se mostró capaz de reducir sensiblemente la mortalidad a los cinco años de recibir el nuevo órgano.
Fuente: NATAP
Referencia: Miro JM, Montejo M, Blanes M, et al. Outcome of 215 HCV/HIV-coinfected liver transplant recipients: a prospective multicenter study. CROI 2014. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. March 3-6, 2014. Boston. Abstract 648.
Website National AIDS Treatment Advocacy Project (NATAP):
http://www.natap.org/
Website Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections (CROI 2014):
http://www.croi2014.org/