Los biomarcadores intestinales se verían consistentemente alterados desde el momento de la infección.
Según los resultados de un estudio presentado en la XXII edición de la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), recientemente celebrada en Seattle (EE UU), el daño intestinal y las alteraciones inflamatorias producidas por el VIH comenzarían de forma casi inmediata tras el momento de la infección, y ni siquiera la instauración precoz del tratamiento antirretroviral permitiría recuperar los niveles fisiológicos previos.
El estudio analizó en qué forma el comienzo del tratamiento antirretroviral durante la fase de infección aguda afectaba a los distintos biomarcadores de daño intestinal, inflamación y coagulación utilizados como indicadores de morbilidad y mortalidad durante la fase de infección crónica.
El inicio precoz del tratamiento se ha relacionado con una menor morbilidad posterior de distintas enfermedades.
El análisis contó con la participación de 78 personas diagnosticadas durante la fase de infección aguda de VIH y que iniciaron su tratamiento antirretroviral en menos de cinco días.
La cohorte se estableció con personas que solicitaron la realización de una prueba de VIH en Bangkok (Tailandia), y en su mayoría se trataron de hombres que practican sexo con otros hombres (HSH). Más del 90% eran varones, y la mediana de la edad fue de 28 años.
Se utilizó un grupo control de 109 personas sin VIH ajustado por edad, aunque con mayor proporción de mujeres (23%) que en el grupo a estudio.
El recuento mediano de CD4 al comienzo del estudio fue de 384 células/mm3 (con un rango de 293 a 525) y la mediana de la carga viral fue de 5,6 log10 copias/mL.
A partir de la realización de pruebas de detección por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA, en sus siglas en inglés), y utilizando el sistema de clasificación de Ananworanich, se diagnosticó a 20 personas durante la fase 1 de la infección (resultado positivo de ARN de VIH, una mediana de 12 días tras la exposición), a 15 personas durante la fase 2 (resultado positivo de antígeno p24, una mediana de 16 días) y a 43 personas durante la fase 3 (resultado positivo de anticuerpos de VIH, una mediana de 18 días).
Aproximadamente el 40% comenzó un tratamiento consistente en efavirenz (Sustiva®, también en Atripla®) en combinación con tenofovir/emtricitabina (Truvada®), mientras que algo más de la mitad iniciaron un tratamiento intensivo consistente en estos tres fármacos más maraviroc (Celsentri®) y raltegravir (Isentress®).
Los investigadores valoraron los cambios en los marcadores de translocación bacteriana (indicativos de daño en el intestino que permite la filtración de bacterias entéricas), inflamación, coagulación y fibrosis.
Estos procesos están asociados con un aumento de la morbilidad y mortalidad en las fases crónicas de la infección, pero se desconoce en qué momento comienzan y en qué medida podrían atajarse por un tratamiento precoz.
Se realizaron análisis de plasma a los participantes en el momento del diagnóstico del VIH o en el de su incorporación al estudio, así como en las semanas 2, 12, 24, 36, 48 y 96.
Los biomarcadores de los que se realizó el seguimiento fueron la proteína transportadora de ácidos grasos intestinales (I-FABP, en sus siglas en inglés), ácido hialurónico, dímero D (un marcador de la coagulación), proteína C reactiva (CRP, en sus siglas en inglés, un marcador de la inflamación), la forma soluble del clúster de diferenciación 14 (sCD14, en sus siglas en inglés), un marcador de translocación bacteriana y de activación de monocitos), interleuquina 6 (IL-6) y el receptor de la interleuquina 6 (IL-6R).
Los resultados del estudio mostraron una elevación general del valor de los distintos biomarcadores en el grupo con VIH desde un primer momento, con independencia de la fase en que se hubiera realizado el diagnóstico, elevación que se mantuvo, en términos generales, hasta la semana 96.
Esa elevación no se observó en el grupo control. A partir de la segunda semana se observó una elevación significativa de la I-FABP, indicativo de daño intestinal, y esa elevación se mantuvo aún después de comenzar el tratamiento antirretroviral.
Los niveles de ácido hialurónico fueron también elevados, si bien presentaron mayores fluctuaciones, aunque manteniéndose siempre por encima de los del grupo control. Los niveles de dímero D y de sCD14 aumentaron en un primer momento, pero comenzaron a disminuir a partir de la semana 12.
La CRP se mostró elevada de inicio, con una caída entre la semana 2 y la 12, manteniendo en todo caso niveles por encima de los observados en el grupo control.
La IL-6 mostró un patrón menos consistente, pero en general descendió entre las semanas 24 y 48, al igual que la IL-6R.
Los autores del estudio concluyeron que el aumento de los biomarcadores de daño intestinal, translocación bacteriana, inflamación y fibrosis comenzaría poco después del momento de la infección.
Los valores de I-FABP, consistentemente elevados a pesar del tratamiento precoz con antirretrovirales, sugiere que el daño al epitelio intestinal se produce de forma continuada desde el momento de la infección.
Igualmente señalaron que, si bien el comienzo temprano del tratamiento no evita la inflamación asociada con un aumento de la morbilidad y mortalidad durante la fase crónica de la infección, sí parece producir un incremento menos acentuado, acompañado por una posterior disminución en varios de los biomarcadores observados, en comparación con los valores registrados al iniciar el tratamiento en fases más avanzadas.
Fuente: HivandHepatitis
Referencia: NS Utay, J Ananworanich, S Pinyakorn, et al. Inflammation Persists Despite Early Initiation of ART in Acute HIV Infection. 2015 Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Seattle, February 23-24, 2015. Abstract 47.
Website HivandHepatitis:
Website Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections (CROI 2015):
http://www.croiconference.org/