La mujer es la compañera del hombre, dotada con la misma capacidad mental...Si por fuerza se entiende poder moral, entonces la mujer es infinitamente superior al hombre...Si la no violencia es la ley de nuestro ser, el futuro está con las mujeres...Mahatma Gandhi.
El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) es una fecha que celebran los grupos femeninos en todo el mundo.
Esa fecha se conmemora también en las Naciones Unidas y es fiesta nacional en muchos países.
Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día, pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.
El Día Internacional de la Mujer se refiere a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre.
En la antigua Grecia, Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra; en la Revolución Francesa, las parisienses que pedían "libertad, igualdad y fraternidad" marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino.
La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, que fue, en el mundo industrializado, un período de expansión y turbulencia, crecimiento fulgurante de la población e ideologías radicales.
Cronología:
1909: De conformidad con una declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos de América el día 28 de febrero se celebró en todos los Estados Unidos el primer Día Nacional de la Mujer, que éstas siguieron celebrando el último domingo de febrero hasta 1913.
1910: La Internacional Socialista, reunida en Copenhague, proclamó el Día de la Mujer, de carácter internacional como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer y para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal.
La propuesta fue aprobada unánimemente por la conferencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, entre ellas las tres primeras mujeres elegidas para el parlamento finés. No se estableció una fecha fija para la celebración.
1911: Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez (el 19 de marzo) en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de 1 millón de mujeres y hombres.
Además del derecho de voto y de ocupar cargos públicos, exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Menos de una semana después, el 25 de marzo, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes italianas y judías, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York.
Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.
1913 a 1914: En el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la primera guerra mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913.
En el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres.
1917: Como reacción ante los 2 millones de soldados rusos muertos en la guerra, las mujeres rusas escogieron de nuevo el último domingo de febrero para declararse en huelga en demanda de "pan y paz".
Los dirigentes políticos criticaron la oportunidad de la huelga, pero las mujeres la hicieron de todos modos.
El resto es historia: cuatro días después el Zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto.
Ese histórico domingo fue el 23 de febrero, según el calendario juliano utilizado entonces en Rusia o el 8 de marzo, según el calendario gregoriano utilizado en otros países.
Desde esos primeros años, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las mujeres de los países desarrollados y en desarrollo.
El creciente movimiento internacional de la mujer, reforzado por las Naciones Unidas mediante cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, ha contribuido a que la conmemoración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica.
El Día Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos de la mujer.
En este Día Internacional de la Mujer resaltamos la importancia de alcanzar la igualdad de las mujeres y las niñas, no simplemente por tratarse de una cuestión de justicia y derechos humanos fundamentales, sino porque de ese logro depende el progreso en muchas otras esferas.
Los países en los que hay más igualdad de género experimentan un mayor crecimiento económico.
Las empresas que cuentan con más líderes mujeres logran mejores rendimientos.
Los acuerdos de paz que incluyen a las mujeres son más duraderos.
Los parlamentos en los que hay más mujeres aprueban más leyes sobre cuestiones sociales clave como la salud, la educación, la lucha contra la discriminación y la manutención de los niños.
Las pruebas no dejan lugar a dudas: la igualdad de la mujer supone progresos para todos.
Esta verdad sencilla debe ser un elemento central de nuestra labor para acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio antes de que venza el plazo el próximo año y elaborar la agenda para después de 2015.
Se han conseguido logros importantes en el acceso de las niñas a la educación primaria y en la representación política de las mujeres.
Pero los progresos realizados siguen siendo demasiado lentos y desiguales.
Una niña que nazca hoy seguirá enfrentando desigualdad y discriminación, sin importar el lugar del mundo donde viva su madre.
Tenemos la obligación común de asegurar que pueda ejercer su derecho a vivir libre de la violencia que afecta a una de cada tres mujeres en todo el mundo; a recibir igual remuneración por trabajo igual; a no sufrir una discriminación que le impida participar en la economía; a opinar, en pie de igualdad, sobre las decisiones que afectan su vida; y a decidir si tendrá hijos o no y cuántos tendrá y en qué momento.
Envío un mensaje a cada niña que nazca hoy, y a cada mujer y niña del planeta: el ejercicio de los derechos humanos y la igualdad no es un sueño, es un deber de los gobiernos, de las Naciones Unidas y de todos los seres humanos.
Envío también un mensaje a los hombres y los niños, mis congéneres: cumplan su función.
Todos nos beneficiamos cuando las mujeres y las niñas —nuestras madres, hermanas, amigas y colegas— llegan a realizar todo su potencial.
Trabajemos juntos en pro de los derechos, el empoderamiento y la igualdad de las mujeres, a la par que nos esforzamos por erradicar la pobreza y promover el desarrollo sostenible.
¡La igualdad de las mujeres supone el progreso de todos!
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