A 30 años del inicio mundial de la epidemia del virus
de inmunodeficiencia humana (VIH) y el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (sida), numerosos han sido los
esfuerzos por encontrar tratamientos cada vez mejores,
brindar atención adecuada a las personas que enfrentan estos
padecimientos para incrementar su calidad de vida y desarrollar
una vacuna capaz de evitar nuevas infecciones.
De todo el cúmulo de esfuerzos, la prevención sigue siendo una de
las principales herramientas al alcance para reducir el impacto que
la pandemia tiene todavía a nivel internacional, regional, nacional
y local.
Durante este extenso periodo se han revisado, ajustado y
mejorado las herramientas con las que se llevan a cabo las acciones
preventivas, en la medida en que se dispone de nuevas tecnologías
y recursos para identificar aquellas acciones, iniciativas, proyectos
y programas que han logrado mayores y mejores resultados.
En México, uno de los sectores más involucrados en las acciones
de prevención del VIH y el sida ha sido el de las Organizaciones
de la Sociedad Civil (OSC), las cuales han aportado su talento
y compromiso para crear, adaptar o mejorar estrategias e
iniciativas diversas.
Las OSC han retomado incluso las experiencias
surgidas en contextos internacionales como respuesta al VIH, y
en los años recientes, apoyadas por agencias de cooperación
y financiadoras internacionales, recursos públicos del Centro
Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida (Censida),
el sector académico y de investigación, han ido ajustando y redireccionando
dichas estrategias para llegar a iniciativas más
confiables para la promoción de la salud y la prevención del VIH
y el sida, estando algunas de ellas respaldadas por procesos de
monitoreo y evaluación.
La Guía está organizada en tres módulos.
El Módulo I, denominado “Encuadre”, aborda el marco normativo
de prevención del VIH y el sida en México, los documentos
internacionales de los que se desprende la propuesta de
prevención que la Guía sustenta, la metodología utilizada para
su elaboración y los sectores a los que está dirigido su uso y
consulta.
El Módulo II, “Evidencias para la acción”, ofrece un panorama
epidemiológico internacional y nacional del VIH y el sida; se
describen las principales poblaciones a las que se recomienda
dirigir las acciones de prevención, así como los principales
conceptos, principios y enfoques a tomar en cuenta al momento
de planear, poner en marcha y analizar las alternativas de
acción para la prevención del virus.
El Módulo III, titulado “Principales acciones de prevención del
VIH”, describe a profundidad los enfoques de prevención
combinada y el continuo de la detección-atención; incluye
diagramas con las principales acciones a desarrollar o tomar
en cuenta en cada uno; concluye con un apartado que ofrece
recursos prácticos, con una recapitulación de guías y manuales
nacionales e internacionales relacionados con la prevención del
VIH; ofrece, igualmente, estrategias e iniciativas agrupadas en
tres categorías: estrategias evaluadas, prácticas promisorias y
estrategias genéricas.
La Guía concluye con un apartado que subraya la relevancia de
la articulación en la respuesta nacional, buscando reflexionar
sobre la importancia del trabajo multi e intersectorial para
poner en marcha las acciones e iniciativas de promoción de la
salud y prevención del VIH que ella misma describe.
Es importante resaltar que la Guía, elaborada por un
equipo multidisciplinario integrado por miembros de OSC,
profesionales del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y
un representante de las agencias de cooperación internacional,
ha sido sometida a distintos procesos de consulta, validación
y piloteo, en los cuales participaron más de 90 personas
involucradas en diferentes instancias de la respuesta nacional
al VIH, destacando el sector salud –incluyendo a personal de
los Centros Ambulatorios de Prevención y Atención en sida
e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits), Programas
Estatales de Prevención y Control del VIH y sida, Centros
Nacionales, entre ellos el Censida, y algunos institutos de
seguridad social; el sector educativo, con un representante
de la Secretaria de Educación Pública (SEP), organismos de derechos humanos, OSC y agencias de cooperación internacional.
La colaboración, sugerencias y recomendaciones de todos ellos
fueron determinantes para que la Guía se fuera ajustando hasta
llegar a la versión que ahora ofrecemos.
Evidentemente, la Guía tendrá que seguir un proceso adicional
de adaptación y actualización, una vez revisada y aplicada por
un grupo más amplio de personas adscritas a los sectores
involucrados en la respuesta nacional.
Mientras eso ocurre,
podrá brindar pautas más claras y organizadas de lo que es
recomendable llevar a cabo para mejorar los resultados de las
acciones e iniciativas de promoción de la salud y prevención del
VIH y el sida en México.
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